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Mi propio engaño. Decidí escribir sobre mi propio engaño por dos razones, una por darme cuenta como usted o yo nos engañamos tan fácilmente, y dos por querer entender el engaño de otros. ¿Les parece algo confuso? Pues la verdad que si lo es, así como también el razonamiento personal de cada quien. Es increíble como una persona puede creer las palabras de alguien que cree conocer.
Me ha tocado ser testigo de actitudes personales que son difíciles de entender por la forma como se «Desenvuelven» claro que en apariencia. El hecho de vivir con una persona que le hace una vida muy difícil y creer que en cualquier momento va a cambiar, eso es un autoengaño ¿Por qué se llega a ese pensamiento? La verdad pueden haber algunas explicaciones.
Pero la más acertada, claro desde mi punto de vista profesional y no dueño de la verdad, es que esa persona se siente un ser con poca estima y puede llegar a pensar, que posiblemente nunca va a encontrar otra igual o parecida y eso le da miedo, el cual es más fuerte que el miedo al qué dirán. El vivir en mi propio engaño al menos a mí me ha hecho pasar épocas de mi vida muy tristes.
Mi propio engaño
No es fácil el admitir que uno tiene miedo de aceptar lo que le está pasando. Pienso que el ego que manejamos o más creo que nos maneja, es decir, que somos simples títeres de nuestro ego el cual no nos deja ver con claridad la realidad, es decir la verdadera.
Hay personas que son ciegos al engaño amoroso y no porque se lo dijeron sino que no lo quieren ver. Todo porque piensan que «Ya mismo cambia» y eso llegará cuando a mí me salgan alas, el cual es nunca.
Cuando una persona actúa de una forma en la cual está convencida y que su actitud afectó a otra persona y ella no dijo nada, tenga por seguro que esa persona lo hará cada vez y mejor pensando que lo que hace está tan bien por lo que el otro no dijo nada.
Pero muchas veces la persona no dice nada no porque acepta sino porque tiene miedo de decir algo, sólo el pensar que se va a ir ya se le viene el mundo encima y por eso, acepta hacerse el ciego y muchas veces el sordo para que la otra persona no se «Recienta».
El peor riesgo que hay es que la persona que actúa mal tenga su segunda intención de hacer un daño verdadero. Ahí se formará un verdadero infierno y esto es algo de reírse porque el que hace el daño piensa que va a salir ganando pero nunca es así, tanto el que lastima como el que es lastimado salen perdiendo porque nunca puedes hacer daño sin recibir tu aporte que te da la vida.
¿De qué sirve engañar?
Entonces, ¿De qué sirve engañar para que el otro viva de su propio engaño? Lo único que va a conseguir es tener un resultado que pronto lo verá y llegará con el tiempo a vivir una vida que le pasará factura y después de un buen tiempo dirá «He vivido mi propio engaño» algo que no le deseo a nadie.
Ahora, ¿Cuántos de ustedes está viviendo en este momento un verdadero engaño? Piensen, mediten y cuando lo hagan abrirán los ojos y en ese momento, pondrán las palabras donde deberá estar y sin violencia se apartarán para vivir su propia realidad que será la verdadera. Es duro vivir mi propio engaño.
¿La persona que es fácil de engañar son falta de conocimientos o personalidad?
La facilidad con la que una persona puede ser engañada puede atribuirse a una combinación de factores, entre los que se encuentran el conocimiento, la experiencia, y aspectos de la personalidad. Sin embargo, no es una cuestión simple de falta de inteligencia o de carácter débil.
Muchas personas inteligentes y con buena capacidad de juicio pueden ser engañadas, y también existen personas con poca educación formal que, sin embargo, son muy difíciles de engañar. Esto ocurre porque el engaño no depende solo del nivel de conocimiento o de la astucia con la que se nace, sino de una mezcla de factores que incluyen las experiencias previas, la habilidad para cuestionar y el desarrollo de una intuición práctica que puede fortalecerse a lo largo del tiempo.
Algunas personas pueden parecer más susceptibles al engaño debido a la falta de conocimiento en áreas específicas. Por ejemplo, alguien que no está familiarizado con el funcionamiento de la tecnología puede ser vulnerable a estafas cibernéticas, no porque sea «ingenuo» en general, sino porque carece de información sobre cómo operan ciertos tipos de engaño en este ámbito.
Del mismo modo, quienes tienen poca experiencia en temas financieros pueden ser más fáciles de convencer en fraudes de inversión. En este sentido, el conocimiento es un factor relevante, ya que proporciona una base de datos sobre la cual una persona puede detectar inconsistencias o señales de alarma. Cuando alguien se educa sobre un tema, reduce las probabilidades de ser fácilmente engañado en ese campo en particular.
La falta de personalidad
Sin embargo, no solo la falta de conocimientos puede hacer a alguien susceptible al engaño. La personalidad juega un papel importante, y existen rasgos que pueden predisponer a una persona a confiar en otros más de lo necesario.
Las personas con una personalidad muy confiada, que tienden a ver lo mejor en los demás, pueden tener una mayor disposición a creer en la buena voluntad de quienes los rodean, lo que en ocasiones puede hacerlos más vulnerables al engaño.
Por otro lado, los individuos con una personalidad escéptica y que cuestionan constantemente tienden a ser más difíciles de engañar, ya que analizan la información cuidadosamente antes de aceptarla.
Estos rasgos de personalidad pueden hacer que algunos sean más propensos a la desconfianza, mientras que otros se muestran más abiertos y, en consecuencia, potencialmente más expuestos a caer en situaciones engañosas.
