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Los zapatos de otro. Hay momentos en que algunas personas dan testimonio de algo que alguien debió hacer, sin que esa persona estuviera en el lugar, y lo peor del caso es que ni siquiera ha sentido lo que la otra persona sintió, para que aquella hiciera lo que hizo.
A esto es que se llama estar en el lugar propio o en sus zapatos y no en los zapatos de otro. A muchas personas les gusta ser juez y parte a la vez pero no han participado de nada, simplemente lo que hacen es crear una historia a su manera.
Claro que con datos verídicos como es los nombres y posiblemente lugares, pero los acontecimientos apenas se han enterado. Por lo tanto cómo se atribuyen autoridad, le añaden las partes que forman la alegoría de la historia y el resultado es que la otra persona es un tonto.
Los señalamientos van de todos los colores y formas ya que en unas tú eres el culpable y en otras eres la víctima, así como también puedes llegar a ser el sabido, cuentero pero nadie para esa clase de personas tú puedes ser una persona justa, natural y peor que lo que tú has hecho tenga su sentido de la realidad.
Es normal ver esto en clase de personas de baja autoestima incluso, hay casos en que intervienen gente de escasos recursos económicos pero no quiere decir que solo los pobres actúan así, he visto y escuchado los comentarios críticos de personas que lo que hacen es hacer daño por el tipo de palabras que usan incluso más por la forma en que lo dicen.
Nadie pregunta las razones de una acción
Cierto día, iba una señora caminando por una vereda con actitud pensativa y no faltó por ahí alguien que dijo «Mírala como camina es fijo que ya le pusieron los cuernos y no sabe que hacer» por ahí alguien dijo «No estás loco, lo que pasa es que el marido se fue con otra porque esa señora es imposible» en total hicieron algunas conjeturas sobre dicha señora.
En este caso todos dieron su dictamen perverso pero de la parte de ellos y nadie se le ocurrió que posiblemente uno de los dos tenga una razón viable, para tener que tomar una decisión de separarse y no como lo dijeron, ¿Acaso alguien no se preocuparía si su pareja decide irse por alguna razón? Por lo tanto no puede ser digno de habladurías.
Antes de dar un comentario si es que es totalmente necesario sobre una acción que alguien ejecutó, primero deben ponerse en los zapatos de otro y solo así para saber si sienten los mismo que sintió aquel que tomó su decisión. Por lo general casi a nadie le agradaría estar en el lugar ajeno.
¿Qué es ser juez y parte a la vez?
Ser «juez y parte a la vez» es una expresión que se utiliza para describir una situación en la que una persona o entidad tiene la responsabilidad de tomar decisiones sobre un conflicto o asunto en el que también tiene un interés personal o está involucrada directamente.
Este concepto plantea un conflicto de interés, ya que la imparcialidad y la objetividad necesarias para emitir un juicio justo se ven comprometidas. En el ámbito legal, ser juez y parte a la vez sería inaceptable.
Un juez debe ser imparcial y tomar decisiones basadas únicamente en la ley y los hechos del caso. Si un juez tiene un interés personal en el resultado de un caso, su capacidad para juzgar de manera justa queda en entredicho.
En el mundo empresarial o político, este concepto puede manifestarse cuando alguien que tiene autoridad en la toma de decisiones también se beneficia personalmente de esas decisiones.
Por ejemplo, un directivo de una empresa que participa en la evaluación de contratos donde su familia tiene intereses económicos estaría en una posición de juez y parte, lo que podría llevar a decisiones sesgadas.
En mediaciones o negociaciones, si una de las partes asume un papel de mediador o juez, su imparcialidad puede ser cuestionada. Esto puede afectar la confianza entre las partes y dificultar la resolución justa del conflicto.
Consecuencias
El hecho de ser juez y parte a la vez puede llevar a varias consecuencias negativas. Las partes involucradas pueden sentir que no se les está tratando de manera justa, lo que puede erosionar la confianza en el proceso de toma de decisiones.
Las decisiones pueden inclinarse a favor del interés personal, en detrimento de la equidad y la justicia. Tanto la persona involucrada como la entidad que representa pueden sufrir daños en su reputación si se percibe que han actuado de manera poco ética o parcial.
Ser juez y parte a la vez implica una falta de separación entre el papel de quien toma decisiones y su interés en el resultado de esas decisiones. Esto no solo plantea cuestiones éticas y de imparcialidad, sino que también puede afectar negativamente la percepción de justicia en diversas situaciones, desde el sistema judicial hasta el ámbito empresarial y político. La prevención de tales situaciones es esencial para mantener la integridad y la confianza en cualquier proceso de toma de decisiones.
Cuando no se está en los zapatos de otro
Decía en párrafos anteriores que esta actitud es cuando una persona tiene baja autoestima pero, exclusivamente de las que tienen tendencia a reflejarse en la persona que están criticando o, simplemente le hacen una observación aunque no constructiva pero si, de la forma en que ellas lo podrían hacer mucho mejor de lo que hizo la persona observada.
