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Los errores son experiencias. Quién creería que los errores son experiencias por lo tanto significa que no ha sabido hacer lo que intentó hacer, en pocas palabras «No sabe que no sabe». Para muchos la experiencia es sinónimo de jerarquía o calidad, ahora si lo vemos desde otro punto que en este caso viene a ser un contrario punto de vista.
Como ya dije en otro artículo el contrario punto de vista es sólo otra manera de ver las cosas pero en bien, entonces si alguien me dice a voz en pecho que tiene mucha experiencia entiendo que ha cometido muchos errores.
Por lo tanto ¿Cómo podré saber si esta vez va a acertar en el problema o decisión que tenga que tomar? Ahora ¿Si les parece lógico verdad? En este caso no me cansaré de decir que si alguien quiere hacer algo que no sabe, es mejor consultar.
Esto lo deben hacer antes que dar rienda suelta a su imaginación, cuando no tiene bases con qué hacerla. Es mejor hacer la consulta en la fuente y eso quiere decir que pregunten al que sabe.
Los errores son experiencias
Con la información requerida usted ya tiene una base en que sostenerse y sólo así puede darle rienda suelta a su imaginación de ¿Para qué? ¿Por qué? Y ¿Cómo…..? Cuando alguien solicita un empleado y por tal se acercan cientos, entonces todos entran a la entrevista y la pregunta del millón es ¿Cuánta experiencia tiene?
Con esa pregunta que hacen por lógica que van a recibir la respuesta correcta y esa es «Si y mucha» posiblemente le digan que años, ahora las personas que se encargan de la entrevista, brincan felices porque tienen a alguien que «Supuestamente sabe lo que va a hacer» y no se dan cuenta que toda empresa tiene sus procesos muy diferentes de los demás.
Entonces por la misma razón cómo le puede servir la «Experiencia» que tiene en un proceso diferente. Por otro lado si está en mi función de entrevistar y me dicen que tienen mucha experiencia, simplemente no lo admito en la empresa.
Ahora me dirán ¿Por qué no lo admitiría si tiene la experiencia? Pues porque su respuesta me dice que se ha equivocado mucho. Pienso que la respuesta idónea sería «No tengo la experiencia porque no me he equivocado, es decir, se lo que tengo que hacer».
Aunque no me convenza lo que me ha dicho, pero me impulsa a que lo lleve a que me compruebe si es verdad que sabe lo que va a hacer. En todo caso se gana una observación buena de mi parte por su arrojo.
Ahora, en mi experiencia personal, he cometido muchos errores imperdonables y eso me da para decir que tengo experiencias pero, dichas experiencias me dicen que «NO DEBO HACER» y no lo que debo hacer, es decir me enseñaron a que me equivoqué pero no me enseñó cómo debía hacerlo.
¿En que se basa la frase, «No sabe que no sabe»?
La frase “No sabe que no sabe” se utiliza para describir un estado de ignorancia inconsciente. Este estado es el primero de los cuatro niveles de competencia en el aprendizaje humano, un modelo ampliamente usado en pedagogía y desarrollo personal.
La frase significa que una persona desconoce tanto un tema que ni siquiera sabe que existe algo que desconoce. En este nivel de conocimiento, la persona no es consciente de sus propias limitaciones, lo que puede hacer que subestime la complejidad de ciertas tareas o temas.
Es un estado en el que la ignorancia es tan profunda que el individuo no puede concebir las preguntas necesarias para empezar a aprender. Este concepto tiene raíces en la teoría de la competencia inconsciente, que describe cómo las personas pasan de la ignorancia total sobre un tema o habilidad a la maestría completa.
En el nivel de “No sabe que no sabe,” se produce una falta de autoconciencia sobre la falta de conocimiento. Es como un “punto ciego” mental: la persona no tiene una base desde la cual evaluar su falta de conocimiento, por lo que simplemente desconoce su propia ignorancia.
Por ejemplo, alguien que nunca ha aprendido a nadar podría no ser consciente de los peligros asociados al agua profunda hasta que se encuentre en una situación riesgosa. Es decir, al no saber nada de natación, no puede anticipar el riesgo ni entender las habilidades necesarias para mantenerse seguro en el agua.
El proceso de aprendizaje implica avanzar a través de varios niveles de conocimiento. El segundo nivel, “sabe que no sabe,” representa la toma de conciencia sobre la falta de conocimiento. Aquí, la persona reconoce su ignorancia y puede empezar a aprender activamente.
En el punto positivo de no saber
La frase “No sabe que no sabe” refleja la importancia de dar el primer paso para entender lo que no se sabe, pues esta conciencia es el punto de partida hacia el aprendizaje y la mejora. Ahora bien, en el proceso de aprender y mejorar, los errores juegan un papel fundamental y se consideran una forma válida de experiencia.
Esto se debe a que los errores nos brindan información valiosa sobre nuestras limitaciones y las áreas en las que necesitamos mejorar. En lugar de ver los errores como fallas, pueden ser entendidos como oportunidades de aprendizaje.
