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Matar la creatividad es parte de la educación y como sabemos, la educación es base fundamental para el desarrollo del ser humano, ¿Acaso matar la creatividad es matar parte de la educación? Pues la verdad que sí, aunque muchos profesores no se han dado cuenta. Lamentablemente muchos profesores siguen una pauta de las cuales ellos aprendieron.
Antiguamente, en las escuelas se castigaba a los alumnos que no rendían en clases y peor si no llevaban deberes, en buena hora que ahora no es permitido ya que en vez de incentivar al alumno que sea responsable lo único que hacían era asustarlos.
En esos tiempos se utilizaba un método que hasta ahora muchos lo siguen más por traumas adquiridos en sus tiempos de aprendizajes que por que sea un método aconsejable. El sistema que usaban era que uno tenía que aprender exactamente como ellos lo decían, uno no tenía la libertad de innovar o usar la creatividad, porque eso era pecado y penalizado ante las autoridades.
Un estudiante que por error cometía la imprudencia de decir al profesor que se ha equivocado, era lo peor que podía hacer, eso era un atrevimiento. El caso es que los métodos era muy rígidos, como decía, aun muchos profesores llevan ese mismo sistema, al punto que habiendo alumnos brillantes no pueden desarrollar porque sólo los profesores están en lo cierto.
Cómo matar la creatividad
Cuando fui estudiante de escuela y colegio y aun en la universidad pasaba el mismo problema, los profesores se esmeraban por matar la creatividad de los estudiantes. En el colegio nunca aprendí matemáticas y claro que no para ser burro pero pasaba con lo justo, todo porque las clases eran totalmente aburridas ¿Qué si aprendí mientras estudiaba? ¡Nunca!
Eso que nunca fue mi interés ya que la creatividad no la vi pasar por las aulas ¿Entonces nunca aprendí? Claro que sí, pero eso fue cuando yo mismo viendo mi necesidad es que lo hice. Ahora, ¿Cómo llegué a aprender si cuando debía no lo hice?
Pues para poderlo hacer tuve que ser creativo, porque sin creatividad se hace aburrido, es decir, yo inventé una contienda entre dos rivales, uno era el libro y el otro pues yo, ¿Quién es mejor? ¡Pues yo! y fui el ganador porque leí, estudie, aprendí y realicé todos los ejercicios que estaban en el libro que son algunos miles.
Ahora se preguntarán ¿Dónde entra la creatividad en esto? Pues que aprendí a desarrollar otro sistema de resolver las ecuaciones, los cuales le consulté a un profesor de álgebra y él me dijo que eso no se podía, porque tenía que hacerlo como el libro decía y si no es así está mal.
Los profesores universitarios y de rango de matemáticos estaban de acuerdo siempre y cuando el resultado sea el mismo y se pueda explicar el procedimiento que apliqué, eso mismo fue lo que hice y todos contentos.
El caso es que todavía hay profesores que se esmeran en matar la creatividad de los niños, y resulta que es a esa edad en la que se desarrolla el arte creativo o creatividad total, por tal razón sería muy bueno que se enseñe desde muy pequeño.
¿Por qué el sistema educativo exigen que sea como está en el libro?
El sistema educativo, tal como está estructurado en la mayoría de los países, sigue un modelo que pone un fuerte énfasis en el aprendizaje estructurado y en la memorización de conocimientos tal como están presentados en los libros.
Desde temprana edad, los estudiantes son enseñados a seguir un esquema definido, con el objetivo de cumplir con los requisitos de los exámenes y alcanzar los estándares académicos establecidos.
Este modelo de enseñanza está basado en un enfoque donde la transmisión de información es lineal y controlada, y donde el conocimiento se presenta como algo inamovible y predefinido. Los estudiantes aprenden en base a lo que se dicta en los libros, sin mucho espacio para la interpretación personal o para el pensamiento crítico que permita cuestionar o explorar alternativas.
El problema de este sistema, cuando se basa excesivamente en el contenido de los libros y en una enseñanza rígida, es que no fomenta habilidades prácticas ni promueve la creatividad. Los estudiantes se acostumbran a seguir instrucciones precisas, lo que puede volverlos dependientes de un modelo de aprendizaje mecánico, donde el principal objetivo es pasar exámenes en lugar de comprender y aplicar el conocimiento en la vida real.
Este enfoque educativo puede crear personas que tienen conocimientos teóricos, pero que carecen de la habilidad para adaptarse a situaciones fuera del contexto académico o a resolver problemas por sí mismos.
La falta de habilidades prácticas y de adaptación es lo que algunos críticos consideran que hace a las personas «mecánicamente inútiles,» es decir, con una gran cantidad de conocimiento memorizado, pero sin las capacidades para utilizarlo efectivamente en situaciones reales.
El aprendizaje tradicional
Este sistema educativo, al centrarse en el aprendizaje tradicional de libros, plantea además el problema de la uniformidad en el pensamiento. Los estudiantes son formados para pensar de acuerdo a lo que el libro dice, lo cual reduce las oportunidades de generar nuevas ideas o de cuestionar el conocimiento establecido.
Este enfoque impide que el aprendizaje sea un proceso activo y dinámico, donde se cuestiona, se analiza y se exploran diferentes perspectivas. Cuando los estudiantes no son motivados a pensar críticamente, el sistema crea personas que solo saben seguir instrucciones.
Esto puede ser especialmente perjudicial en un mundo que cambia rápidamente y donde la innovación y la creatividad son cada vez más necesarias para enfrentar desafíos. Otro aspecto relevante es que el aprendizaje rígido que prioriza el contenido de los libros puede limitar la capacidad de los estudiantes para aprender a partir de la experiencia.
