Clarí capítulo 8 El engaño

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El engaño

El padre de Zulema, podría estar enfermo pero no era tonto que aparte de darse cuenta, él presentía, él sabía que algo andaba mal pero no en qué grado y mucho peor, saber lo que su hija hizo por el bienestar de ellos. Cándido Fauno, completó su plan y saciado su instinto sexual con su víctima, aunque no estaba satisfecho porque todavía quería más, él sabía que el tiempo se terminaba y que en poco tiempo tendría que marchar a la montaña, por eso, él trataba de ocupar todo el tiempo que podía, en utilizar a Zulema como objeto sexual y ella por inconsciencia se estaba enamorando poco a poco de él, ocasionado desde luego porque  era la primera vez que sentía el peso de un cuerpo.

Si los padres de Zulema hubieran sabido de antemano lo que planeaba el Doctor, ellos hubieran preferido morirse a que su hija tenga que someterse a los caprichos de aquel desconocido. Así pasaron los pocos días que le quedaban al Doctor para saciar todos sus deseos carnales,  a continuación le tocó la despedida para partir rumbo a la montaña del Caminante.

―Mi amor, parece que el temporal ha cambiado en la montaña ―le anunciaba Zulema a Cándido.

―Tienes  razón ―decía ―. Tengo que preparar todo para irme a propósito, no le has contado a tu padre lo nuestro ¿O sí?

―Mi papá no sabe nada y no pienso decirle  hasta que ellos se hayan repuesto del todo, y ahí le damos juntos la noticia.

Novela de ficción

Clarí capítulo 8 El engaño

―Bueno, está bien, entonces me esperas aquí que yo vengo.

De esta forma, Cándido Fauno preparó todo el equipo y dándole un beso de despedida con apretones y todo, se marchó rumbo a la famosa montaña del Caminante.  Zulema, se quedó parada en la entrada de la casa mirando cómo se alejaba su amado y aprovechador amante, con la esperanza innegable de que iba a regresar enseguida.

Cuando ya estuvo bien lejos, a Zulema se le corrieron dos lágrimas por las mejillas, tal vez en señal de no regreso, porque algo en su interior le decía a Zulema que no era como debía ser. El padre de Zulema ya tenía bien claro que el Doctor hizo algo, qué, no estaba seguro, pero sí sabía que tenía algo que ver con su hija, la mamá de ella no decía nada porque sólo se limitaba a darle la bendición. Después de haber esperado que la imagen de su Cándido desaparezca de su vista, entra de nuevo a la casa y se dirige hacia el cuarto donde están sus padres.

― ¿Por qué lloras hija? ―preguntaba su padre.

―No estoy llorando papá.

―No me niegues algo que es evidente hija ―le decía ―. Se fue ¿Verdad?

― ¿Quién papá?

―No te hagas la tonta Zulema, sabes muy bien de qué te estoy hablando.

―Está bien papá, ya se fue pero va a regresar enseguida, al menos eso sé, se fue a la cima de la montaña del Caminante ―con una felicidad inusual le explicaba.

― ¿A qué se fue para allá?

―Después te digo papá, él se fue para allá para ayudarnos y nada más.

― ¿Ayudarnos… sin pedir nada a cambio? No lo creo, él no tiene cara de ser buen samaritano.

―Si papá, de verdad, él es bueno y vas a ver que él viene.

― ¿Por qué estás segura de que él va a regresar?

―Porque yo sé papá que él viene porque viene y va a traernos un regalo.

―Me late como que algo pasó entre los dos y no me di cuenta ―el padre la mira como indagando que tal vez es lo que no quiere ni pensar.

―No es lo que tú piensas papá, él es muy respetuoso ―decía con firmeza.

―Aclárame una cosa hija, me dijiste que ese Doctor se iba a la montaña, ¿Acaso no te he dicho que nadie sube a esa montaña porque no hay caminos para ello? Ni siquiera los jóvenes alpinistas se atreven, ¿Y tú piensas que un hombre que ronda los 50 años va a poder subir? No llega ni siquiera a las faldas.

