Los deseos son órdenes

Los deseos son órdenes. Cierto día me invitaron a una fiesta, en la cual conocí a una señora que tenía que hablarle en tono alto, nada raro ya que la música estaba en alto volumen. Todo iba bien hasta que decidimos salir a conversar afuera, lejos del bullicio de la fiesta. Ya afuera empezamos con la conversa, pero con una diferencia, tenía que hablar en voz alta porque ella no me escuchaba bien.

Nada raro aun, tomando en cuenta que salíamos de un lugar que dicho volumen era como para que escuche todo el barrio. El caso resultó más raro aun porque ella no alzaba la voz para hablar, es de suponer que si no escucha bien por la bulla, ella tiene que alzar la voz para que haya equilibrio, pero en ella no era así. Entre preguntas y respuestas, me contó su vida.

Yo pensaba que tenía algún problema con su sistema auditivo, pero no, ya se había hecho todos los exámenes hechos y por haber y no le encontraban nada. Para los especialistas, el caso de dicha amiga sólo era uno más de capricho mental, algo que no les competía a ellos, por lo tanto la mandaron a psicólogos y después a psiquiatras y nada que ver.Los deseos son órdenes

Entonces pensé que ese caso es para mí, sin más que más le dije que yo podía ayudarla y sin esperar más empecé a buscar el porqué de su falta de audición. Hay un proceso que se llama «Línea de tiempo» en Programación Neurolingüística, es una especie de examen interno, en el cual está basado en un estudio de su memoria mientras retrocede en tiempo.

Los deseos son órdenes

Para este proceso no necesita estar hipnotizada, simplemente concentrada y en trance. El caso es que cuando entró en trance empezó a recordar cómo fue torturada mentalmente por su ex esposo. El sistema que el utilizaba era sólo con palabras, como ella es auditiva, todo le llegaba con sentimiento y todo, hasta que un día cansada del martirio dijo ¡Basta!

Y con unos gritos dijo ¡Ya no te voy a escuchar más! Y que creen que pasó, pues eso mismo fue, su sistema auditivo bajó un 75% del normal, ahora con tantas idas a los especialistas, lograron subirle un 25% pero nada más, claro que nunca supieron cuál fue el detonante, no los culpo porque no es fácil lograr llegar al punto de partida.

Aunque no lo crean, cuando le dije que yo podía hacer que regrese su sistema auditivo, ella me miró y ¿Cómo lo vas hacer? Me preguntó, pues simple le dije, hay que regresar en la línea del tiempo y justo cuando te encuentras acorralada y le gritas yo hago los cambios sensitivos contigo, pero para mi sorpresa, ella no quería quitarse esa sensación de cuando le gritó, porque para ella fue como la libertad.

Por más que intenté, no quiso. Los sentimientos de muerte hacia él son supremos. Los deseos son órdenes que se cumplen y ella le desea lo peor y no quiere perder eso. Es algo como pagar un justo precio por algo que va hacer y lo paga con gusto, aunque sufra. Entonces para la próxima, cuando vayan a pedir algo, recuerden que los deseos son órdenes.

¿Qué hace que los deseos se cumplan?

Los deseos son una fuerza poderosa en la vida humana; son las aspiraciones que impulsan a las personas a actuar, esforzarse y, en muchos casos, a cambiar. Pero la cuestión de cómo y por qué algunos deseos se cumplen mientras otros no es compleja y abarca aspectos tanto internos como externos.

Los deseos no solo se limitan a un pensamiento, sino que llevan consigo una intención profunda que puede o no estar alineada con nuestras acciones, nuestro contexto y la energía que ponemos en ellos. Aunque muchas veces se habla de la “ley de la atracción” o de la idea de que «el universo conspira para cumplir los deseos», el proceso de hacer realidad un deseo tiene que ver con factores personales, psicológicos y prácticos que van mucho más allá del simple acto de quererlo.

Para comprender por qué algunos deseos se cumplen, es importante primero reconocer que no todos los deseos tienen la misma fuerza ni la misma naturaleza. Un deseo que realmente se quiere lograr tiende a originarse en una motivación genuina, una especie de necesidad interna de cambio o de logro que impulsa a la persona a trabajar en ello constantemente.

Este deseo no se queda en una idea pasajera, sino que se convierte en algo que mueve a la acción. La intención es uno de los factores cruciales en el cumplimiento de los deseos: cuando un deseo se combina con una intención clara y con un plan de acción coherente, las probabilidades de que se haga realidad aumentan considerablemente.

Además, los deseos pueden estar influenciados por creencias limitantes y patrones de pensamiento. Si una persona desea algo pero, a nivel inconsciente, tiene dudas o pensamientos negativos sobre su capacidad para lograrlo, puede sabotear sus propias posibilidades de éxito sin darse cuenta.

Las verdaderas motivaciones

A veces, los deseos que surgen de inseguridades o de comparaciones con otros no tienen la misma fuerza para cumplirse que aquellos que están basados en motivaciones auténticas. Cambiar estos patrones de pensamiento y adquirir una mentalidad que fortalezca la confianza y el optimismo puede ayudar a aumentar la alineación entre lo que se quiere y lo que se hace para alcanzarlo.

