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Los miedos son reales pero las causas no. Prepárense para lo que viene. Los miedos son reales pero las causas no y esto es bien claro, todos los problemas que llega a tener una persona son ocasionados más por el resultado que por las causas. Ahora, ¿En que radica todo esto? Pues la verdad es que cuando usted llega a tener un problema por el cual le causó una emoción…
Y por tanto queda registrado en su mente lo que pasó por el cual sintió lo peor que podía sentir, incluso llega a sentir cierto temor aunque a veces es un miedo total. Hasta ahí no hay problema porque después de unas horas queda todo tranquilo aunque sólo en apariencia pero, ¿Qué pasaría después de unos días cuando vea algo parecido o se acuerde del ataque verbal o físico?
Lo más sencillo es que vuelva a sentir lo que sintió en esos momentos entonces, ¿Qué es lo que ha pasado? Lo que ha pasado es que su mente saco las imágenes que tenía guardadas en su memoria, para que usted las use y tenga el resultado que se espera como es el que se sienta mal, que desde luego que llegará a sentirse mal. Ahora, ¿Cómo es posible que una persona vuelva a sentir lo que ha pasado en otros momentos?
Si es posible pero en si no es problema porque lo que causó el sentimiento ya no está y sólo lo que queda es un recuerdo, por lo tanto los miedos son reales pero las causas no porque son solo películas que están en su mente, pero en si eso es lo único lamentable porque casi es imposible que una persona sin el conocimiento previo no lo pueda eliminar.
Los miedos son reales
Como dije no es problema al menos para el que lo sabe hacer. ¿Cuántas personas habrá por ahí con problemas en los cuales el único detonante son las películas mentales? Ahora mismo que no es más de unos cuantos minutos en los que salí a caminar un rato, vi una escena de un hombre de unos 86 años que se lamenta de su hijo.
El problema en sí es porque él no logra dejar pasar los problemas que tiene con su hijo el cual es adicto a una droga que no sé cuál, en cambio la esposa que es la madre del mal hijo no tiene esos problemas, más es porque ya no lo ama cómo tal por lo mal que se ha portado, en todo caso los problemas es con el padre que hasta llora por lo que pasa.
Véanlo desde este punto, si lo que pasó fue hace días atrás ¿Por qué vuelve a sentir lo que sintió en los días atrás? Esa es una respuesta sencilla, es porque él tiene una película con efectos especiales en su mente y cuanto más tiempo pase más efectiva será y peor si ese padre ama a su hijo, es terrible la decepción que llegan a sentir.
Hay casos en los cuales las personas que llegan a pasar por estas experiencias simplemente las aplastan, las destruyen o sencillamente las dejan pasar por el cual el resultado es que no sufren por cualquier problema que llegaran a tener, incluso se ríen por los problemas de otros en el cual lo veo muy bien. Piensen muy bien que los problemas más están en cómo vemos el asunto después de lo que pasó, más no en el momento en que pasó por lo tanto, los miedos son reales pero las causas no.
Las películas mentales ¿Cómo se crean?
Las películas mentales son representaciones visuales, auditivas y emocionales que se desarrollan en nuestra mente como escenas de una película. Pueden surgir espontáneamente o ser el resultado de experiencias previas, pensamientos o expectativas sobre el futuro.
Aunque estos “films” mentales pueden evocar cualquier emoción, el miedo es una de las emociones más comunes y poderosas que suele asociarse a estas representaciones. Cuando imaginamos un escenario peligroso, nuestra mente genera una historia completa que activa el cuerpo como si la amenaza fuera real, generando una sensación de peligro inminente.
Las películas mentales se crean a partir de varias funciones cerebrales que se entrelazan para construir escenas, diálogos y ambientes completos en nuestra mente. Algunos de los procesos clave incluyen la memoria, la imaginación, el sistema límbico y la corteza prefrontal.
Las experiencias y recuerdos pasados son la base de nuestras películas mentales. Todo lo que hemos vivido se almacena en nuestro cerebro y puede ser reactivado en cualquier momento, especialmente en situaciones similares.
Por ejemplo, si alguna vez tuvimos una experiencia aterradora en la oscuridad, nuestra mente puede construir una película mental en torno a la oscuridad cada vez que nos encontremos en una situación similar.
La capacidad de imaginar y crear escenarios es fundamental para estas películas mentales. La imaginación toma elementos conocidos y los reorganiza en nuevas configuraciones, generando ideas y escenas que nunca han ocurrido, pero que se sienten reales.
La mente inconsciente y sus efectos de terror
Nuestra mente es capaz de mezclar elementos familiares, como una casa vacía, con otros más terroríficos, como ruidos inexplicables o sombras que se mueven. Este proceso se apoya en el sistema límbico, que es el centro de las emociones en el cerebro y desempeña un papel crucial en las películas mentales.
