5
Un pasado cuántico
― Así, buena gente, bien atenta.
― No veo cuál es la diferencia ―le decía Zulema.
― No sé a cuál diferencia te refieres, porque a lo que me refiero es si eres bien atenta con Martíno, porque para mí estás de campeonato ―aquellas palabras tenían algo como una pícara indirecta ya que la mirada de Tony se posa en su figura central.
―Bueno… si, lo que pasa es que yo recién te conozco y me parece que ya te conocí en otra vida, y me da un gusto y placer atenderte. Desde luego que la atención a mi esposo es diferente y tú tienes que saber eso.
―Claro que sí, entre marido y mujer las cosas son diferentes, bueno eso creo.
― ¿Me puedes aclarar algo?
―Si claro que sí, para mi cuñada bonita lo que sea.
―Cuando dijiste que estaba de campeonato, ¿Te referías a cómo te atiendo o mi cuerpo?
― ¡Qué! ―A pesar que esperaba algo, no dejó de sorprenderse por lo que acaba ce escuchar.
―Dime Tony, ¿Te atiendo bien o es que me ves que está bien mi cuerpo? ―Decía Zulema mirando hacia los ojos de Tony.
―Bueno, no sé cómo decirte…Pero eres de campeonato mundial ―posando sus ojos sobre el cuerpo de su cuñada―. Más claro es la ganadora, la líder, la 1, y ya no me preguntes más ¡Por Dios, eres mi cuñada!
―Pero… ¿Qué pasa? Si es una simple pregunta ―decía Zulema tomando la actitud de una mujer ingenua―. ¿Sabes una cosa? Para Martíno soy nada y tarde o temprano te vas a enterar, además yo me voy a hacer cargo de que tú te des cuenta.
―Zulema, dime una cosa ¿Dónde conociste a mi hermano?
― ¿Por qué? Acaso tiene algo de importancia eso.
―No, no es que sea de importancia, es una simple curiosidad.
―Yo creo, que eso sólo le compete a la pareja y a nadie más, sin ofender.
―Eso quiere decir, claro que sin ofender, que hay misterio en ese encuentro de primera vez ―le decía Tony con toda tranquilidad―. Pero no te preocupes cuñada, si no quieres responder yo me encargaré de que sí lo hagas.
―Por qué tanta tontera Tony, tú me caes bien y voy a hacer todo lo posible para que la paces bien aquí, y referente a la pregunta en cualquier rato te converso.
―Está bien, como tú quieras cuñada, no quiero que te molestes conmigo además yo sabré portarme bien aquí contigo.
El tiempo sigue su marcha y para María ha sido tormentoso y los minutos se le han hecho horas. El momento se acerca y hay que preparar todo, María sabe que su responsabilidad está primero además, en el fondo de su alma siente una felicidad de saber que alguien la espera. Hace mucho tiempo dejó de sentir esa sensación de alegría, pero ahora no es igual, sabe que cada vez que llegue a la casa alguien va a estar ahí, ya no va a ser como los días de años pasados.
El proceso monótono de cada día, de saber que tiene que ir a su casa porque tiene que hacerlo, más no porque quiera. Para ella, no existía el sol del día siguiente porque por simpleza, era un día como cualquier otro y al día siguiente el mismo día, ahora es diferente, María ve un futuro por delante que de pronto se ha dado cuenta que en la vida siempre existe una razón para todo. El encuentro que tuvo con su ex novio, Gustavo, y que ahora resulta que es su jefe, le hizo ver que las personas necesitan una razón para seguir adelante, y la pregunta que se hizo ¿Cómo llegué a estar donde estoy en este momento?
La respuesta fue simple, lo que le impulsó a llegar donde está fue el deseo y el capricho de no quedarse. Con todo eso María se puso a pensar y decir en sus adentros, “quien creería, como ha pasado el tiempo y pensar que yo me sentía destruida, pensar que ya me sentía acabada, de pronto tengo la profesión, un trabajo y una vida y todo lo hice impulsada por el deseo y el capricho, claro que sub alimentado con el odio y el coraje hacia los demás.
