Por qué no tengo suerte

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No tengo suerte. La típica expresión de un fracasado «No tengo suerte» que la dirá por siempre en excusa a su mal actuar para con la vida, tanto suya como la de sus seres queridos si es que se le puede llamar así, en todo caso, el hacer un llamado a la suerte es por demás desleal con el mismo, puesto que de esa forma él ha aceptado su derrota, que es muy fijo que ni siquiera intentó luchar.

Ahora, ¿Es necesario la suerte para poder triunfar? En mi experiencia digo que no, pues la suerte no existe. Lo que existe es la frecuencia y sin olvidarnos que todo igual atrae a otro igual ¿Qué quiere decir esto? Pues que si usted no tiene lo que llama «suerte» es porque se arrima a otro que tampoco  la tiene, ya que un triste busca a otro triste.

La suerte no existe

No tengo suerteEs simple, ¿A qué se debe que los bares se llenan de personas dispuestas a beber? No me va a decir que es porque están muy felices. La razón es porque la frecuencia que hay allí es idónea para que todos hagan en concordancia lo que se llama beber, claro que basado bajo una premisa de tristeza, el que diga que no, que lance la primera piedra.

La confianza y la creencia en usted mismo de que su poder interno es el que lo llevará al éxito, en sus labores comerciales o laborales, es lo que hará desaparecer de su mente la palabra suerte, entonces, para que usted se encamine en la ruta precisa, es necesario adquirir conocimiento y eso debe ser AHORA no espere a mañana para luego ponerse a llorar de que no tiene suerte.

Es claro que todos los que se apegan a lo llamado «Suerte» es porque lo único que saben es lo que saben,  que en mayor parte casi nada por lo tanto se limitan a decir lo que el común de las personas dicen.

Lo bueno va con lo bueno

Es evidente que una persona que todo le sale bien sin necesidad de atribuirle a la suerte, jamás se va a juntar con otra persona que se queje de lo mal que le va por su mala suerte. En este caso si alguien quiere cambiar su camino…

Empiece por alejarse de los perdedores y después cuando este sólo en su casa medite y analice que es lo que no sabe para poder alcanzar el éxito en la vida, hágalo pero tome conciencia y sea honesto desde ese momento con usted mismo, cuando ya esté seguro de lo que le falta, sonría pero sonría de verdad porque ya sabe cuál es el problema, ¿Por qué sonreír?

Pues porque mientras más sonría, su vida se transforma en un pan de dulce y todos querrán estar a su lado, porque los perdedores ya no estarán y más porque ya no tienen a quien decirle en coro «No tengo suerte».

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