Clarí una historia cuántica capítulo 6 El secreto

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  El secreto

Mientras en la gran ciudad sucedía todo el enigma, en Poste partido la vida seguía de una forma, se diría normal, su gente tenía el mismo trajín de todos los días y nada había cambiado. Don Saturnino seguía con sus ocupaciones de administrar su finca, casi no conversaba con nadie del pueblo, como se sabe, aparte de tener mal genio tiene reacciones de loco y a veces un medio más.

El único que conversaba con él y con mucha confianza, claro que también tenía que calcular porque si no… Ése es su amigo el compadre Lucho, el único que podía pasar por la finca de don Saturnino a cualquier hora, sea de día o de noche.

Novela de ficción

Clarí una historia cuántica capítulo 6 El secreto

Don Saturnino tenía un sentido del oído y la vista muy fina, aunque no había luz en el camino que cruzaba la finca, él podía distinguir a cualquier persona sólo por la forma de caminar y por el sonido que hacían al dar sus pisadas. La gente del pueblo sabía que pasado de las 6:30 de la tarde tenían que tener mucho cuidado para poder pasar por la finca, cualquier persona que iba a pasar por ahí tenía que pedir permiso para pasar o decir Santo y seña seguido de un saludo anticipando que va a pasar.

Don Saturnino, no le daba pereza levantarse de su cama a cualquier hora, coger su carabina y hacer un primer disparo al aire, ese disparo es el anticipo porque el segundo disparo iba derechito a sus pies, y ya pueden imaginarse a donde iba el tercero. Por una extraña casualidad para la gente del pueblo, ese camino cruzaba por en medio de la finca en otras palabras es propiedad privada, y como él mismo decía que la ley lo amparaba, lo único que hacía era proteger sus bienes. Como saben, el único que se atrevía a pasar sin avisar es su compadre Lucho y nadie más, inclusive hasta le podía hacer pequeñas bromas.

En uno de tantos días, en los días que en la gran ciudad estaban pasando por ciertas dudas, en Poste partido se estaba acercando el día festivo y como tal, toda la gente del pueblo se preparaba para tal acontecimiento. El compadre Lucho, iba caminando por una de las calles del pueblo y por azares del destino,  encuentra a su amigo y compadre del alma, Don Saturnino, y se pone a conversar añorando los viejos tiempos.

―Buenos días compadre  Saturnino.

―Hola compadre Lucho, a los días que se deja ver compadre.

―Sí, lo que pasa es que estaba trabajando duro y casi no da tiempo para venir al pueblo, aun por mucho que quiera.

―Estamos igual compadre ―comentaba  Saturnino―. Desde que se fue mi muchacho mi trabajo ha aumentado.

―Tony, su hijo,  mi ahijado sí que nos hizo una buena compadre ¿Se acuerda?

―Si compadre, si me acuerdo pero más me acuerdo de las pendejadas que usted me hizo.

―Ya compadre, discúlpeme pero fue en defensa propia compadre ―le indicaba con buenos sentimientos  a su amigo del alma―. Además usted también me dio lo suyo, no se olvide compadre.

―Pues claro que le di compadre, le di mi cuerpo para que usted golpee como le dé la gana, mejor olvidemos ―poniendo la mirada en la distancia―. Horita tengo la preocupación, parece que algo anda mal en La Gran Ciudad o es como que si mis dos hijos estuvieran en problemas.

― ¿Por qué dice eso compadre?  Que ¿Acaso siente algo raro adentro de su cuerpo? Yo he escuchado que se siente como hormiguitas cuando algo le anuncia a uno.

―Algo parecido.

―No le haga caso, si en caso tuvieran  problemas entre los dos se pueden ayudar porque tanto Martíno y Tony son de trabajo y muy fuertes ¿Que les podría pasar?

―Ese no es el problema compadre, lo que pasa es que más parece que el problema fuera entre los dos, o sea, yo lo siento así.

