Nada es tan fácil como parece

Nada es tan fácil como parece y eso es un hecho, por mucho que quieran hacerlo sencillo pero hay cosas en la vida, que requieren su proceso tal y cual se presentan. Es indudable que si alguien sabe de lo que se trata en el momento, por naturaleza más que por aprendizaje lo dirá o enseñará de la forma más simple.

Dicha forma hace que parezca fácil sin tener la más mínima pizca de serlo. Me ha tocado tener pacientes-clientes en los cuales se ha realizado cambios sorprendentes, para lo cual dicho beneficiado ha quedado asombrado de lo fácil que es, pero se olvida que por mi mente pasa muchas horas de trabajo y más que todo de aprendizaje.

Que quede bien claro que dije aprendizaje y no experiencia ya que la experiencia significa equivocaciones. Entonces la persona que se ha servido de mis conocimientos, ha llegado a pensar que cómo fue fácil él también lo puede hacer, en que lo pueda hacer no discuto pero primero tiene que aprender y para eso es tiempo y dinero.Nada es tan fácil

Cierto día viene con una novedad de que no le ha quedado bien lo que hice y yo, sorprendido me ofrecí para hacerle una revisión mental con preguntas y respuestas, para mi sorpresa él había tenido un problema con una personas al extremos de ser agredido, el caso es que ese es otro caso porque de lo que lo atendí sigue quedando muy bien.

Nada es como parece

Cómo descubrí lo escondido me relató lo que le había pasado, pero había un problemita de por medio el cual impedía que haga mi labor de cambio personal, por más que elaboraba programas para hacerle el cambio no funcionaba como quería, y yo intrigado hasta que hice la pregunta mágica, ¿Acaso has intentado hacerte tú mismo un cambio?

Afirmando con la cabeza y preocupado que está sintiendo más miedo de lo que tenía antes, entonces ahí entendí porque no funcionaba lo que estaba haciendo, esto es igual cuando la información que se requiere no es la adecuada, por lo tanto el cambio que se va a hacer tampoco es el adecuado, es simple de entender.

Después de desenredar todo el relajo que había hecho mi seudo especialista, realicé todo lo que tenía que hacer y el paciente-cliente se fue feliz y contento de saber, que fue un tonto el dejarse asustar tan infantilmente. ¿Creen que aquí terminó todo? No señores-as o señoritas, regresó este señor como a los cuatro meses pero no vino sólo sino con una víctima.

El caso es que él supuestamente aprendió cual fue la falla que él cometió y ya graduado, quiso emplearlo con un amigo de él que estaba pasando por una depresión amorosa, hay un dicho que dice «Vuelve el burro al trigo» con eso ya estaba de nuevo cogiendo experiencia a costa mía. Este señor seguía sin entender que nada es tan fácil como parece.

No es la primera vez que me salen «especialistas en P.N.L.» que quieren graduarse de Máster en una o dos consultas que llegan a tener conmigo. Tengo que admitir que cuando no sabía nada de práctica, y con apenas tres libros leídos sobre el tema también llegué a pensar que era fácil pero, no es.

¿Por qué hay personas que creen que el trabajo que uno hace, así de fácil?

Es una realidad que, en muchas ocasiones, las personas tienden a subestimar el trabajo ajeno, especialmente cuando no comprenden el proceso detrás de lo que se hace. La creencia de que algo es fácil y, por lo tanto, cualquiera puede hacerlo, es un fenómeno común en la sociedad actual, y está relacionado con una serie de factores psicológicos, sociales y culturales.

Cuando una persona observa a alguien realizando una tarea con aparente facilidad, puede llegar a pensar que, con poco esfuerzo o sin la preparación adecuada, podría replicar los resultados. Sin embargo, este enfoque simplista y superficial no toma en cuenta el conocimiento profundo, la experiencia y las habilidades que se requieren para realizar el trabajo de manera eficiente y efectiva.

Uno de los principales factores que contribuye a esta forma de pensar es la falta de entendimiento sobre el valor del proceso detrás del trabajo. Muchas veces, las personas se concentran únicamente en el resultado final sin comprender la complejidad de las etapas que llevan a ese resultado.

Desde fuera, puede parecer que la tarea es sencilla porque el proceso ya ha sido interiorizado por el que lo lleva a cabo, y el esfuerzo se vuelve automático o inconsciente. Sin embargo, la verdad es que detrás de esa aparente simplicidad hay horas de práctica, toma de decisiones complejas, y la capacidad de manejar imprevistos y errores.

Este conocimiento tácito y las habilidades desarrolladas a lo largo del tiempo son invisibles para aquellos que no están familiarizados con el trabajo, lo que provoca una falsa percepción de que es algo accesible para cualquier persona.

El sesgo cognitivo ¿Qué es?

El sesgo cognitivo de «efecto Dunning-Kruger» juega un papel importante en este fenómeno. Este sesgo describe cómo las personas con menos conocimiento sobre un tema tienden a sobrestimar sus propias habilidades en él.

Las personas que no tienen el conocimiento o la experiencia necesaria en una disciplina tienden a subestimar la complejidad de las tareas que implica. Por ejemplo, una persona que no sabe nada sobre diseño gráfico puede mirar una obra finalizada y pensar que es algo fácil de hacer, simplemente porque no tiene idea de lo que involucra el proceso: desde la conceptualización, el uso de software especializado, hasta las habilidades técnicas necesarias para crear algo visualmente atractivo y funcional.