―Discúlpame papá pero estás equivocado, Cándido me dijo que sólo se necesita un equipo para subir y nada más, no creo que me haya mentido porque cualquiera me podría mentir, pero…menos él ―Zulema trataba de formarse una imagen en su mente de lo que había dicho.

―Dime la verdad hija ¿Qué pasó?

―Papá ya te dije, no ha pasado nada.

―Entonces dime ¿Por qué él entraba  en tu dormitorio? Yo lo he visto.

Zulema se impresionó mucho con lo que le dijo su padre, sabía que ya no podía sostener más la mentira y la única opción que le quedaba, era darle una explicación a su padre, ¿Pero qué clase de explicaciones podría dar? Si en cualquiera de las formas ella salía perdiendo.

―Déjame explicarte papá, no sé cómo decírtelo ―pensaba ―. Bueno está bien te lo voy a decir. Un día el Doctor Cándido me dijo que la enfermedad que ustedes tienen es muy mala, y que sólo podían reponerse como un remedio especial, ese remedio sólo se lo consigue en una planta, esa planta sólo hay en la cima de la montaña del Caminante y como te das cuenta, ustedes no pueden subir en ninguna época, yo tampoco lo puedo hacer porque no conozco y no tengo la fuerza para hacerlo. Yo le pedí al Doctor que me ayudara pero él no podía porque tiene muchos pacientes que atender, entonces yo le ofrecí el dinero que tú tienes guardado papá y también las joyas, pero él no quiso, no quiso porque me dijo que él estaba enamorado de mí,  por lo tanto no las podía aceptar. Como ya sé que esa planta es la única que los puede aliviar ustedes, yo acepté el cortejo que él me propone confiando en su noble corazón, te pido por favor que me disculpes, pero he tomado esa decisión basado en las enseñanzas que me dieron en el colegio, y contando con las tuyas que me ha enseñado a ser muy responsable, tú y mamá lo saben muy bien. Si merezco un castigo, con agrado lo recibo pero después que tú y mamá se recuperen que es lo único que me haría muy feliz ―dando clara muestra de aceptación por el paso que ha dado, baja su mirada para recibir lo que el padre le dirá.

― ¿Para cuándo es la boda? ―Preguntaba con desconfianza.

―Pienso que cuando él regrese y los cure a ustedes, después de eso nos casamos.

―Te voy a ser una pregunta  Zulema, con todo el respeto que te mereces hija ¿Has tenido relaciones íntimas con él? ―Preguntaba con indignación.

― ¿Por qué papá?

―No me preguntes por favor, sólo responde, quiero que seas honesta y que sólo me digas la verdad.

―Mnn… Ah… sí ―contestó con pena puesto que al ser criada a la antigua, eso no estaba permitido sin que haya unión de pareja aceptada por todos y por Diós.

―Que tonta, sí que fuiste muy tonta ―se lamentaba ―. Ese desgraciado no regresa.

― ¿Por qué dices eso padre? Y por favor no le diga así que él es mi novio y aprendí a quererlo.

―Escucha hija, me siento muy enfermo y tu madre está peor que yo, el hecho que esté muy enfermo no significa que sea tonto, si tú has tenido una sola entrega de amor con él es posible que regrese, pero si has tenido varias que me imagino que en todo estos días lo has hecho, él ya no regresa y dalo por hecho que soy tu padre, a mí no me engaña la mirada que él tenía y vas a ver que no miento.

― ¡Papá me estás asustando! No creo que él que es un hombre bueno y cariñoso, muy tierno y fuerte me haya mentido, porque si lo que tú dices es cierto entonces no hay cura  ¡No puede ser!

― ¿Cuándo te dijo que el regresa?

―El regresa de 10 a 15 días ―respondía con desgano anticipándose a un engaño.

―Hija escúchame un momento, yo no creo que aguante ni cinco días, tu mamá peor, te voy a pedir una cosa, si me llega a pasar algo a mí y a tu madre, quiero que cojas ese dinero, las joyas, vendas la casa, y con todo eso te vayas a la gran ciudad y empieza una nueva vida, porque más seguro es que no venga él y si llegara a regresar se va aprovechar de ti, así es que lo mejor que puedes hacer es irte muy lejos.