La astucia, definida como la capacidad de captar rápidamente las intenciones y las estrategias de otros, es una habilidad que algunas personas parecen poseer de manera natural. Algunas investigaciones sugieren que existen predisposiciones genéticas que pueden influir en el temperamento y la forma en que una persona responde a situaciones complejas.
No obstante, la astucia no es solo un don con el que se nace; es una cualidad que puede desarrollarse y perfeccionarse a lo largo del tiempo. La vida en sociedad, la educación, y la interacción constante con otros fomentan el desarrollo de la astucia, ya que la experiencia enseña a reconocer patrones y a identificar situaciones que pueden resultar perjudiciales.
Aprendizaje observación y la experiencia
Una persona puede desarrollar su astucia mediante el aprendizaje constante, la práctica de la observación, y la experiencia en situaciones que requieren una evaluación crítica. Aprender a cuestionar la información y a ser selectivo con lo que se acepta como verdad es una habilidad que se puede adquirir y fortalecer.
Por ejemplo, una persona que ha sido engañada varias veces en el pasado tiende a desarrollar un sentido más crítico y a desconfiar de situaciones similares en el futuro, a medida que aprende a detectar señales que antes no reconocía.
Este tipo de astucia es una habilidad adquirida, que puede resultar muy efectiva para evitar engaños. El contexto social también influye en la susceptibilidad al engaño. En algunas culturas, se fomenta la confianza como un valor social positivo, mientras que en otras, la desconfianza y el cuestionamiento son cualidades apreciadas y promovidas desde temprana edad.
Las personas criadas en entornos donde se les enseña a confiar y a no cuestionar a los demás pueden tener una mayor dificultad para detectar mentiras o engaños. Por otro lado, aquellos que han crecido en un ambiente en el que se les ha enseñado a ser cautelosos y a desconfiar en ciertas situaciones pueden desarrollar una mentalidad más escéptica, que les ayuda a protegerse de engaños.
La educación también desempeña un papel importante en la construcción de una mentalidad crítica y astuta. La habilidad para pensar de manera analítica y para evaluar la credibilidad de la información puede cultivarse a través del aprendizaje formal y de experiencias de vida que requieren cuestionar y reflexionar.
¿Qué hacer para no ser mecánico mentalmente?
Los sistemas educativos que promueven el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la creatividad ayudan a que las personas no se conviertan en «mecánicamente» confiadas, sino que desarrollen una capacidad para pensar de forma independiente.
Esto no significa que todos quienes no recibieron este tipo de formación sean susceptibles al engaño, pero sí que una educación orientada al cuestionamiento puede hacer una diferencia en la capacidad de detectar engaños.
Para algunas personas, el ser «fáciles de engañar» puede estar relacionado con una falta de habilidades sociales específicas. Algunas personas, por ejemplo, tienen dificultad para leer las expresiones faciales o para captar las señales no verbales que pueden indicar intenciones dudosas en otros.
Esto puede hacerlas más vulnerables en ciertas interacciones. Sin embargo, incluso estas habilidades pueden ser aprendidas y perfeccionadas con el tiempo. Existen ejercicios y técnicas que ayudan a desarrollar la inteligencia emocional, lo cual es útil para captar mejor las intenciones de los demás y, en consecuencia, protegerse mejor de situaciones engañosas.
En cuanto a si la astucia se puede «crear», la respuesta es afirmativa. Aunque la predisposición genética y las experiencias tempranas pueden tener un impacto, cualquiera puede desarrollar un sentido de alerta y un pensamiento crítico que les permita enfrentar situaciones potencialmente engañosas de forma más efectiva.
Esto no implica necesariamente desconfiar de todos a su alrededor, sino aprender a observar las señales y a no aceptar la información sin evaluarla. Algunas personas adoptan técnicas como el análisis de las intenciones, la observación de detalles, o la práctica de preguntarse si una situación parece «demasiado buena para ser verdad». Estas estrategias permiten construir una mentalidad astuta y protegerse de posibles engaños.
En conclusión
La facilidad con la que una persona puede ser engañada no es una cuestión simple de ignorancia o falta de carácter. Es una mezcla compleja de factores, entre los que se encuentran el conocimiento, la experiencia, la personalidad y la educación.
La astucia puede estar presente en algunas personas de manera innata, pero también es una habilidad que se puede desarrollar y fortalecer. Con práctica, cuestionamiento y experiencia, cualquier persona puede aprender a protegerse mejor y a desarrollar una intuición más fina frente a posibles engaños.
La capacidad de pensar críticamente y de observar con atención es una habilidad poderosa que no solo protege de engaños, sino que también contribuye a tomar decisiones más conscientes y efectivas en todas las áreas de la vida.
Ok el auto engaño, pero lascosas son como son; Asi uno ignore las consecuencias.. Quien quiere SER FELIZ? ELLOS? O YO?
buehh.. Es facil decirlo y dificil de aceptar la verdad : /
Ese es el problema con la mayoría, siempre les gusta lo más fácil y lo que está cerca que en este caso, es lo que pueden ver no tan lejos de sus narices y por esta razón se creen todo lo que le dicen ya que por las palabras es que forman muchas imágenes en el cerebro dirigidas por la mente. No es difícil lo que pasa es que no saben que hacer y por eso es que se cometen muchos errores.
Gracias por la visita.
Roberto Sanahuano
Máster en P.N.L.