Desde que conocí a Tony empecé a ver las cosas de una forma diferente, diferentes pero no clara, porque parece que es la persona ideal para mi vida pero mi visión no es normal del todo, o sea, era igual como un rompecabezas que en apariencia ya estaba todo armado pero algo no cuadraba, había piezas que no están colocadas en su puesto, y para qué ese rompecabezas quede bien en su imagen necesitaba que alguien arregle, y por accidente del destino ese alguien que hizo que ya empiece a ver las cosas con claridad, fue gracias a Dios, Gustavo. Si él no se aparece en mi vida no estaría viendo las cosas como las veo ahora, de esta forma Tony para mí es todo, inclusive mi vida, mi destino, mi felicidad, o sea un todo completo pero yo manejo la situación, ya no voy a dejar que otros lo hagan por mí, y eso significa que aun siendo Tony todo para mí y él no quiere, está bien, otro será mi destino pero el que yo elija” en el fondo María había entendido que no se necesita un pretexto de dolor para seguir adelante, ya que es el deseo de quererlo hacer cuando uno quiere hacerlo y nada más.
María se dirige a la sala de recuperación, a encontrarse con Tony para irse a su departamento con él, en el camino se topa con una Enfermera que lo atendió la última vez y le dice.
―Hola María, ¿Cómo te va? ―Le saludaba Leonor con mucha atención.
―Hola, ¡Nos vemos que estoy de apuro! ―Saludo y despedida de María.
― ¿A dónde vas con tanto apuro?
―Más luego te digo.
― ¡Hey! Espera un momento ―le decía Leonor―. Si vas a ver al chico de la cama tres, me temo que llegas muy tarde.
― ¿A qué te refieres?
―Me refiero a Tony, al chico que estaba indocumentado, el de la cama tres.
― ¿Y qué pasa con Tony?
―Mira María, lo que pasa es que en la mañana llegaron unas personas, esas personas decían que son la familia de él, más claro el hermano y la cuñada.
― ¡Y!
―Y nada, se lo llevaron, mejor dicho una mujer muy bonita y con un cuerpo de envidia fue la que se lo llevó, porque en realidad el que vino a llevarlo fue una persona mayor, pero él se fue, y quedó ella.
―Oye Leonor ¿Estás segura que se lo llevó ella?
― ¡Por supuesto que sí! Es más, el Doctor que estaba de turno en la mañana, no le permitía irse mientras no se haga un chequeo de rutina, el cual se lo hice yo.
― ¿Y porque no me avisaste?
―Yo no sabía que a ti te importa ―le decía Leonor―. Además ellos estaban apurados por irse.
―Apurados… ¿Dices?
―Sí, ya te digo, esa mujercita tirada a guapa y muy exclusiva que para mí, se lo llevó con exigencia.
― ¿Y Tony? ―Sorprendida preguntaba―. ¿No decía nada?
―Ahí yo no sé, lo único que hice fue hacerle un pequeño chequeo como me ordenó el Doctor y ahí me retiré.
―Pero…si el Doctor Mancillas que no vino hoy en la mañana ¿Cómo iba a dar la orden de salida de Tony? ―Su preocupación es notable y con eso la duda―. Además él viene recién mañana.
―Yo no te dije que fue el doctor Mancillas, dije “el Doctor” porque el que dio la orden fue el nuevo Doctor.
― ¿Cuál nuevo Doctor?
―El Doctor que está a cargo de un departamento.
― ¿Cuál? ―su desesperación iba en aumento por una simple sospecha.
―El Doctor Gustavo Demarca ―le respondía con toda naturalidad sin sabes lo que acaba de decir―. ¿Te acuerdas cuando pasabas horas y horas al lado de Tony? Habla y habla de no sé qué, la cuestión es que ese Doctor venía ahora en los últimos días, a mirarte a ti, al comienzo yo no sabía que era Doctor.
― ¿Estás segura que fue Gustavo?
― ¿Gustavo? ―Se sorprende al darse cuenta que lo ha llamado por su nombre―. No me digas que lo conoces…Mm… Entonces mis sospechas eran ciertas.
―Sí, si lo conozco, y me arrepiento haberlo conocido. Este Gustavo, este desgraciado lo hizo con segunda, entonces él sabía que yo venía a ver a Tony, pero está bien, algún día me las paga este infeliz… ¿Pero estás segura?
―Si no me crees, anda verifica tú mismo allá en recuperación.
―No te preocupes Leonor, si te creo, pero me parece increíble que Tony me haya dejado sin dejarme siquiera un mensaje ―esa noticia hizo que se ponga en pensativa―. Pero de todas maneras, no tengo nada que perder igual tengo que pasar por ahí, nos vemos Leonor.
