No se puede iniciar una nueva vida mientras no sepa como

No se puede iniciar una nueva vida. Cuando todavía no han enterrado la anterior. Muchos dicen que todo se puede superar y en eso están en lo cierto pero, en lo que no entienden es que ¿Cómo pueden decir que lo han superado si cuando se le pregunta sobre el tema, lo cuentan con lujo,  detalle  y sentimiento?

Eso no es superar, me parece que está mal entendido porque piensan que es cuestión de hacer «Cómo que ya pasó» cuando eso nunca pasa hasta que pasa, ¿Qué significa? Pues que la única manera de que usted pueda decir que lo ha superado  es cuando no sienta nada de la vida anterior.

Es fácil darse cuenta, cuando alguien se pone a conversar por lo general es alguna experiencia, salvo que sea un mentiroso o charlatán, el caso es que cuando lo hacen observe su mirada, vea el brillo y hacia donde la pone y se dará cuenta del sentimiento que emplea para contar.No se puede iniciar una nueva vida

Ahora, si usted le dice «¿Cómo te sientes?» él le va a decir «¡Bien!» y usted como no sabe detectar se cree. El caso es que esas clases de personas viven con el recuerdo de lo que pasó y que podría haber sido de otra forma pero no fue, eso justamente es lo que los atormenta en silencio.

No se puede iniciar una vida

En el caso de que quieran formar otra amorosa después de que «Dejaron atrás el pasado» no lo van a poder hacer porque justamente el pasado, lo llevan amarrado a la cintura y en el menor movimiento que hagan lo van a ver, entonces empezarán a relacionar la vida anterior con al actual.

Claro que eso es inconsciente pero lo hacen y no saben dónde está el problema. Atendí un caso, bueno algunos pero este es específico porque uno de los que intervienen en esto es una señora, que recién había pasado por un divorcio y claro que todo era por celos justificados.

En el corto tiempo que pasó sola pensó que todo se había calmado en su interior mental, por lo tanto acepto la amistad de un admirador y después pasaron a vivir juntos. Todo iba bien hasta que dicho señor empezó a llegar un poquito tarde, (palabras de la señora) por lo tanto ella saltó hasta el techo de coraje.

Entonces empezó un nuevo capítulo en su nueva vida pero arrastrada por la anterior.  Ahora ella está consciente de que su amante marido si la ama pero ella le hace relajos completos por la llegada tarde, los problemas han llegado a mayores porque hay agresión más de ella que de él.

La señora sabe que en el trabajo del señor no tiene horario por lo tanto puede llegar a la hora o más tarde pero sin embargo pelea. Ahora lo que le está pasando es que no ha olvidado sus recuerdos anteriores y peor los resolvió,  mientras no lo haga va a tener los mismos problemas así esté con otra persona, es más, será peor porque va arrastrar la mala experiencia de las dos relaciones fallidas, por lo tanto no se puede iniciar una nueva vida.

¿Por qué el pasado hace daño?

El pasado tiene una forma peculiar de mantenerse presente en nuestras vidas. Muchas veces, situaciones que ya ocurrieron siguen afectándonos emocionalmente, influyendo en nuestras decisiones y comportamientos actuales.

Momentos difíciles, traumas, pérdidas o fracasos quedan como heridas abiertas, condicionando la manera en que vivimos el presente. Sin embargo, aunque el pasado pueda causar sufrimiento, no tiene que ser un obstáculo para empezar una nueva vida.

El dolor que produce el pasado suele estar relacionado con experiencias emocionales no procesadas. Situaciones como la pérdida de seres queridos, relaciones tóxicas, errores graves o episodios de trauma dejan huellas emocionales profundas.

Si estas emociones no se gestionan de forma saludable, permanecen latentes en la mente, generando sufrimiento cada vez que se evocan recuerdos asociados a ellas. Por ejemplo, una persona que vivió una relación amorosa dolorosa puede tener miedo de volver a enamorarse.

El recuerdo de aquella experiencia se convierte en una barrera emocional, incluso cuando ya no existe en el presente. El pasado, en estos casos, actúa como una sombra que bloquea nuevas posibilidades.

No se puede iniciar si hay apego al dolor

Otro motivo por el que el pasado duele es la tendencia humana a aferrarse a pensamientos negativos y repetirlos mentalmente, un proceso conocido como rumiación. La mente regresa constantemente a momentos difíciles, analizando lo que se hizo mal o lo que pudo haber sido diferente.

Este ciclo mental refuerza el dolor y mantiene vivo lo que debería haberse quedado en el pasado. El problema de la rumiación es que no ofrece soluciones reales; más bien, intensifica el malestar.