Otro elemento clave en el cumplimiento de los deseos es la acción. Tener un deseo y visualizarlo claramente es un primer paso, pero sin la acción correspondiente, es poco probable que se logre. La acción es la manifestación concreta del deseo en el mundo real; es el puente entre la idea y la realidad.

Muchas personas que logran cumplir sus deseos no solo los mantienen en su mente, sino que también desarrollan un plan y trabajan en él día a día. La perseverancia y la disciplina son fundamentales en este proceso, pues rara vez un deseo se cumple de manera instantánea.

Aquellos que logran materializar sus deseos suelen tener una mentalidad orientada a objetivos y son capaces de hacer sacrificios, enfrentar fracasos y adaptarse al cambio en su camino hacia la meta. En este sentido, el deseo no es un fin en sí mismo, sino un motivador que impulsa a la persona a cambiar activamente su realidad.

Los deseos también pueden cumplirse cuando están alineados con las circunstancias y el entorno. En algunos casos, el contexto social, económico y cultural puede facilitar o dificultar la realización de ciertos deseos.

A veces, el entorno influye de tal manera que, sin un cambio en la situación externa, ciertos deseos son difíciles de cumplir. Por ejemplo, alguien que desee ser un artista reconocido puede necesitar acceso a ciertos recursos, contactos y experiencias que faciliten su camino.

Aprender a superar la creatividad

En estos casos, las circunstancias pueden actuar como un catalizador para que el deseo se cumpla, pero también pueden presentar barreras que la persona debe aprender a superar o a manejar con creatividad.

La influencia del inconsciente también juega un rol esencial en la realización de los deseos. Muchas veces, las personas no son completamente conscientes de sus deseos profundos, aquellos que realmente los motivan, y en cambio enfocan su energía en deseos superficiales o transitorios que no resuenan con su ser más auténtico.

Esto puede generar una desconexión entre lo que se piensa querer y lo que realmente se desea en un nivel más profundo. Trabajar en la autoconciencia, a través de prácticas como la meditación, la reflexión personal y el autoconocimiento, puede ayudar a clarificar los deseos reales, aquellos que tienen un poder transformador porque surgen desde la esencia misma de la persona.

Ahora, surge la pregunta: ¿Es posible cambiar el destino solo con desearlo? Esta cuestión depende en gran medida de cómo se interprete el concepto de destino. Si consideramos el destino como algo fijo e inamovible, entonces la respuesta podría ser negativa.

Sin embargo, si vemos el destino como un conjunto de posibilidades influenciadas por nuestras elecciones, acciones y circunstancias, entonces desear un cambio puede ser un paso hacia la creación de una nueva realidad.

Cambiar el destino no es solo un acto de deseo, sino de acción deliberada y consciente. Las personas que transforman su vida no solo desean el cambio, sino que también trabajan activamente para materializarlo, adaptándose y enfrentando los desafíos que surgen en el camino.

¿Se puede cambiar el destino?

En muchos casos, el cambio de destino no es algo inmediato ni fácil, y puede requerir esfuerzo constante, disciplina y una mentalidad resiliente. La idea de que simplemente “deseando” algo se cambia el destino es una visión simplista; el deseo debe ir acompañado de una serie de pasos, de persistencia y de la habilidad para adaptarse.

El deseo puede actuar como un motor de cambio, pero necesita de la fuerza de voluntad, de la acción y de una conexión sincera con el propósito personal para que sea efectivo. La vida está llena de incertidumbre, y es inevitable que algunas cosas escapen de nuestro control, pero esto no significa que el destino esté completamente fuera de nuestro alcance.

Las decisiones conscientes, las acciones enfocadas y la determinación son factores que nos permiten, en gran medida, dirigir nuestra vida hacia un rumbo deseado. Además, es fundamental reconocer la importancia de la paciencia y la aceptación.

Aunque un deseo pueda surgir con mucha intensidad, el tiempo y el proceso son elementos esenciales. No todos los deseos se cumplen de inmediato, ni todos los cambios de destino son visibles a corto plazo.

Algunas veces, los deseos se cumplen de maneras inesperadas, y la vida toma giros que desafían las expectativas originales. En estos casos, es importante mantenerse abierto a las posibilidades y aprender a aceptar los resultados que, aunque diferentes de lo esperado, pueden traer lecciones y oportunidades de crecimiento.

Cambiar el destino no siempre significa alcanzar exactamente lo que se imaginó, sino encontrar un camino que lleve a una realización profunda y a un sentido de plenitud. Por último, es importante recordar que algunos deseos pueden no cumplirse, y esto también es parte del proceso de la vida.

En resumen

No todos los deseos son para bien, y a veces el hecho de que no se cumplan puede llevar a descubrimientos inesperados o a desarrollos internos que no habrían surgido de otra manera. La capacidad de aceptar tanto los deseos cumplidos como los no cumplidos es parte de una visión madura de la vida y del proceso de crecimiento personal.

La idea de que solo desear algo puede cambiar el destino es atractiva, pero es una simplificación de un proceso mucho más complejo. El deseo es un punto de partida, una chispa que puede inspirar cambios, pero la realización de los deseos y la transformación del destino dependen de muchos factores, entre ellos la acción, el autoconocimiento, la perseverancia y la capacidad de aceptar la vida tal como se presenta.

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