Cuando imaginamos una situación de peligro, el sistema límbico se activa, generando emociones que intensifican la experiencia. El miedo, en particular, está estrechamente relacionado con la amígdala, una parte del sistema límbico que se activa cuando percibimos o imaginamos amenazas.
La corteza prefrontal, por su parte, organiza la secuencia de los pensamientos y escenarios, permitiendo que una idea evolucione hasta volverse una historia detallada en nuestra mente. El miedo es una emoción compleja que puede desencadenarse por distintos factores, muchos de los cuales son específicos para cada individuo.
Sin embargo, hay elementos comunes que suelen estar presentes en las películas mentales que causan miedo. La incertidumbre sobre lo que va a suceder es una de las mayores causas de miedo en nuestras películas mentales.
El cerebro humano tiende a llenar los vacíos de información con escenarios negativos como una forma de preparación ante el peligro. Por ejemplo, si escuchamos un ruido desconocido en la oscuridad, nuestra mente puede crear una película en la que somos atacados, precisamente porque no sabemos qué causa el ruido.
Las experiencias que nos causaron miedo en el pasado, especialmente en la infancia, son poderosos desencadenantes de temor en las películas mentales. Nuestra mente guarda estos recuerdos y los puede traer al presente, intensificando la película mental.
Las experiencias emocionales crean actitud de miedo
Una experiencia traumática con un perro agresivo podría llevar a una persona a imaginar constantemente ataques caninos, incluso en lugares seguros. Algunas personas tienen una tendencia a imaginar escenarios negativos como una forma de prepararse para lo peor, lo que se conoce como rumiación negativa.
Este patrón mental predispone a la creación de películas mentales que generan miedo, ya que la mente se acostumbra a ver el futuro desde un ángulo pesimista y catastrófico. Los estímulos del entorno, como sonidos extraños o situaciones desconocidas, pueden servir de desencadenantes para nuestras películas mentales.
Una situación aparentemente tranquila, como estar solo en casa de noche, puede activar una película mental de miedo debido a los estímulos que percibimos, como una sombra o un crujido en el piso.
La mente humana no siempre distingue claramente entre lo imaginado y lo real, especialmente cuando nuestras emociones están involucradas. Cuando imaginamos un peligro, el cuerpo responde como si fuera real.
La amígdala envía señales que aumentan el ritmo cardíaco, la respiración y la tensión muscular, preparándonos para “huir o luchar”. Esta respuesta física intensifica la sensación de que la película mental es real, haciendo que el miedo se sienta tangible.
Cuando estamos asustados, nuestra atención se enfoca en posibles amenazas, lo que incrementa la intensidad de las imágenes mentales. Esto se debe a que el cerebro dedica todos sus recursos a analizar el entorno y descartar posibles peligros. Así, cualquier pequeño estímulo en el ambiente se interpreta como una señal de amenaza.
El sesgo de confirmación emocional
Si creemos que algo es peligroso, tendemos a buscar evidencias que confirmen esta creencia. Esto se llama sesgo de confirmación, y en las películas mentales de miedo, este sesgo lleva a que imaginemos detalles que refuercen nuestro temor.
Por ejemplo, si alguien teme a los espíritus, cada sombra o ruido puede ser interpretado como una confirmación de su presencia, intensificando el terror. Aunque es natural que nuestra mente produzca películas mentales, es posible reducir su impacto sobre nuestras emociones.
Algunas técnicas para manejar el miedo incluyen la práctica de la meditación, la desensibilización sistemática y el cambio de foco. La meditación ayuda a calmar la mente, reduciendo la frecuencia e intensidad de las películas mentales.
Al meditar, aprendemos a observar nuestros pensamientos sin reaccionar automáticamente a ellos, lo cual disminuye el poder que tienen sobre nuestras emociones. La desensibilización sistemática es una técnica utilizada en psicología que consiste en exponerse gradualmente a las imágenes que generan miedo, pero en un entorno seguro.
Con el tiempo, la mente aprende que estos pensamientos no representan una amenaza real y disminuye su impacto. Cambiar nuestro foco de atención cuando surgen películas mentales aterradoras puede ayudar a reducir su intensidad.
Por ejemplo, podemos enfocar nuestra mente en algo positivo, como un recuerdo feliz o una tarea que requiera nuestra atención inmediata. Las películas mentales son una manifestación poderosa de la creatividad de nuestra mente, que puede tanto ayudarnos a prepararnos para enfrentar peligros como generarnos miedo innecesario.
En resumen
Estas películas se crean a partir de nuestras experiencias, imaginación y estímulos externos, siendo el miedo una de las emociones más comunes en estos escenarios. Aunque no siempre podemos evitar que surjan, sí podemos aprender a gestionarlas, entendiendo cómo funcionan y tomando control sobre nuestra atención y reacciones. Al reconocer estos procesos, podemos reducir el impacto del miedo en nuestra vida diaria y aprovechar la creatividad de nuestra mente de manera más positiva.