Negando lo que han hecho

Negando lo que han hecho. Siguiendo en la ruta de ir perdiendo el miedo al éxito, llegamos al tema sobre las personas que pasan su vida negando lo que han hecho. Muchos de ustedes tal vez pensarán que no todos son así y en eso estamos de acuerdo pero, ¿Alguna vez ustedes o alguien no le ha tocado decir no a algo que sí ha hecho? Pues claro que sí.

En esto también me incluyo porque hay días como que las cosas no han estado como para que nosotros estemos bien, bueno al menos no le veo mal ya que con eso se podría haber evitado algo grande.

Pienso que en esto no hay oposición tanto de hombres como de mujeres, al menos pensando que se ha negado algo por una buena razón. En este caso, puede haber razones pero lo que no puede haber es la forma cómo se emplea las razones para poder ir por la vida negando lo que han hecho.Negando lo que han hecho

Es peor si con eso causan daño a otras personas. De lo que tengo conocimientos sobre las personas que hacen o dicen cosas sin temor de dañar, son personas con problemas…De autoestima, falta de carácter sin personalidad propia.

Porque hay gente que emula personalidades y lo hacen tan bien que se desarrollan ante el mundo sin meterse con nadie, por lo tanto esas personas ni siquiera tienen el sentir del grado de elevación del problema en que meten a otra persona.

Negando lo que han hecho

Con decir «Yo no he hecho nada o yo no fui» y en el peor de los casos señalan a otro que es más grave. Cierto día hubo un problema entre dos personas con una diferencia de peso atroz, me refiero a que uno de ellos está en 120 kilos de peso y el otro apenas 62 kilos, ya pueden imaginarse cómo se veían los dos intercambiando el uno amenazas de muerte y el otro en actitud de defensa.

El más pesado lo acusaba de que la otra persona había dicho algo de él, el otro negaba todo por ser inocente, el caso que el ofendido lo amenazaba de todas formas y el otro sin inmutarse alegaba «Ya está bien, me vas a matar pero por lo menos dime por qué lo vas hacer, acaso soy un tonto así que dime las razones» Claro que el agresor alegaba que había confidencialidad hacia el informador.

De esa manera se escudaba pero como nadie teme por que no la debe, la victima que en este caso es el más liviano corporalmente hablando, se mantenía en el hecho de que tenía que decir quién había dicho semejante comentario, que en un momento de descuido el agresor dice la frase como se la dijeron, el cual cae a atención y la víctima se da cuenta de quién habla así.

Sin perder tiempo dice «Yo sé quién te dijo eso y vamos en este momento que yo le reclamo y que diga delante mío si es verdad que lo dije» tal acción no le convenció y terminó por irse sin antes dejar por sentada la amenaza. El tiempo pasó y desde luego que la amistad se rompió por ese comentario.

No todo es lo que parece

Con esto al año y medio se le acerca el agresor y le pide disculpas, alegando falta de madurez de su parte que a pesar de ser un hombre de 50 años, se dejó llevar por el comentario de alguien que en esos días había originado otro problema, con la diferencia de este si fue grave porque hubo hasta golpes.

Cuando se descubrió quién fue el que había llevado la «Información»… Lo esperaron hasta que llegó, ya pueden imaginarse lo que le pasó. Con ésta experiencia es que pidió disculpas a la otra persona aunque pasó año y medio pero todo quedó en paz.

Con esto ya pueden imaginarse lo que pueden originar las personas, que no tiene idea el daño que hacen, claro que originado por los problemas que tienen en la mente. La única salida que tienen es ir negando lo que han hecho.

¿Por qué se crean comentarios basados en mentiras?

Los comentarios basados en mentiras, o las llamadas «falsedades intencionadas,» son comunes en el entorno social y laboral y tienen efectos profundos en quienes los generan, los difunden y quienes los reciben.

Las mentiras en forma de rumores o comentarios falsos no solo afectan la percepción de las personas y la confianza en sus relaciones, sino que también pueden minar la credibilidad de una organización, destruir reputaciones, e incluso desencadenar conflictos graves.

Pero, ¿por qué algunas personas crean estos comentarios falsos? ¿Qué buscan al originarlos? Uno de los principales motivos para crear comentarios basados en mentiras es la búsqueda de control o poder. A través de las mentiras, algunas personas intentan influir en la percepción de los demás y manipular el entorno a su favor.

Al crear una narrativa falsa sobre otra persona o situación, buscan redirigir la atención o el juicio del grupo para ganar una ventaja o para posicionarse de una manera favorable. Esto se ve mucho en entornos competitivos, donde algunas personas sienten que difundir rumores negativos puede «nivelar el campo de juego» o darles una ventaja sobre alguien a quien consideran una amenaza.

Para estas personas, las mentiras se convierten en herramientas estratégicas, y su objetivo es asegurar su propio éxito o ascender dentro de un grupo. Por otro lado, existen quienes originan comentarios falsos como una forma de proyectar sus propias inseguridades o frustraciones.

Estas personas pueden sentir una falta de control sobre su vida o incluso una envidia latente hacia aquellos que parecen tener lo que ellos desean, como éxito, aprobación social o reconocimiento.

