Clarí una historia cuántica capítulo 23 el plan ha fallado

23

El plan ha fallado

―Mire señora, no tengo nada contra usted pero si mi patrón ordena que la mate yo lo hago, pero escúcheme bien, hoy ha corrido mucha sangre y es demasiado para un solo día,  mire que ya son 10:20 minutos de la noche y no quiero hacerle más daño a nadie, más luego si algo digo a los de afuera, por favor sígame el dúo y verá que todo termina con bien, ¿Si? ―Jansí estaba en un dilema y sabía que dependía el resultado de la noche, de acuerdo a lo que él diga a su patrón.

―Mire señor Jansí, le agradezco su gesto y no sé si sobreviva a esto, pero escúcheme bien, usted le caía bien a la señora Clarí, yo sé eso porque ella me lo dijo, ella no piensa por ningún momento que usted la va a matar, pero sin embargo al que sí le cree capaz es a su patrón y por eso ella se fue hace muchos días, ahora si no me cree pregúntele a cualquiera.

―Está bien, ya voy hablar con mi patrón y espero que no me pase nada.

Jansí se retiró del lugar muy preocupado porque tenía que pensar bien lo que iba a decir, y en cierto modo se le mete una idea en la cabeza, porque si calcula mal el muerto podría ser él.

Novela de ficción

Clarí una historia cuántica capítulo 23 el plan ha fallado

Ha llegado el momento y ya está frente a su patrón y empieza a desarrollar su plan.

―Patrón le tengo malas noticias ―le dijo Jansí.

― ¿¡Como que malas!?  No se te ocurra decirme que Clarí no está adentro ―se puso furioso Juan al escuchar esa noticia.

― ¿Entonces… que le digo patrón?

― ¿Algún problema chiquitines? ―Entra ringo en la escena.

―No pasa nada, nada que no se haya permitido ― dijo Juan―. Jansí dime la verdad, ¿No está adentro?

―No señor… no está ―dijo muy apenado―. El soldado que me dio la información es el culpable en cuanto me entere quién es, yo lo mato patrón, sea quien sea ―afirmó.

Sin pensarlo dos veces Jansí se dirige hacia sus hombres y busca entre la gente a su hombre de confianza

― ¡Señor Peke, usted me dio esa información y usted paga! ―Dijo Jansí.

Al pronunciar esas palabras el señor Jansí sacó su pistola y a punto de disparar al señor Peke, su acción fue tan real que el señor Peke en un instinto de protegerse, intenta sacar su pistola lo cual es detenido por los hombres de Jansí y lo sujetan, ahora con eso no le queda otra opción que protegerse con palabras.

― ¡Señor Jansí, a mí me dio la información el líder del grupo cuatro, él fue que entró al bar y dijo que ahí la vio a la señora Clarí, no fui yo!

― ¿Es cierto eso? ―Preguntó el señor Jansí a sus hombres.

―Sí es verdad ―contestaron todos en favor del señor Peke.

―Entonces tráiganme a líder del grupo cuatro que hasta hoy vive, imaginar que hace pasar vergüenza a todo el grupo por no saber observar bien ―dijo muy molesto el señor Jansí.

―Señor Jansí, el líder del grupo cuatro está muerto, usted mismo lo mató hace unos minutos ―le dijeron sus hombres.

El plan del señor Jansí estaba funcionando al dedillo, ahora sólo tenía que comunicárselo a su patrón, ese es el chivo expiatorio que él pensó, Jansí sabía muy bien que la información lo dio él, o sea él líder del grupo cuatro y como alguien tenía que morir, entonces el indicado debía ser el culpable y ese culpable ya estaba muerto.

―Patrón, ya sé quién es el culpable y de antemano le pido mil disculpas ―dijo Jansí.

― ¿Sancionó al culpable?

―No pude patrón.

― ¿Por qué no pudiste, acaso mi  autoridad no es valedera?

―No es eso patrón, lo que pasa es que el culpable ya está muerto ―dijo con actitud de impotencia.

― ¿Quién era el culpable?

―Era él líder del grupo cuatro, el mismo al que yo disparé cuando se me pidió que sancionara al energúmeno que lo hizo asustar a usted.

― ¿Me podrían decir que está pasando allá abajo chiquitines?  ―Preguntó Ringo.

―Nada que importe, lo único que te digo es que ya nos vamos, porque pienso que usted noble dama no tiene nada que ver en esto ―le decía Juan.

―Por supuesto que no tengo que ver en eso, mi trabajo es abrir la puerta a todas las chicas que quieran trabajar aquí, y lo que hagan con sus vidas a mí no me interesa, siempre y cuando lo hagan de la puerta de entrada para afuera, porque si es aquí  adentro, ahí sí me interesa.

―Señor Jansí― llamó el patrón Juan.

―Diga patrón.

