Moméntum de alegría

Moméntum de alegría, consíguelo… me decía una amiga que estudiaba Metafísica, en mi caso, yo no sabía a qué se refería, entonces ella muy amablemente me explica, «Moméntum es algo que se hace hábito y escúchame bien, es algo que se hace hábito» me dijo muy emocionada.

Entonces con una curiosidad de niño muy inocente le digo que me dé una prueba. «¡Ya te la di! No me digas que no me has tomado atención» me dijo con los ojos bien abiertos. ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿En qué momento lo hiciste? le preguntaba sorprendido y tratando de saber cuándo fue el momento propicio, entonces de un momento a otro me di cuenta.

El Moméntum al que ella se refería era la forma como me lo había dicho. o sea la forma de elegir el hábito de ser muy emocionada para decir algo que la llena de alegría, al menos nunca fui testigo de que en algún momento la haya visto pensativa y peor deprimida. Tengo mucho tiempo que no la veo pero sé que sigue siendo así.Moméntum de alegría

Ahora, ¿Cuántos de ustedes deciden tener un Moméntum de alegría? ¿Piensan que es difícil? Pues no es así porque si ustedes deciden desde ahora, así de simple lo pueden hacer o prefieren seguir cargando esa tonelada de preocupaciones, que a la final no le resuelven nada. Al día siguiente volverán con la misma costumbre de seguir en el tedio de siempre ¿Acaso vale la pena? Al menos no creo y por una sencilla razón, nosotros no vivimos en un planeta desolado.

Moméntum de alegría

Creo que si viviéramos apartados de la gente, tanto usted o yo,  aun así sería muy difícil llevar una vida cargada de pesares, entonces con mucha más razón, como no vivimos solos y siempre estamos junto a personas que nos miran, incluso nos hablan, entonces debemos tomar ese Moméntum de alegría, que nos va hacernos sentir muy bien ¿Y el resto de gente?

Pues claro que también se van a sentir muy bien ¿Por qué? Se preguntaran, pues es por el efecto disparo contagio. Para llegar al  punto de Moméntum de alegría, como primer punto, es decidir a tomar la decisión de querer ser alegre.

Como segundo punto, empiece con recuerdos viejos que según usted le haya afectado, ahora revíselos en su mente y cuando tenga los detalles, hágase la pregunta ¿Y si…? Que hubiera pasado si las cosas hubieran sucedido así, con la diferencia que tiene que poner de una forma graciosa. Hágalo muy seguido y verá que de ahí en adelante empezará a ver las cosas de una forma diferente, manteniendo siempre ese Moméntum de alegría.

¿Qué hace que una persona tenga malos ratos?

Las personas atraviesan momentos difíciles en la vida que pueden generar malos ratos o estados emocionales negativos. Estos momentos pueden estar relacionados con problemas personales, laborales, familiares, o incluso con la salud.

Sin embargo, cuando alguien no logra cambiar su estado emocional, incluso cuando tiene los recursos o las oportunidades para hacerlo, se genera una complicación adicional que puede prolongar el malestar y dificultar el proceso de sanación.

La incapacidad para cambiar un estado emocional negativo puede estar influenciada por diversos factores psicológicos, sociales, culturales, y hasta biológicos que, de manera combinada, crean barreras internas que afectan la capacidad de una persona para superar los malos ratos.

Una de las principales razones por las que una persona no puede salir de un mal estado emocional es la falta de conciencia sobre sus emociones. Muchas veces, las personas no son conscientes de lo que sienten, ni de cómo sus pensamientos y creencias internas influyen en sus emociones.

El malestar emocional es el resultado de un conjunto de pensamientos, creencias y experiencias que están entrelazados. En vez de procesar estos sentimientos, algunas personas se limitan a experimentarlos sin cuestionarlos.

El malestar puede ser el reflejo de un pensamiento distorsionado o de creencias limitantes que una persona ha mantenido a lo largo del tiempo. Sin la conciencia adecuada, es difícil detectar estos patrones y cambiar el estado emocional.

¿Qué es el autocuidado?

La falta de autocuidado también contribuye en gran medida a que una persona se mantenga atrapada en un mal estado emocional. El autocuidado no solo se refiere a actividades físicas como dormir bien o comer saludablemente, sino también al cuidado mental y emocional.

Cuando una persona no se permite tomar un respiro, desconectarse de lo que le angustia, o simplemente darle espacio a su bienestar mental, se aumenta la probabilidad de que el malestar persista. Las personas que no practican el autocuidado tienden a involucrarse en la sobrecarga emocional, lo que empeora su estado de ánimo.

No es raro que alguien continúe en un ciclo negativo sin buscar las herramientas o estrategias que le permitan recuperar su estabilidad emocional. Otro factor que afecta la capacidad de cambiar un estado emocional negativo es la falta de habilidades para gestionar el estrés.

El estrés, en su forma más básica, es una respuesta emocional y física que se activa cuando una persona se enfrenta a una amenaza percibida o un desafío. En la vida diaria, las personas experimentan diferentes niveles de estrés debido a las demandas laborales, familiares, o de relaciones.

Sin embargo, cuando una persona carece de las herramientas necesarias para manejar el estrés de manera saludable, este puede convertirse en una fuente constante de malestar. La incapacidad de relajarse, la sobrecarga de trabajo o la falta de tiempo personal son situaciones comunes que pueden generar estrés crónico, lo que intensifica los malos ratos y dificulta que la persona logre cambiar su estado emocional.