Las personas atrapadas en este ciclo suelen sentirse paralizadas emocionalmente, sin poder avanzar. Así, el pasado deja de ser un evento ya vivido y se convierte en una presencia constante que afecta el presente.

Una razón más profunda por la que el pasado duele es que muchas veces definimos nuestra identidad a partir de lo que hemos vivido. Cuando alguien asocia quién es con las experiencias del pasado, se vuelve difícil imaginar una nueva versión de sí mismo.

Por ejemplo, una persona que fracasó en un proyecto puede comenzar a verse a sí misma como alguien incapaz de alcanzar el éxito, incluso si las circunstancias cambian y tiene nuevas oportunidades.

Este tipo de identificación con el pasado puede generar sentimientos de culpa, vergüenza o arrepentimiento, que limitan la capacidad de iniciar una nueva vida. Mientras la persona siga creyendo que «es» aquello que le ocurrió, será complicado desprenderse de esa narrativa para abrirse a nuevas experiencias.

El miedo al cambio y la seguridad en lo conocido

El pasado, por más doloroso que sea, es conocido, mientras que el futuro es incierto. Muchas personas prefieren permanecer aferradas a sus experiencias pasadas, incluso si les causan sufrimiento, porque al menos saben qué esperar.

El cambio implica entrar en territorio desconocido y enfrentar nuevos desafíos. Esto puede generar miedo, haciendo que algunas personas se queden ancladas emocionalmente en el pasado como una forma de evitar la incomodidad de lo nuevo.

Por ejemplo, alguien que ha experimentado un fracaso amoroso puede evitar empezar nuevas relaciones por miedo a sufrir de nuevo. Aunque el pasado duele, también brinda una sensación de control: «Si ya sé lo que pasó, puedo evitar que ocurra otra vez».

Sin embargo, esta forma de pensar también limita las oportunidades de crecimiento y felicidad en el presente. Si bien el pasado puede influir en el presente, no tiene por qué definir el futuro.

Es posible liberarse del dolor del pasado y construir una nueva vida si se toma conciencia de que lo ocurrido no tiene poder sobre lo que está por venir. La clave está en reconocer que el pasado es una parte de la historia, pero no toda la historia. Cada día ofrece una nueva oportunidad para elegir un camino diferente.

Una nueva vida comienza cuando se dejan atrás las creencias limitantes que nos atan a experiencias pasadas. Por ejemplo, una persona que se sintió traicionada en el pasado puede aprender a confiar nuevamente, si comprende que cada experiencia es única y que no todas las personas actuarán de la misma manera.

Herramientas para sanar el pasado

Para transformar el pasado en un punto de aprendizaje en lugar de un obstáculo, es necesario trabajar en el crecimiento personal. Algunas herramientas útiles son: A través de la meditación, la escritura o la terapia, es posible identificar qué emociones y recuerdos del pasado siguen causando dolor.

Entender cómo nos afectan es el primer paso para liberarnos de ellos. El perdón no significa justificar lo ocurrido, sino liberarse del peso emocional que conlleva. Aceptar el pasado tal como fue permite soltar la necesidad de cambiar lo que ya no se puede modificar.

Practicar la atención plena o *mindfulness* ayuda a anclar la mente en el aquí y ahora, evitando que se enganche en pensamientos sobre el pasado. Plantear metas claras para el futuro ayuda a redirigir la atención hacia lo que se puede construir, en lugar de lo que ya se perdió.

En lugar de pensar «Soy lo que me pasó», se puede adoptar una narrativa de crecimiento: «Soy lo que decido ser a partir de hoy». Esta forma de pensar empodera y abre las puertas a nuevas posibilidades.

Conclusión

El pasado hace daño cuando no se le da el espacio adecuado en nuestra mente y corazón. Si bien es natural sentir dolor por las experiencias difíciles, aferrarse a ellas impide el crecimiento y la creación de una nueva vida.

Sin embargo, el pasado no tiene que ser un impedimento. Al tomar conciencia de que cada día es una nueva oportunidad, es posible soltar las ataduras emocionales y empezar de nuevo.

Sanar el pasado requiere tiempo, paciencia y trabajo interior, pero vale la pena el esfuerzo. Vivir anclado en el ayer es como intentar avanzar con cadenas en los pies. Solo cuando se liberan esas cadenas podemos caminar hacia un futuro lleno de posibilidades.

El pasado debe ser un maestro que nos enseña lecciones, no una prisión que nos encierra. Entender esto es el primer paso para vivir plenamente y crear una vida nueva, libre del peso de lo que ya no existe.

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