―No hables así papá, ustedes se van a recuperar bien ya van a ver.

Zulema se empezó a preocupar, con lo que le dijo el padre le dio mucho que pensar y empezó a recordar la forma como él le hablaba, las miradas que tenía y la actitud de él como médico y empezó a temblar, temblaba de rabia, de coraje por haber sido tan tonta pero de pronto le vino una chispa y empezó a sentir la sensación de deseo, de satisfacción y de felicidad que compartió con aquel que en apariencia, le ha desgraciado la vida.

Zulema entró en una incertidumbre total que no sabía que era más fuerte, si sentirse engañada y deshonrada o sentirse una mujer que en tan corta edad llena y satisfecha en lo sexual, no entendía lo que le estaba pasando, en su mente lo veía a él y quería matarlo pero cuando la imagen se acercaba, ella empezaba a desnudarse para tenerlo entre sus brazos.

Los días pasaron y sus padres iban muriendo con lentitud, tomando en cuenta del día que se fue Cándido, la madre de Zulema, falleció a los tres días y el padre a los cinco días, quedando sola total y desamparada,  con la espera de que el novio llegue en cualquier momento, y así pasaron una semana más, dos y dos meses y el susodicho novio nunca llegó.

A la casa de Zulema llegaron muchos pretendientes, según ella, uno mejor que otro pero no le hizo caso a  ninguno. Cumplió con lo que el padre le dijo, cogió el dinero, las joyas y la casa vendió para irse muy lejos. En el trayecto de su largo camino, se encuentra con Amantita del Santo una señora muy joven y vestida con elegancia, al comienzo eran como dos simples compañeras y poco a poco se fueron formando una gran amistad, que en cierto modo era la única amiga que tenía por el momento.

Para conocer más de la vida decide quedarse en un hotel unos días, pero un día Zulema intrigada por los lujos en que Amantita del Santo vivía, le hace una pregunta.

― ¿Te puedo hacer una pregunta Amantita? ―Dijo Zulema.

―Si claro, soy todo oído.

― ¿Qué haces para ganarte la vida? Te pregunto porque quisiera ser como tú.

―Bueno, yo me dedico a esto y aquello ―práctica respuesta.

― ¿Y qué es esto y aquello?

―No te puedo responder mi niña, puesto que te falta mucha edad para entender, además yo ya estoy cerca de los 40 años y ya me estoy retirando, puesto que lo que yo hago no perdura para siempre y es porque se basa con propiedad en la juventud y la belleza, belleza como la que tú tienes mi niña, pero como digo, eres muy niña para entender.

―Amantita ¿Tú piensas que soy muy niña para esto? Pues desde hace mucho que deje de ser niña, cuando pasé de los 14 años fui engañada, se diría que violada aunque no voy a negar que si me gustó y mucho aunque prefiero no explicarte, aparte de eso, quedé huérfana y de remate sin pueblo donde llegar, ¿Qué más puedo perder? Además, yo aparento tener más de 18 años.

―Vaya, yo pensaba que eras bien joven pero no tanto, entonces ¿No tienes familia? ¿Algún familiar lejano?

―Que yo sepa no, ¿Ahora qué opinas? Tengo el derecho de saber ¿Sí o no?

―Según creo, me parece que sí tienes todo el derecho de saber ―expresaba ―. Espero que no salgas corriendo. Yo soy dama de compañía de la noche y del día, cuando me lo requieran y puedan pagar por ello.

―O sea que tú… creo que…

―Soy puta y cara, aún con la edad que tengo me pagan muy bien porque sé hacer sentir a un hombre.

― ¡Puta! Ah… ¡No!… Me has dejado sorprendida ¿Qué se siente?