―No puede ser, si son hermanos y se llevan  muy bien.

―Ya tiene algunos años que Martíno se fue, no sé qué hace allá ni en qué trabaja, de paso desde que se fue no ha regresado por el pueblo… ahora, Tony está allá, no sé si estará comiendo bien…no sé si lo que gana Martíno alcance para los dos, ojalá Martíno tenga un buen trabajo y de esa forma puede ayudar a Tony.

―No se preocupe, ellos tienen que  estar bien.

―Tiene razón, a lo mejor sólo es mi idea ―decía Saturnino―. Y a propósito compadre hay que prepararnos para la fiesta del pueblo, se va a poner interesante, escuché que la Vira vuerta va a traer chicas nuevas, muchachitas, de ésas como nos gusta a nosotros compadre.

―Qué bueno que se va poner, ya hace tiempo que la vira vuerta  no traía chicas nuevas ―decía con una clara señas de satisfacción por algo que espera que salga bien―. ¡Se acuerda compadre! Hace tiempo, el mismo maricón trajo en medio del grupo de chicas a una que era diferente a todas, parecía una reina y era bien jovencita.

―De cuál me habla amigó lucho, y ¿Cuándo fue eso?

―Le hablo de Clarí, de la chica más linda que ha venido a este pueblo y eso fue hace, justo el año que se fue Martíno a La Gran Ciudad ―le explicaba  lucho a su compadre.

―Ah… ¡Ya me acordé! ¡Chuta compadre!  Esa niña sí que es una diosa, sí que hacían cola la gente para entrar al cuarto de ella, si no hubiera sido viejo yo me la llevaba y la tenía como una diosa, sólo de acordarme se me caen las babas.

― ¿Qué será de ella compadre?

― ¡Y yo que sé! Si no me falla él cerebro, creo que no estuvo ni un mes aquí en el pueblo, así como llegó se fue.

―Sí… es la verdad, pero acuérdese compadre… esa muchacha se fue porque estaba un tipo preguntando por ella, más que parecía mafioso porque tenía seis guardaespaldas y bien armados, y con eso de un momento a otro se hizo humo.

―Tiene razón compadre ―se pone en actitud pensadora y mira hacia el horizonte ―. Ahora que tomo en cuenta, Clarí, desapareció un día sábado y Martíno no apareció el domingo… qué raro… parece coincidencia.

―Chuta compadre, me sorprende su memoria o me late que ha estado de sapo ―con una sonrisa decía Lucho.

―Y cómo no me voy a acordar de eso compadre, le aclaro, no estaba de sapo sino que estaba donde la Vira vuerta para entrarle pues compadre, a la Clarí, es que esa condenada me tenía en pingado y yo tenía que hacerle a como dé lugar, pero cuando fui me dejó con las ganas y no porque no quiso sino que había huido de allí, a donde si me pregunta  compadre ¡Yo qué sé!

―Dígame una cosa, ¿Se acuerda más porque lo dejaron con las ganas o porque se fue su hijo?

―Las dos cosas compadre, pero me parece que es mucha coincidencia que los dos desaparezcan casi el mismo día. Compadre lucho, y si ese mafioso que usted dice, les está haciendo problema a mis hijos ¡Yo lo mato!

―Cálmese compadre, que si es de matarlo por defender a mi ahijado y a Martíno, yo voy primero y le ayudo. Pero no se adelante a los hechos compadre, son sólo pensamientos malos que tiene su mente, pero no se olvide que si necesita mi ayuda, no importa el día, ni la noche, ni la hora, ni con quién yo esté, sólo llámeme que yo con mi revólver, mi machete y mi escopeta nos vamos de cacería compadre.

―Gracias compadre, que Dios lo bendiga ―Saturnino mira a su compadre con satisfacción de saber que tiene alguien con quien contar.