A María, no le llegaba el mensaje, mensaje de debut y despedida ahora claro que no hay mala intensión de parte de Tony pero, el chiste es que María no lo sabe y Tony peor, pero de que ha causado malestar a María eso sí es cierto.
María empezó a caminar en dirección de la sala de recuperación, caminaba apesadumbrada con la cabeza gacha como si los cachos le hubieran crecido 2 m de cada lado, pensaba y pensaba, tan concentrada que no se daba cuenta cuánta gente la saludaba en el camino.
De pronto le viene un pensamiento que quiere atormentar en su mente, “Leonor me dijo que vino a buscarlo un hombre y una mujer, y de paso que es muy bonita ¿Acaso será la cuñada y el hermano que vino a verlo? Me parece raro la insistencia de esa mujer porque más parece como que si ella coqueteara con él, capaz que sí, porque esa mujercita más tiene aires de puta que de señora, si es así, Tony se está metiendo en la cueva de la Loba, hermano con hermano por la misma mujer, ya fuera una desgraciada esa tipa y a lo mejor especulo por gusto, tal vez es la imaginación de Leonor por la forma como me lo contó, quién sabe, pero igual tengo que saber qué pasa con Tony ¿Por qué no me dijo nada? Si él no me mandó mensaje voy a esperar unos días, porque si no es así yo mismo lo voy a buscar y no porque lo necesite, lo correcto sería que se despidiera de mí y no ha pasado nada, igual con lo que me pasó con Gustavo hoy al mediodía, abrí los ojos y ya no voy a sufrir por nadie más, siempre mi vista hacia delante aunque no voy a negar, Tony me gusta mucho y quisiera que sea mi marido pero, como dije ya no voy a sufrir por nadie y eso significa que si no se puede, no se puede y punto” María llega la sala de recuperación y se cerciora de que en realidad Tony brilla por su ausencia.
Aunque estaba preparada igual en algo le dolió al ver aquella cama tres vacía, en la que pasó varios días, hora tras hora hablando con un ser desconocido, que sin darse cuenta le llegó a lo más hondo de su alma, alma que puede hacer que se parta en pedazos. Cuántas alegrías y cuántas tristezas pasaron por ese lado que por momentos se hicieron ilusiones, ilusiones de volar como almas gemelas uno junto al otro sin nada ni nadie que se interponga en su camino, pero eso sin remedio terminó y lo único que queda es una cama vacía, que es posible que sea ocupada por otro ser y tal vez sólo tal vez no esté inconsciente. Resignada María, sola y triste coge su camino rumbo a su departamento.
Martíno preocupado se disponía a cerrar su almacén para dirigirse a su casa, pero hoy era diferente, la emoción que siempre sentía durante los últimos seis años, emoción por estar al lado de la mujer que tanto ama y desea. Hoy, no siente lo mismo porque ahora esa sensación es de inseguridad, en lo único que podrá ser igual es en que tiene que ir a su casa, y tendrá que portarse igual como todos los días porque no hay motivo para cambiar ¿O sí? Martíno, en su vehículo no deja de pensar en los resultados posteriores, resultados que tal vez no sean ciertos, como hombre maduro tendrá que usar la inteligencia y la serenidad.
Llega a su casa y estacionó su vehículo en un garaje para tres automóviles, su corazón empieza a latir con rapidez y sin esperar más, su cara se empieza a desfigurar, pero él sabe que no puede entrar a sí a su hogar porque estaría dando muestras de debilidad y falta de control, al menos de eso se daría cuenta muy rápido Zulema aunque Tony no. Martíno entra a su casa.
―Hola, ¿Hay alguien en casa? ―Martíno saluda y nadie le contesta―. Zulema ¿Dónde estás? Tony, Tony.
Se escuchan unos sonidos medios raros en el fondo de la casa, seguido de unos golpeteos de zapatos de tacos que se aproximan hacia donde él está, es Zulema, se aproxima rápido ante su marido.
―Martíno mi amor, no te escuché ¿Cuándo entraste? ―Nerviosa Zulema le da un recibimiento cariñoso a su marido―. Te vez cansado, siéntate ¿Cómo te fue en el trabajo? ¿Quieres tomar algo? mejor te traigo algo espérame que ya vengo.