―Y nada, al comienzo si, de que es un poco incómodo pero cuando empieza a llegar el dinero, ya todo uno se olvida, yo como tú quedé huérfana sin tener a nadie, yo creí que no tenía nada en la vida hasta que un día un hombre me dijo “Es muy bonita pareces una princesa” entonces yo me dije “Después de todo no estoy sola, tengo mi belleza que me acompaña y esa va a ser mi arma para defenderme ante todo y contra todos, la que me va a sacar de la pobreza” y eso lo vengo haciendo desde que tengo 17 años, he utilizado mi belleza para manejar a los hombres y a la vez que me paguen por ello, sin ningún tipo de escrúpulos porque eso no me da de comer. Así es Zulema, ya sabes todo y cómo, ya depende de ti ―dijo Amantita.

Con todo lo que le dijo Amantita, Zulema se puso a pensar, ¿Qué sería de ella si continuaba sola, qué garantía había de poder llegar a edad adulta sin tropiezos? Zulema no terminó los estudios secundarios, no tenía ninguna profesión  aparte de saber hacer los quehaceres domésticos de una casa y de paso muy joven.

Según Amantita, lo único que tiene para seguir adelante es su belleza acompañada de un exuberante cuerpo, con una juventud evidente añadiéndole como aguinaldo que ya sabía cómo funcionar en una cama, entonces, ella no tenía nada que perder al menos si quería seguir adelante, pero había una opción y eso era, seguir estudiando, ir a la Universidad para culminar con una carrera académica.

Los estudios universitarios son muy costosos y ello conlleva a dedicarse, en otras palabras, no puede trabajar, aparte de eso necesita un lugar donde vivir, comida, ropa, libros, útiles de estudio, y un poco de minucias que son necesarios para el convivir diario, eso cuesta mucho dinero. Zulema hizo sus cálculos contando con el dinero que le dejó su padre, sumado el dinero de la venta de la casa y las joyas apenas alcanzarían para dos años o tres, ¿Y el resto quien lo paga? Hay una tercera opción y es conseguir marido  que se haga cargo de ella en todo, pero la pregunta era ¿Qué garantía hay? Pues resulta que no hay ninguna garantía.

Zulema pensó muy bien en todo,  lo único que le quedó es el camino más fácil y ese era nada más y nada menos que aprovechar su juventud y belleza, según sus cálculos a más tardar en 10 años ya estaría retirada y muy cerca de obtener su título universitario, con mucho dinero y un esposo muy cariñoso al lado de ella, esos cálculos fueron muy tentadores y el único que podría dar fe en eso es el señor tiempo.

Zulema no pierde su espacio y decide coger a su amiga accidental como su madrina, para que la guíe en el nuevo camino que va a tomar, entonces, Amantita le enseñó todo lo que tiene que hacer y lo que no debe, le enseñó también que debía aprender mucho sobre cultura general, por la sencilla razón de que no todos los hombres son iguales,  siempre se va a topar con un hombre culto, aparte le enseñó todo lo referente al arte de amar, sin dejar a un lado el arte de saber hablar. Zulema en poco tiempo se hizo una profesional sin debut, la prueba de fuego para ella era llevarla a una fiesta de gente muy poderosa, gente que pagaba demasiado bien.

Cierto día, llegó la petición para Amantita en exclusividad para que sea el punto central de la fiesta, petición que fue negada con firmesa porque ella no trabaja sola, dicha negación no pudo ser aceptada por el organizador de la fiesta y si tenía que venir acompañada no había problema, siempre y cuando la acompañante sea de clase “A”.

Amantita acepta la petición y lleva a Zulema para que ella misma se someta la prueba de fuego, eso era que tenía que hacer el amor con cuantos lo requiera, siempre y cuando, al más poderoso del grupo no se le ocurra cogerla como su dama de acompañante, pero eso no era problema, sea de un lado o del otro igual iba a ganar mucho dinero.

Amantita antes de salir le hizo una sugerencia.

―Mira mi niña, de ahora en adelante… Zulema ha muerto… hoy eres una mujer diferente ¿Qué te gusta más por lo general?

―A mí me gusta que la gente sea honesta, sincera, que sean claros, nada en entredicho.

―Ya sé, ya sé cómo te vas a llamar… tú nombre será…Continuará capítulo 9

©Clarí una historia cuántica Todos los derechos reservados Roberto Sanahuano Escrita en el 2006 y registrada en el 2008 I E P I 030100

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