En la vida real, la mayoría de las situaciones requieren una combinación de conocimientos, habilidades y una buena capacidad de adaptación para resolver problemas de manera eficaz. Sin embargo, el sistema educativo tradicional tiende a ignorar el valor de la experiencia práctica y la resolución de problemas en tiempo real, ya que se centra casi exclusivamente en que los estudiantes absorban la información presentada en los textos.
Este enfoque deja de lado habilidades tan importantes como el pensamiento crítico, la creatividad, la empatía y la capacidad de tomar decisiones en situaciones complejas, habilidades que son fundamentales en el ámbito laboral y en la vida personal.
Además, el enfoque excesivo en los libros y en la repetición de conocimientos preestablecidos puede también desincentivar la curiosidad. El aprendizaje debería ser un proceso que estimule la búsqueda de conocimiento y el deseo de explorar temas de interés para cada persona.
Cuando se pierde la motivación
Sin embargo, cuando el sistema educativo insiste en que solo se aprenda lo que está en los libros, los estudiantes pierden la motivación por descubrir y cuestionar. La curiosidad es una herramienta poderosa para el desarrollo de la inteligencia y el aprendizaje, y si se suprime, se pierde una parte esencial del crecimiento personal y profesional.
Los estudiantes pasan a ser receptores pasivos de información en lugar de participantes activos en su propio proceso de aprendizaje. El sistema actual, por otro lado, tampoco siempre considera las diferencias individuales en los estilos de aprendizaje.
Algunas personas aprenden mejor mediante la experiencia directa, mientras que otras prefieren el aprendizaje visual o verbal. Sin embargo, el sistema educativo tradicional aplica un solo método de enseñanza para todos, ignorando estas diferencias.
Esto implica que los estudiantes que no se adaptan bien a este sistema pueden verse en desventaja, a pesar de que puedan tener talentos y habilidades que no se ajustan a lo que el modelo académico premia.
Este enfoque uniformador no solo afecta la motivación de los estudiantes, sino que también puede llevar a que muchos de ellos se sientan incapaces o desmotivados, cuando en realidad tienen capacidades que el sistema no está reconociendo ni desarrollando.
Al centrarse en un modelo de enseñanza basado en los libros, el sistema educativo también deja de lado la importancia de la educación emocional y social. Los estudiantes necesitan aprender a relacionarse con otras personas, a desarrollar empatía y a manejar sus emociones de manera efectiva para ser individuos completos y competentes en la vida cotidiana.
Matar la creatividad: La consecuencias de la mala educación
Sin embargo, estas habilidades, que son tan importantes como el conocimiento académico, suelen ser desatendidas en el sistema tradicional. En consecuencia, muchas personas terminan su educación formal con un nivel académico alto, pero con una carencia en habilidades sociales y emocionales, lo cual puede afectar su capacidad para relacionarse con otros y enfrentar situaciones difíciles.
Es importante destacar que no se trata de que los libros y los contenidos teóricos sean inútiles. La teoría y el conocimiento estructurado son esenciales en muchas áreas, ya que proporcionan una base sólida y un contexto general para entender diferentes temas.
Sin embargo, el problema radica en el desequilibrio, en la forma en que el sistema educativo enfatiza únicamente el aprendizaje teórico, sin complementarlo con prácticas que promuevan la aplicación del conocimiento y el desarrollo de habilidades de resolución de problemas en la vida real.
Un sistema educativo equilibrado debería combinar la teoría con la práctica, fomentando la capacidad de los estudiantes para aprender no solo a partir de los libros, sino también de sus propias experiencias y reflexiones.
Entonces, ¿es posible cambiar este enfoque y crear un sistema educativo que forme individuos completos y preparados para la vida real? La respuesta es sí, pero implica una transformación profunda en la forma en que entendemos y valoramos el aprendizaje.
Un sistema educativo más efectivo debería centrarse en promover el aprendizaje activo, donde los estudiantes sean incentivados a cuestionar, a analizar y a buscar respuestas por sí mismos. Esto significa un enfoque donde los libros sean solo una guía y no la única fuente de conocimiento, y donde se valore la participación activa de los estudiantes en su propio aprendizaje.
Las estrategias importantes
Los docentes tendrían un papel fundamental como facilitadores, ayudando a los estudiantes a desarrollar sus propias habilidades de pensamiento crítico y resolución de problemas. Otra estrategia importante sería incorporar más actividades prácticas y experiencias de aprendizaje en el sistema educativo, permitiendo que los estudiantes puedan poner en práctica el conocimiento y desarrollar habilidades útiles en el mundo real.
Esto incluye proyectos, trabajo en equipo, investigación independiente y el uso de tecnologías para resolver problemas. Asimismo, sería esencial incluir la educación emocional y social como parte del currículo, para que los estudiantes desarrollen la capacidad de interactuar y colaborar con otras personas, y aprendan a manejar sus propias emociones y desafíos de forma saludable.
En conclusión
El sistema educativo actual, al basarse demasiado en el aprendizaje mecánico y en el contenido de los libros, puede limitar el potencial de los estudiantes y fomentar una dependencia en la repetición en lugar de en la comprensión.
Esto puede llevar a que muchas personas salgan del sistema educativo con conocimientos teóricos pero sin habilidades prácticas para enfrentarse a los desafíos de la vida real. Un enfoque más equilibrado, que incluya el aprendizaje teórico, el desarrollo de habilidades prácticas y la educación emocional, permitiría formar individuos completos y mejor preparados para adaptarse, innovar y contribuir positivamente en la sociedad.
La educación debería ser un proceso dinámico y personalizado que permita a cada persona explorar sus intereses, desarrollar su pensamiento crítico y convertirse en un ser humano autónomo y capaz de enfrentar el mundo con seguridad y creatividad.