Por ahí leí una vez que cuando alguien habla mal de alguien es porque en realidad esta persona es muy importante y especial para la que habló. Lo que pasa es que no lo quiere admitir que ella está muy lejos de ser cómo es la otra persona, por eso viene la envidia y la envidia hace que hable mal de la otra persona.
Ahora, ¿Qué pasa cuando estas palabras no son de envidia sí no de menosprecio por considerarla con poca capacidad? Pues la persona se siente que está por encima de las demás pero no porque sabe que es así, sí no porque en realidad tiene miedo de que le vaya a pasar lo mismo, por tal razón inconscientemente lo que hace es escudarse en las fallas ajenas.
En este caso ¿Cuántas veces a ocurrido, que ciertas personas que han hablado sobre alguien de una acción tomada y en poco tiempo, tuvieron que tomar decisiones desesperadas y de igual errónea para muchos que supieron de ella? Pienso que en la mayoría de las veces y de igual han sentido que las que hablaron no han estado en los zapatos de otro.
La envidia y el menosprecio
La envidia y el menosprecio son emociones y actitudes que pueden surgir en diversas interacciones humanas, afectando tanto las relaciones personales como el bienestar emocional. A continuación, se exploran ambos conceptos, su relación y sus consecuencias.
La envidia es una emoción compleja que se manifiesta cuando una persona desea lo que otra posee, ya sea éxito, felicidad, habilidades, relaciones o bienes materiales. Esta emoción puede surgir en diferentes contextos, como en el ámbito laboral, familiar o social.
La envidia no solo implica el deseo de lo que otros tienen, sino también un sentido de insatisfacción con la propia vida. Ahora, la envidia puede llevar a la hostilidad y a la ruptura de relaciones, ya que las personas envidiosas pueden actuar de manera negativa hacia aquellos a quienes envidian.
La envidia puede alimentar sentimientos de insuficiencia y baja autoestima, lo que puede resultar en una espiral de autocrítica y descontento personal. En algunos casos, la envidia puede llevar a comportamientos perjudiciales, tanto hacia uno mismo como hacia los demás, incluyendo el sabotaje de logros ajenos.
El menosprecio, por otro lado, se refiere a una actitud de desdén o desprecio hacia otra persona o sus logros. Esta actitud puede ser una manifestación de superioridad, donde alguien se siente por encima de otros y considera que su valía es mayor.
El menosprecio puede ser explícito, a través de comentarios o acciones despectivas, o implícito, a través de actitudes de indiferencia. El menosprecio puede causar un daño significativo en las relaciones, creando un ambiente de hostilidad y rechazo.
Las personas que son objeto de menosprecio pueden experimentar una disminución de la autoestima y, en algunos casos, pueden desarrollar sentimientos de envidia hacia quienes los menosprecian.
Falta de empatía
El menosprecio puede llevar a la falta de comprensión y empatía hacia los demás, lo que impide el desarrollo de relaciones saludables y solidarias. La envidia y el menosprecio a menudo se alimentan mutuamente.
Una persona envidiosa puede manifestar su emoción a través del menosprecio, intentando disminuir la valía de lo que la otra persona ha logrado para aliviar su propio dolor emocional.
Por otro lado, el menosprecio puede ser una defensa contra la envidia; al menospreciar a alguien, la persona puede intentar justificar su propia falta de éxito o satisfacción. Tanto la envidia como el menosprecio son emociones y actitudes perjudiciales que pueden afectar no solo a quienes las experimentan, sino también a quienes las rodean.
Reconocer estas emociones y trabajar para abordarlas de manera constructiva es esencial para fomentar relaciones más saludables y un mayor bienestar emocional. En lugar de permitir que la envidia y el menosprecio dicten nuestras interacciones, podemos elegir cultivar la empatía, la gratitud y el apoyo mutuo, lo que enriquecerá nuestras vidas y nuestras relaciones.
Los que ven a todos menos así mismo
Esto es igual al tipo de persona que habla de todos y para esta persona nadie es correcto pero, resulta que esta persona ha estado en muchas empresas y siempre termina saliendo, según los que están desocupados dicen que es porque cada vez que entra en una empresa quiere enseñarle al gerente hacer su trabajo.
Ahora resulta que este señor apenas sabe algo de cuentas y las pruebas son que ni la misma familia que tienen muchas empresas le dan trabajo, por la misma razón que supuestamente nadie sabe hacer el trabajo que le encomiendan.
El caso de él es que tiene tanto miedo de hacer tonterías que piensa que dónde entre a trabajar, lo pueden perjudicar por algo que él no ha hecho y resulta, que él termina pidiendo a gritos que lo boten, en este caso es difícil cuando alguien no está en los zapatos de otro.