El éxito de la mentira

En lugar de trabajar en sí mismos o de mejorar su situación, optan por atacar a los demás con mentiras para reducir su éxito o, al menos, dar la impresión de que esos logros son menos valiosos o merecidos. Aquí, la intención es más emocional que estratégica; buscan aliviar su malestar interno proyectando sus sentimientos negativos hacia quienes los rodean.

Este tipo de mentiras son frecuentes en ambientes laborales y personales donde las diferencias en logros o cualidades pueden despertar estos sentimientos. La necesidad de pertenencia también juega un papel importante.

Algunos crean o propagan comentarios falsos porque desean ser aceptados por el grupo o sentir que tienen un papel relevante dentro de él. Los rumores, aunque dañinos, a menudo se convierten en un “vínculo social” entre personas que buscan camaradería.

Por eso, algunos inventan mentiras como una manera de iniciar una conversación, de captar la atención de los demás o de integrarse en un grupo. En este sentido, las mentiras son como una “moneda de cambio” que les permite ganar la aceptación o el reconocimiento de aquellos con quienes desean establecer una relación.

Esta necesidad de ser valorado puede llevar a algunas personas a hacer cualquier cosa, incluso a inventar historias que dañen a otros, si eso les da la oportunidad de ser escuchados y apreciados. Otro motivo común es el miedo a ser descubierto o señalado.

Algunos individuos crean comentarios falsos para desviar la atención de sus propias faltas o errores. Al proyectar una narrativa en la que otra persona es el problema o al construir una imagen negativa de alguien más, esperan que la atención se desplace y que las críticas hacia ellos disminuyan.

La exposición o las consecuencias

Este mecanismo de defensa funciona como una “cortina de humo”, escondiendo sus propios defectos o malas acciones tras una historia falsa que señale a alguien más como el culpable o problemático. En este caso, la mentira es una herramienta para protegerse a sí mismos de la exposición o las consecuencias, aunque el costo sea el bienestar o la reputación de otra persona.

La venganza también es una motivación poderosa para la creación de comentarios falsos. Cuando alguien siente que ha sido dañado, ignorado o traicionado, puede buscar «desquitarse» difundiendo rumores o mentiras sobre la persona que perciben como responsable.

La intención en estos casos es causar el mismo daño emocional que ellos sintieron, actuando como una forma de “justicia” desde su perspectiva. Este deseo de venganza no siempre tiene una causa lógica o justa; en ocasiones, una percepción equivocada o un sentimiento exacerbado de ofensa puede ser suficiente para desencadenar este tipo de comportamiento.

Además, algunas personas disfrutan simplemente de causar caos o conflicto. En psicología, se ha observado que algunas personas con rasgos manipuladores o con tendencias hacia el narcisismo pueden crear mentiras y rumores sin un motivo claro más allá del entretenimiento personal o la sensación de poder que les da ver el efecto que sus palabras tienen en el entorno.

Para estas personas, la creación de comentarios falsos es una forma de tener control sobre las emociones y reacciones de quienes los rodean. Buscan alimentar su sentido de importancia al ver cómo otros se ven impactados por sus historias, sintiéndose “influyentes” o importantes.

Pero, ¿entender estos motivos implica justificar el comportamiento o tolerar los efectos de los comentarios falsos? De ninguna manera. Comprender no significa aceptar o someterse emocionalmente a quienes utilizan mentiras como una herramienta.

Los motivos detrás de una mentira

De hecho, uno de los pasos para lidiar con los comentarios basados en mentiras es precisamente reconocer los motivos detrás de ellos y actuar con firmeza. Aceptar que algunas personas difunden falsedades por razones personales y emocionales no significa que se deba soportar el abuso emocional que estos comentarios pueden causar.

La respuesta adecuada depende del contexto, pero es importante que quienes son objeto de estos comentarios protejan su bienestar emocional, buscando apoyo si es necesario y manteniendo una postura clara frente a las mentiras.

Por otro lado, es útil recordar que la respuesta del grupo ante estos comentarios también influye en la manera en que se propagan. Muchas veces, los comentarios falsos pierden fuerza si quienes los escuchan eligen cuestionarlos o no darles credibilidad inmediata.

Al final, la difusión de mentiras depende de que otros las acepten o las cuestionen, y el escepticismo puede reducir la propagación de rumores infundados. En entornos saludables, las personas se muestran abiertas a indagar y a buscar la verdad, y esto puede limitar el daño que causan quienes crean estos comentarios con la intención de manipular o lastimar.

En conclusión, los comentarios basados en mentiras suelen originarse de motivos como el deseo de control, la inseguridad, la necesidad de pertenencia, el miedo a la exposición, el deseo de venganza o el simple disfrute de la manipulación.

Estos comportamientos reflejan problemas personales, y aunque comprenderlos ayuda a explicar por qué suceden, no significa que debamos tolerarlos. Mantener un entorno de respeto y comunicación abierta, junto con la capacidad de cuestionar y proteger nuestro bienestar emocional, son herramientas valiosas para enfrentar y mitigar los efectos de estos comentarios dañinos.

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