Incertidumbre, intriga, se ha formado para la persona de Saturnino, hay muchas preguntas que están flotando en su mente, preguntas que para él no tienen respuestas al menos por el momento, Saturnino sabe que las coincidencias son muy raras y peor que vengan juntas. El compadre lucho sin querer le metió el bicho de la duda, lucho sabe que su compadre es terco como una mula, basta que se le meta en la cabeza para que él siga con lo mismo, además faltan pocos días para saber si Clarí va a estar en el local de la Vira vuerta porque si es así todas las dudas y coincidencias quedarían eliminadas pero y si no, ahí habría que tomarle mucha atención. Como dirían en Poste partido “Es la hora de afilar el machete” y es el momento de “Corran todos porque el que se queda cae” como dije, faltan algunos días.

En la gran ciudad, las preguntas y respuestas continuaban pero con gran disimulo, Martíno se encuentra en apuros de no saber qué le va a preguntar su hermano Tony, Martíno piensa que Zulema tal vez dijo algo, tal vez Tony se dio cuenta o piensa que la ha visto en algún lugar, aquí sí vale decir “que incertidumbre” tal vez la pregunta de Tony es diferente a la que piensa Martíno, en fin mejor hay que dejar que se aclare sólo.

―Anda dime que sí ―le pedía Tony a su hermano―. Sólo quiero que me digas el secreto de cómo lo haces.

―Como hago qué cosa…no te entiendo Tony ―Martíno ya se estaba poniendo intranquilo.

―Tranquilo  Martíno, como hiciste para estar aquí seis años y no te haya pasado nada malo, porque pienso que a ti no te ha pasado lo que a mí me pasó, o sea, quiero que me digas cuál es el secreto ―le decía mirándolo a los ojos ya que no tiene idea de lo que en verdad ha pasado―. ¿Qué pensabas tú que te iba a preguntar? Cuando te dije el secreto te pusiste pálido.

―No nada, lo que pasa es que me lo dices algo raro y cualquiera se va a poner alerta con lo que tú dices.

―Ya… dime el secreto, (“de que secreto hablan”, se escuchó una voz a la entrada del dormitorio, es Zulema) nada cuñada, son sólo cosas de hombres.

―Digan de que secreto hablan ―dijo Zulema―. Yo también quiero entrar en el juego.

―Nadie está jugando aquí mi amor ―dijo Martíno.

―Lo que sea pero algo están haciendo.

―Escucha cuñada, lo que le estoy diciendo a Martíno, es qué me diga cuál es el secreto, para que no le haya pasado nada en tantos años que está aquí, y eso es todo.

― ¿Y qué secreto puede haber? Solo es andar tranquilo y no meterse en problemas ―explicaba con toda tranquilidad la señora de la casa.

―Ah, ese es el secreto ―dijo Tony en tono tranquilo―. Yo pensé que tenían algún sortilegio, un crucifijo o alguna estampa, mejor dicho cualquier cosa rara.

―Pues cómo te dijo Zulema, el único secreto es no estarse metiéndose en problemas, además nosotros nunca salimos a la calle con el pensamiento de que algo nos puede pasar, jamás de los jamases, a lo mejor ese es el secreto.

―Voy a tomar muy en cuenta lo que me han dicho y en especial tus palabras cuñada, ahora si me disculpan, ¿Puedo decir algo?

―Por supuesto Tony ―dijo Martíno.

― ¿Ya podemos tomar el jugo los tres?

―Por supuesto, y disculpa por meterme en la conversación de los dos ―hablaba Zulema.

Interrumpiendo la conversación, las tres personas se dedicaron a saborear el apetitoso jugo que había preparado Zulema, pero en el ambiente había algo de misterio que ninguno de los presentes lo quería delatar, Zulema, tomaba su jugo con la vista en dirección del vaso pero al mismo tiempo la tenía perdida, claro síntoma de meditación.

Martíno de igual manera tomaba su jugo pero su vista  estaba en dirección del cuadro pintado a mano, que estaba en la pared de un costado de la cama, igual que la tenía perdida, como si estuviera volando.