―Por lo que me di cuenta, había sangre en el piso del reservado y eso significa que hay heridos ―el patrón Juan siente que ha hecho algo mal―. Señor Jansí, entregue 1000 dólares para curaciones y nos retiramos.

Juan del Todo tuvo que aceptar su derrota, derrota que abarcaba dinero, prestigio, orgullo y tiempo, él como líder de una familia no puede darse ese lujo, y ni siquiera puede desquitar su vergüenza, porque al único culpable que tenía que cargarle el peso no está, ahora le toca retirarse como perro apaleado. Ahora Jansí ha recibido su última orden del día en espera de que no pase mayor cosa.

―Atención, pido permiso para entrar ―decía Jansí.

― ¡Que quiere! ―Le dijo Raquel.

―Vengo de parte de mi patrón a entregarles un presente, les manda su sentir por lo que ha pasado aquí.

―Claro, primero nos mete bala y después se arrepiente y se disculpa ―dijo Raquel enfurecida―. Con todo déjeme consultar con mi madrina.

―Está bien aquí espero ―dijo Jansí.

Las chicas se pusieron alertas por semejante ofrecimiento, aunque no sabían de qué se trataba pero igual desconfiaba, porque ellas sabían que el tal Juan no era de confiar, pero igual consultaron con Nisoilá y con el resto de gente.

―Madrina, ese tal Jansí quiere entrar de nuevo ―dijo Raquel.

― ¿Para qué, acaso desconfía de nosotras?

―Según dice él, trae un encargo de su patrón porque se siente mal de lo que ha pasado, y por si me pregunta qué es, no tengo la más mínima idea.

―Por favor todos, atiéndanme, va a entrar de nuevo ese mercenario que vino hace un rato, y quiero que no le pierdan de vista a las manos porque yo lo conozco, él es muy rápido con la pistola y al menor movimiento lo ciernen a plomo.

Todas asintieron con la cabeza dando señal de aceptación Y ubicándose al mismo tiempo en su puesto se pusieron en posición de defensa.

―Está bien pase ―dijo Raquel.

―Muy bien, permiso.

Entró con timidez hasta llegar a la puerta del reservado donde se escondían todas las personas, y buscó a Nisoilá.

―Es con usted señora Nisoilá, escúcheme bien, mi patrón no sabe que usted esta aquí, yo no se lo he dicho y si por alguna razón el se llega a enterar, mi vida corre peligro y la única forma que no sea así, es que usted niegue a muerte sobre su participación de este día, Dios quiera que nunca Juan le pregunte a usted porque es muy hábil en sacar verdades de una mentira, ahora nos retiramos con este saldo trágico que queda para el pasado, y por esa razón mi patrón le manda este dinero, para que cubra los gastos de curaciones.

―No quiero ser grosera, pero nosotros no necesitamos su dinero porque nosotros nos ganamos el dinero con nuestro esfuerzo, más claro con nuestro cuerpo pero igual es trabajo.

―Por favor no haga eso, mi patrón es como un niño caprichoso y si usted no acepta, va a ser un pretexto para una nueva pelea, por favor hágalo por la paz.

―Bueno está bien, que sea por la paz, ¿Cuánto manda su patrón?

―1000 dólares señora.

―Bueno por lo menos, yo pensaba que iba a mandar 100… ya está bien y dígale que disculpe.

―Está bien señora y cuídese por favor, y si alguna vez ve a Clarí por favor dígale que lo siento, yo a ella siempre la vi como a una hija aunque lejana, pero tengo este trabajo y es lo único que sé hacer, por favor que se cuide que por mi lado voy a hacer todo lo posible para no encontrarla, y con esto… un adiós  ―Jansí se despidió con tranquilidad que tal vez es por lo que no pasó las cosas a mayores.

Jansí se retiró del lugar, y estando junto a su patrón le dice.

―Patrón todo está hecho, ¿Cuál es su orden?

―Hazte cargo de todo Jansí, dale vacaciones a los hombres y págales por su trabajo, los quiero ver en mi casa la próxima semana, porque quiero que a partir de esa fecha empiecen un nuevo rastreo pero esta vez sólo por medio de satélites, haste con el mejor personal que encuentres para que se encarguen de ese trabajo, porque de que la encuentro la encuentro aunque sea lo último que haga en mi vida, y por último, dame dos hombres y un vehículo que me voy a mi avión, me siento cansado y quiero dormir,  ¡Ya!

―Está bien patrón, todo lo que me ha dicho se va a cumplir al pie de la letra…, señor Peke, ¿Todavía es de mi grupo? (si señor), entonces, coja un hombre y acompaña al patrón hasta su avión, pero muévase.

―En seguida señor Jansí.