―Tranquila Zulema, ¿Qué te pasa que estás nerviosa ―Entra en juego su peor sospecha de que algo está pasando en casa y él no se ha enterado―. Todos los días llego igual y tú nunca me has preguntado nada ¿Por qué hoy es diferente?
Zulema no sabía qué decirle a Martíno, pero haciéndole señas con la mano que le espere se dirige a la cocina a traerle un jugo a su esposo, en ese instante a lo lejos se escucha una voz, (Martíno, Martíno hermano, aquí estoy ven) es la voz de Tony que lo llama para conversar con él, acto seguido, Martíno se levanta y se dirige al dormitorio del fondo, entra en el dormitorio y se lo queda mirando a Tony por unos cuantos segundos, Tony extrañado le pregunta.
―Hola hermano ¿Qué te pasa? ―No tiene idea de lo que puede estar pasando por la mente de su hermano―. ¿Te molesta algo?
―Ah… si, ah no disculpa, es que estaba distraído ¿Cómo te sientes Tony?
―Mejor, más tranquilo… oye hermano no te hubieras molestado en darme tu dormitorio, es bien grande y muy bonito tiene hasta alfombra, esos cuadros en la pared también son bonitos, todo lo que hay en tu dormitorio es hermoso. Nunca había dormido en una cama tan grande, a deber costado una fortuna todo esto.
―Tranquilo Tony, más despacio, en primer lugar no es mi dormitorio, en segundo lugar, todo lo que ves aquí no lo compré yo, fue Zulema, y en tercer lugar, si… costó mucho dinero ―le aclaraba Martíno a su hermano―. Además, no hablemos de eso hablemos de ti, dime cómo se te ocurre venir a La Gran Ciudad.
Tony se quedó pensando lo que le dijo Martíno, en su mente sólo escuchaba, “fue Zulema”, Tony decía en sus adentros (“Si Zulema compró todo eso ¿Qué nomás habrá comprado, de dónde sacó tanto dinero? Porque no tiene cara de trabajadora, en cambio mi hermano si se le nota que trabaja duro y más parece que aquí hay algo raro”) en lo que pensaba Tony su hermano le llama la atención.
―Oye Tony ¿En qué piensas? ―Mirándole a los ojos tratando de ver algo que no es usual en su hermano menor―. Te pusiste a meditar un rato ¿En qué?
―No nada, es que cuando me preguntaste las razones por las que vine a La Gran Ciudad, me acordé de mi amigo Pepe que por despedida le di una puñetiza y de ahí, nos pegamos una borrachera del diablo, fue por eso que me quedé pensativo.
―Ah bueno, como tú digas ―Mirando para un lado da un paso atrás pero sin dejar de pensar en lo que está pasando en la casa.
De pronto a Martino se le ocurre hacer una pregunta a su hermano, pero entra de improviso Zulema.
―AH, Martíno aquí estás, ¿Por qué no me avisas que vas hablar con tu hermano? Toma sírvete el jugo. Tony ¿Deseas que te sirva un jugo a ti? ―Tony miraba a su hermano y Martíno miraba a Tony, y por inercia Zulema miraba a los dos―. ¿Qué pasa?
―Nada ―Tony como Martíno contestaron lo mismo.
―Bueno, si hay para mí muchas gracias ―decía Tony―. Espera Martíno, no te tomes el jugo para que me acompañes y tú también cuñada, así tomamos los tres ¿Está bien?
―Tienes razón, trae uno también para ti Zulema.
―Está bien.
Entonces Zulema se retira por un momento dirigiéndose a la cocina, en ese momento los dos hermanos comienzan a conversar.
―Quiero pedirte un favor Martíno ―le decía Tony.
―De qué se trata Tony.
―De algo sencillo.
―Dime de qué se trata ―decía Martíno un poco serio.
―Dime si lo vas hacer.
―Ya, está bien, ahora dime qué quieres ―se puso alerta―. Piensa bien antes de hablar Tony.
―Dime el secreto ―la pregunta del millón.
― ¡¿Cuál secreto?! ―La palidez empezaba a surgir por su piel…Continuará capítulo 6
©Clarí una historia cuántica Todos los derechos reservados Roberto Sanahuano Escrita en el 2006 y registrada en el 2008 I E P I 030100
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