Tony en cambio con disimulo se dedicó a observar todo lo que pasaba a su alrededor, incluyendo los anfitriones. Tony no sabía nada de lo que estaba pasando ahí, pero sí sentía algo raro que ni él mismo se explicaba, de pronto le vino algo a su mente, (“yo no sé qué me pasa, de pronto me he hecho tan sensitivo que siento como que algo raro pasa a mi alrededor, y eso lo siento en esta casa, yo no sé si el misterio está en Zulema, en Martíno, o el misterio es general o sea, Zulema y Martíno los dos están metidos en algún problema… es como si algo se acercara, no sé, pero lo que sí sé es que a Zulema le tengo miedo, la veo como a una vampiresa, como que no tiene miedo a nada, mejor dicho el tiempo me lo dirá y ojalá sólo sea mi imaginación”) cuando los tres terminaron de tomar el jugo, cada uno miraba al que estaba al lado y viceversa, los tres se hacían señas con la cara como si alguien quería decir algo, hasta que.

―Bueno yo me retiro, me voy derechito la cocina porque voy a preparar algo delicioso, así es que con permiso ―sonriendo y mirando a los presentes se dispone a retirarse para hacer algo en la cocina.

Qué, ¿¡Zulema iba a cocinar!? Increíble, como que no le queda para su aspecto tanto que hasta Martíno se sorprendió, en el caso de Tony, no es que se asombraba pero era algo que le llamó la atención. Antes de que se retire Zulema, es interrumpida por Tony para hacerle una pregunta boba.

―Zulema

― ¿Sii?

― ¿Tú cocinas?

Una pregunta improvisada pero que cae como un balde de agua a los presentes, ¿Por qué? Esto debe tener una razón ya que nadie reacciona así porque sí. En este caso, alguien debe hacer algo que para que todo quede como debe hacerlo, por eso, el que responde da clara señal que todo está bien.

―Pues claro que sí, y cocina muy bien, al menos me siento bendecido por Dios por haberme mandado una mujer tan bella ―es lo que se podía esperar de un buen marido aunque esté sorprendido.

―No mientas Martíno, tú sabes que no se cocinar pero yo veía a mi mamá y voy a hacer lo posible por acordarme, además para que Tony se recupere bien tiene que comer comida de casa y no de la calle.

―Por mí no se preocupen, fue una pregunta boba la que hice y por favor discúlpeme no lo voy a volver hacer ―con un ademán de arrepentimiento Tony baja la mirada.

―Tranquilo Tony, que no ha pasado nada, bueno, primero me voy al supermercado y después regreso a cocinar ―decía Zulema.

―Yo te acompaño querida, espera un rato que me cambio de zapatos y nos vamos.

Y así salió la pareja feliz rumbo al supermercado que apenas estaba a tres cuadras de su casa, salían tranquilos y felices, en el momento que cruzaron el canto de la puerta y estando ya en la vereda, Martíno le cogió del brazo y le empezó a reclamar a Zulema.

―Bueno ¿Qué te pasa a ti? ¡Estás muy rara! ―le reclamaba con clara sorpresa de lo que hace ahora que antes no hacía.

―Y a ti… ¿Qué te pasa… estás celoso? No seas pendejo ―no hay que olvidar que Zulema sabe pararse ante cualquier hombre y más con alguien que ya conoce.

―No estoy celoso pero me llama mucho la atención que de pronto me sirves jugo, dime una cosa, ¿Cuándo lo has hecho en los últimos cuatro años? Porque desde ahí es que tú me tratas con indiferencia.

― ¡Me sorprendes Martíno! Que te hayas dado cuenta, ya que justo es desde ahí que me tienes abandonada, todos los días que llegas del trabajo, dime tú, ¡Anda dime tú! ¿Qué haces cuando llegas del almacén?

―Y que voy hacer si llego a mi casa,  tengo derecho de descansar.