La experiencia generada a partir de los errores es sumamente enriquecedora, ya que cada equivocación nos ofrece retroalimentación sobre lo que no funciona y nos orienta hacia cómo hacerlo mejor en el futuro.
La razón por la que los errores se consideran experiencia válida radica en la naturaleza misma del aprendizaje. Cuando cometemos errores, nuestro cerebro evalúa la acción y, al obtener resultados no deseados, busca maneras de modificarla para alcanzar un mejor resultado en futuras ocasiones.
Este proceso es parte de lo que se conoce como “aprendizaje por refuerzo.” Los errores generan experiencias negativas, como el fracaso o la incomodidad, que nos impulsan a evitar el mismo camino la próxima vez y nos motivan a intentar otras estrategias.
Los errores son tan válidos como cualquier otro tipo de experiencia porque nos brindan conocimiento práctico y nos permiten poner en perspectiva nuestro nivel real de habilidad o conocimiento. No es lo mismo leer acerca de cómo realizar una tarea que intentar llevarla a cabo y descubrir las dificultades reales en el proceso.
La experiencia es buena solo si lo hizo bien
La experiencia directa ofrece una comprensión mucho más profunda y auténtica. Además, nos ayuda a desarrollar resiliencia, es decir, la capacidad de sobreponernos a la adversidad y aprender de los fracasos en lugar de sentirnos derrotados por ellos.
Existen muchos ejemplos de personas exitosas que han cometido errores y que han utilizado esos fracasos como trampolín para su crecimiento. Un caso emblemático es el del científico Thomas Edison, quien probó miles de materiales antes de lograr el filamento adecuado para la bombilla incandescente.
Cada error fue una experiencia válida que le enseñó lo que no funcionaba y, por ende, lo acercó a la solución correcta. En una ocasión, Edison mencionó que no había fracasado, sino que simplemente había encontrado miles de formas que no funcionaban.
Esta perspectiva nos muestra que los errores pueden ser una fuente de información invaluable si los vemos como pasos hacia el éxito. Los errores también nos permiten desarrollar una habilidad conocida como metacognición, que es la capacidad de reflexionar sobre nuestro propio pensamiento.
Cuando cometemos un error y analizamos las razones que nos llevaron a él, estamos fortaleciendo nuestra capacidad de autoevaluación. Esta habilidad es crucial, ya que nos permite ajustar nuestro enfoque y corregir el rumbo antes de cometer errores mayores.
La metacognición también nos ayuda a ser más humildes y abiertos a la retroalimentación, lo cual es fundamental para el crecimiento personal y profesional. En el ámbito laboral y en la vida cotidiana, los errores fomentan la adaptabilidad y la flexibilidad.
¿Los errores pueden enseñar?
En un mundo en constante cambio, la capacidad de adaptarse a nuevas circunstancias es invaluable. Cuando cometemos errores, nos volvemos más hábiles para improvisar y ajustar nuestras estrategias, habilidades que son muy apreciadas en cualquier contexto.
Además, los errores nos enseñan que no siempre tendremos el control de todas las variables y que, en ocasiones, debemos ser flexibles para enfrentar la incertidumbre y encontrar soluciones creativas.
Desde una perspectiva psicológica, los errores también nos ayudan a vencer el miedo al fracaso. Si bien el error puede generar sensaciones de incomodidad o vergüenza, cuanto más los enfrentamos, menos poder tienen sobre nosotros.
Aprender a aceptar los errores como parte del proceso de crecimiento nos libera del miedo a equivocarnos, permitiéndonos explorar nuevas posibilidades sin sentirnos paralizados por el temor a fallar. Esto es especialmente importante en el aprendizaje y desarrollo de habilidades, ya que quienes temen cometer errores suelen limitar sus experiencias y perder oportunidades de crecimiento.
En conclusión
La frase “No sabe que no sabe” describe un estado de ignorancia inconsciente que representa el primer paso en el proceso de aprendizaje. Solo cuando una persona es consciente de su desconocimiento, puede comenzar a aprender activamente.
Los errores, por otro lado, son una parte natural y valiosa de este proceso de aprendizaje, ya que nos ofrecen una retroalimentación que nos ayuda a mejorar. En lugar de verlos como fracasos, los errores deben considerarse experiencias válidas y enriquecedoras que contribuyen a nuestro desarrollo personal y profesional.
Cada error nos brinda información sobre lo que no funciona y nos permite ajustar nuestras estrategias, desarrollando así habilidades como la metacognición, la adaptabilidad y la resiliencia. A través de la práctica y la experiencia, y con una actitud abierta hacia el error, podemos alcanzar una competencia inconsciente en cualquier habilidad, convirtiéndonos en expertos que, finalmente, “no saben que saben.” Así, los errores no son simplemente fallas en el camino, sino escalones que nos acercan al dominio y a la comprensión profunda de nosotros mismos y del mundo que nos rodea.