Todo listo y preparado para la retirada, salían los hombres de Juan cargando a los heridos, Peke y Jansí iban atrás de su patrón, de pronto, Juan del Todo regresa y mira hacia la ventana, levanta la mano y con un pulgar hacia arriba le sonríe indicándole la señal de vida, Ringo observa y le dice algo.

―Gracias, que te vaya bien guapo y recibas bendiciones del universo ―le dijo con una sonrisa en los labios.

Después de eso todos salieron hacia sus vehículos y desaparecieron del lugar, la gente afuera la mayoría borrachos quisieron hacer reclamo ante la presencia de ellos, pero sólo bastó que la gente de Juan alzaron su fusiles de asalto y todos quedaron callados, pudiendo irse ellos sin problema, mientras tanto Ringo empieza a gritar llamando a su gente.

― ¡Jefe de guardia  auxilio! ―Gritaba Ringo.

― ¡Que pasa señora! ―Contestó el jefe de guardia.

―Ven ayúdame, y busca en el manual de esta pendejada que no sé como se apaga esta luz roja que se prendió, y dime cómo están las chicas, ¡Como está Nisoilá infórmame!

―Están bien señora, la señorita Raquel tenía hemorragia pero más creo que por el susto es que le paró, la señora Nisoilá está mejor, lo que necesitan es descanso y curaciones, en buena hora que estaba aquí entre los clientes el doctor que está haciendo la rural aquí en el pueblo, por lo demás está bien, !Ah! Aquí está el manual señora ―le informó el jefe de guardia.

―Ay chico, si supieras que estaba tan asustada que me olvidé cómo se maneja esta infernal máquina de matar, hice hasta lo imposible para disimular el miedo que tenía, cuando se prendió ese foquito rojo casi me meo del miedo, pero sí o no que parecía un comando, anda y dime la verdad ―Ringo estaba emocionada al recordar su hazaña

Después de todo los recordatorios de lo sucedido hasta ese momento, los clientes quedaron medios como impresionados por lo sucedido y Ringo se dio cuenta de eso.

―Atención, atención que les va a hablar su reina, escúchenme y no me hagan gritar ―Ringo la vira vuerta pide que la escuchen pero en la condición que estaban todos los presentes y la bulla de los comentarios, se hacía casi imposible―. ¡ATIÉNDANME CHICOS!

A petición de Ringo toda la gente se empezó acercar a la pista de baile, se acercaron inclusive los mirones que estaban afuera y que no habían ingerido ni un vaso de cerveza, y como quien la plebe escucha a su reina, le tomaron atención.

―Bueno, chiquitines, se han portado muy bien y por eso, la casa invita una botella de cerveza  para cada uno que estén dentro de esta pista de baile.

Escuchando esas palabras, todos empezaron a levantar mesas y sillas que estaban regadas por todos lados debido al tiroteo, como decía, inclusive los mirones que estaban afuera, ya todos acomodados, Ringo dijo.

―Ahora sí que se encienda la fiesta, música por favor, señoritas meseras atiendan a los señores, una cerveza por cliente que eso lo pago yo.

Y como por arte de magia todo se ubicó en su puesto, luces, música, atención e inclusive los guardias que cuidan el ingreso, levantaron las puertas caídas y las colocaron de nuevo con ayuda de una que otra herramienta. Ringo preocupada por Nisoilá y las chicas, salió de su oficina y en el momento que se para en toda la entrada para disponerse a bajar las escaleras, más de uno quedó sorprendido, no por la belleza sino por la figura, sólo los guardia de seguridad se acercaron a ella para ayudarla a bajar la escalera, porque es tan gorda que un poquito más y rueda en vez de caminar, pero igual, el buen gesto de ella como ser humano la hace ver muy bonita. Ya cuando tocó tierra firme, se dirige a los reservados a ver en qué puede ayudar.

―Hola bellezas, ¿Están todos bien? ―Preguntó con una sonrisa tan ancha que reflejaba felicidad.

―Estamos bien amiga, un poco doloridas, asustadas y muy cansadas pero por el resto, todo está muy bien ―dijo Nisoilá.

―Ustedes necesitan atención y mucho cuidado, en especial tu Raquel, a tu madrina la veo muy bien, hagan una cosa, todas ustedes descansen por hoy para que se vayan a su bus y puedan descansar tranquilas, mejor dicho tómense el tiempo que ustedes quieran, es más les voy a mandar con mi chófer para que las dejen en su carro, ah, y con dos guardias por si acaso, así que vayan no más con tranquilidad.

―Muchas gracias Ringo, eso mismo vamos hacer a menos que al desgraciado ese de Juan se le ocurra regresar, ya fuera el colmo, pero con todo nos vamos para allá… ya oyeron chicas, ayuden a Raquel a levantarse y vámonos….Continuará capítulo 24

©Clarí una historia cuántica Todos los derechos reservados Roberto Sanahuano    Escrita en el 2006 y registrada en el 2008 I E P I   030100