Moméntum: La influencia de los pensamientos

La influencia de los pensamientos negativos o irracionales también juega un papel crucial en la perpetuación de un mal estado emocional. Las personas que están atrapadas en un ciclo de pensamientos negativos suelen interpretar las situaciones de manera pesimista o catastrófica.

Por ejemplo, si algo pequeño sale mal en su vida, pueden sobrealimentar el evento y pensar que todo está arruinado o que no hay esperanza. Estas interpretaciones irracionales son producto de patrones cognitivos disfuncionales que pueden haber estado presentes durante años, alimentados por experiencias pasadas o por la influencia del entorno social.

Estas distorsiones cognitivas perpetúan la tristeza, la frustración o la ansiedad, y dificultan la capacidad de cambiar de estado emocional. Un aspecto central que influye en cómo una persona experimenta malos ratos y en su dificultad para cambiarlos es el tipo de perspectiva que tiene sobre la vida.

La manera en que una persona ve el mundo a su alrededor y cómo interpreta las situaciones es fundamental para su bienestar emocional. Si alguien percibe su entorno como hostil, injusto o negativo, es probable que este enfoque le conduzca a pensamientos y emociones negativas.

Esta visión pesimista puede generar una sensación de impotencia o desesperanza, lo que limita las posibilidades de encontrar soluciones o caminos alternativos. Además, las personas que tienen una visión muy rígida de las circunstancias, sin apertura para nuevas perspectivas o ideas, tienden a quedarse atrapadas en la misma narrativa negativa que crea un ciclo difícil de romper.

La falta de apoyo social también puede agravar la sensación de estar atrapado en un mal estado emocional. Las redes de apoyo, ya sean familiares, amigos o profesionales, son fundamentales para la salud emocional de las personas.

Las experiencias y las emociones

La conexión social, el apoyo afectivo y el intercambio de experiencias permiten que las personas procesen mejor sus emociones y obtengan consejos valiosos para enfrentar las adversidades. Sin embargo, cuando alguien se siente aislado o no tiene con quién compartir sus pensamientos y sentimientos, el proceso de superar los malos ratos puede ser mucho más difícil.

La soledad y el aislamiento pueden generar una mayor intensidad en el malestar, porque la persona no tiene la oportunidad de poner en perspectiva su sufrimiento ni de recibir el consuelo o la comprensión que necesita.

El miedo a enfrentarse a las emociones también puede generar una barrera importante para cambiar el estado emocional. Las personas que temen experimentar emociones intensas, como la tristeza, la ira o el miedo, tienden a reprimirlas o ignorarlas.

Este intento de evitar el dolor emocional puede dar lugar a la acumulación de sentimientos no procesados, lo que a su vez perpetúa la sensación de estar estancado. No poder manejar y aceptar estas emociones crea una resistencia interna que dificulta el proceso de sanación y el cambio de estado emocional.

En lugar de permitir que las emociones fluyan y sean procesadas, la persona se niega a experimentarlas, lo que solo aumenta la presión interna y el sufrimiento. Además, las expectativas poco realistas también juegan un papel importante en la dificultad para cambiar de estado emocional.

Vivir con expectativas muy altas o idealizadas sobre cómo deberían ser las cosas o cómo deberían sentirse puede generar una desconexión con la realidad. Cuando las expectativas no se cumplen, la frustración y la decepción pueden tomar el control.

Lo que pasa cuando solo se ve lo que no hay

En lugar de aceptar la situación tal como es, la persona se centra en lo que falta o lo que no ha sucedido, lo que refuerza el malestar. Este enfoque en lo negativo no solo perpetúa el mal estado emocional, sino que también impide que la persona encuentre soluciones o recursos que le permitan superar la situación.

Los factores biológicos también influyen en la capacidad de cambiar el estado emocional de una persona. En algunos casos, los desequilibrios químicos en el cerebro o trastornos como la depresión o la ansiedad pueden dificultar la regulación emocional.

Estos trastornos alteran la forma en que el cerebro procesa las emociones y las experiencias, lo que hace que una persona tenga más dificultades para superar los malos ratos. El cerebro en estas condiciones puede quedar atrapado en un ciclo de pensamientos y emociones negativas, lo que requiere intervención médica o terapéutica para restaurar el equilibrio emocional.

Por último, el miedo al cambio es una de las barreras psicológicas que pueden hacer que una persona no logre cambiar su estado emocional. A veces, las personas temen lo desconocido y prefieren permanecer en una zona de confort emocional, incluso si eso significa continuar experimentando malos ratos. Este miedo al cambio puede hacer que la persona se sienta paralizada, como si no tuviera control sobre su vida, lo que prolonga la incapacidad de superar los malos momentos.

En resumen

Las malas experiencias y los estados emocionales negativos son una parte inevitable de la vida, pero la incapacidad para cambiar el estado emocional negativo está relacionada con una variedad de factores.

La falta de conciencia emocional, la ausencia de autocuidado, la gestión inadecuada del estrés, los pensamientos negativos, la falta de apoyo social, el miedo a enfrentar las emociones y las expectativas poco realistas son solo algunas de las razones que impiden a una persona cambiar su estado emocional.

Superar estos obstáculos requiere un enfoque consciente y activo de autocuidado, reflexión y apertura al cambio. A veces, es necesario buscar ayuda profesional para aprender a gestionar las emociones y recuperar el equilibrio emocional.

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