De este modo, el «efecto Dunning-Kruger» genera una sobreestimación de las propias capacidades de la persona, ya que no puede ver los elementos complejos que están más allá de la superficie. Además, la influencia de la cultura del «éxito instantáneo» en la sociedad moderna contribuye a que muchas personas crean que todo se puede lograr con poco esfuerzo o en un corto período de tiempo.

Vivimos en una era donde los logros se muestran constantemente en redes sociales y otros medios de comunicación, y estos logros parecen alcanzarse rápidamente, a menudo sin mostrar el esfuerzo que hay detrás.

Cuando se cree que es muy fácil

Esta percepción de «éxito fácil» genera la idea errónea de que todo el mundo puede alcanzar el mismo nivel de éxito o realizar una tarea con la misma destreza, sin tener que pasar por un proceso de aprendizaje y práctica.

Esta mentalidad favorece la simplificación de las tareas ajenas y crea una desconexión con la realidad de que el trabajo profesional, de calidad y bien ejecutado siempre requiere tiempo, práctica, y dedicación.

Otro factor que juega un papel importante en esta falta de comprensión es la tendencia de algunas personas a no reconocer la experiencia como un factor esencial. Las habilidades y conocimientos adquiridos a través de la experiencia son fundamentales para realizar un trabajo de manera competente.

Sin embargo, muchas veces se subestima la experiencia, especialmente en campos que no son visibles o que no se perciben como “tradicionales” o “tangibles”. Por ejemplo, en áreas como la escritura, el arte, la música o incluso el coaching personal, las personas pueden asumir que cualquiera con algo de tiempo libre y voluntad puede hacerlo sin comprender cuántos años de práctica, prueba y error, aprendizaje, y adaptaciones a lo largo del tiempo son necesarios para llegar a un nivel profesional.

La experiencia no se trata simplemente de hacer algo repetidamente, sino de aprender a abordar los problemas de manera innovadora, manejar obstáculos, y perfeccionar la técnica y el estilo propio. Este profundo conocimiento, que se acumula con el tiempo, es lo que distingue a un profesional de alguien que apenas empieza.

La falta de empatía también juega un papel importante en esta forma de pensar. Las personas que no han experimentado las dificultades o las exigencias de una determinada labor a menudo carecen de la empatía necesaria para comprender los desafíos que enfrentan quienes se dedican profesionalmente a esa tarea.

Se cae sin saber porqué se cayó

La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar del otro y comprender lo que implica su trabajo. Sin ella, es fácil caer en el error de pensar que cualquier persona puede hacer lo mismo sin esfuerzo. Este tipo de juicio también se ve reflejado en la comparación con los demás.

Es común que algunas personas comparen su desempeño en actividades simples con el desempeño de otros en tareas más complejas, sin tener en cuenta el nivel de habilidad que esos otros han alcanzado a lo largo del tiempo.

Esta falta de empatía limita la capacidad de reconocer las dificultades inherentes a ciertas profesiones o trabajos, y genera la falsa percepción de que son accesibles sin el conocimiento adecuado. Otro aspecto que influye en esta creencia es la presión social y el deseo de validación.

Vivimos en una sociedad que a menudo mide el valor de las personas en función de sus logros y su éxito. En este contexto, hay quienes buscan demostrarse a sí mismos y a los demás que pueden hacer lo mismo que otros, incluso sin haber adquirido las habilidades necesarias.

Esta competencia social impulsa a algunas personas a asumir que cualquier tarea es replicable por cualquiera, con tal de ganar reconocimiento o status. Sin embargo, este deseo de validación externa a menudo omite el proceso profundo que implica ser competente en cualquier área.

Por último, es importante destacar que esta mentalidad puede estar relacionada con una falta de respeto hacia el trabajo ajeno. Las personas que subestiman el esfuerzo que implica un trabajo profesional a menudo no valoran adecuadamente el tiempo, las horas de dedicación, y el sacrificio personal que implica.

En resumen

Esta falta de respeto por el proceso que lleva a la producción de algo de calidad se refleja en la tendencia a pensar que cualquiera puede hacerlo «igual de bien» o «sin mucha dificultad». La falta de valoración del trabajo ajeno se debe, en muchos casos, a la ignorancia sobre los detalles que no se ven a simple vista y la falta de un verdadero entendimiento sobre lo que significa realizar ese trabajo a nivel experto.

La creencia de que cualquiera puede hacer lo mismo que alguien que ha adquirido un conocimiento especializado se debe a varios factores, entre ellos la falta de comprensión del proceso, el sesgo cognitivo del «efecto Dunning-Kruger», la influencia de la cultura del éxito instantáneo, la subestimación de la experiencia, la falta de empatía, y la presión social.

Esta mentalidad simplista refleja una desconexión con la realidad de que el trabajo profesional no se trata solo de hacer algo, sino de cómo se hace y el profundo conocimiento que se requiere para ejecutarlo de manera efectiva.

Es importante reconocer y valorar el esfuerzo, el aprendizaje y la dedicación que están detrás de cada tarea o logro, ya que esto es lo que realmente marca la diferencia entre hacerlo bien y hacerlo de manera superficial.

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