―Sí es verdad, llegas a tu casa pero…llegas a dormir y yo, que piensas ¿Que soy de palo? ―Tenía que pasar algo para que los dos saquen los trapos sucios cuando hace mucho tiempo debieron lavarlos y sin problemas, ¿Por qué?―. Yo soy mujer joven, y sabes que soy ardiente porque así me conociste, al menos   necesito de un hombre que me coja. En los últimos cuatro años, si me has hecho el amor 20 veces es mucho y yo te he respetado, he tenido que hacerme justicia por mis propias manos pero eso tú lo sabes, me vas a decir que no te dabas cuenta cuando me movía como culebra en la cama al lado tuyo, ese movimiento es porque yo me complacía, pero claro, el esperpento al lado mío dormía como tronco y ahora me reclamas porque veo una cara nueva y lo único que quiero es atenderlo bien, para hacerte quedar bien a ti.

―Sea lo que sea, pero no me vas engañar, tú dices que quieres que yo quede bien con Tony ―le decía con duda porque es claro que ha cambiado.

―Sí, es verdad, además me cae bien y tú sabes que yo soy bien jodida con eso, y no porque me gusta como hombre sino que es tu hermano y ahora que está en la casa, ahora ya tengo con quién conversar, lo que antes no tenía con nadie.

―Respóndeme a esto ¿Desde cuándo tú cocinas? A menos que sea arroz con huevo, porque eso es lo único que has cocinado para mí y eso sólo cuando pasa el cometa Halley.

― ¿Y que querías? Si cada vez que te decía vamos al supermercado siempre me decías que estabas cansado, como tú actuabas con indiferencia, qué más daba, yo hacía lo mismo.

―De todas maneras, no me gusta la forma que te estás portando.

― ¿Te puedo decir algo Martíno?

―Dime.

―Tú quieres que sea indiferente como antes pero no sabes cómo va a reaccionar Tony, además, tú vas a salir ganando y no  él.

― ¿Que yo voy a salir ganando?

―Sí, desde luego, porque Tony  no va a estar mucho tiempo aquí y yo me voy a encargar de eso, y después los dos seguimos igual como cuando empezamos, con amor de pareja.

― ¿De qué forma te vas a encargar tú? ―Intrigado se imaginaba de todo pero al mismo tiempo quedaba en nada.

―Pues fíjate, Tony me encargó que hablará con María Rogét, la enfermera que trabaja en el hospital, pues ella muy comedida se quiso hacer cargo de Tony y como está aquí, ya no pudo irse pero puedo encargarme de que eso se realice, además eso nos conviene a los dos y tú sabes por qué, y ya no voy hablar más.

― ¿Estás segura?

―Sí, muy segura ―decía Zulema―. Si entendiste bien espero que ya no me hagas esas escenas ridículas de hombre celoso.

―Está bien, como tú digas pero cuidado.

―Bueno.

Por mucho que trate de disimular no lo va a poder hacer porque de que es celoso, es celoso, Zulema como mujer desinhibida toma las cosas con mayor libertad, algo que le choca a Martíno. Lo raro de este asunto  ¿Por qué tuvo que esperar cuatro años?  So pretexto de la llegada de un aparente extraño, como es en el caso de su hermano Tony, como para que salga a flote todos los problemas que tenían escondidos en la intimidad y fuera de ella, ellos dan a entender que nunca nadie ha entrado en esa casa, por lo tanto, su hermano es el primero y creo que esa es una de las razones por lo que Zulema actúa así, más parece que ella tiene libertad para todo pero menos para salir de la casa, ¿Será que Martíno no le deja? O ¿Será que ellos se cuidan de algo o tal vez de alguien? Sea lo que fuere parece que la llegada de Tony podría tener dos caminos, pudiendo ser uno de ellos el ángel de la salvación de su relación o, el demonio de la destrucción de su felicidad, aunque pienso que ninguno de los casos se podría realizar sin ayuda de algo o de alguien.

Hay mucho misterio en todo, Zulema dijo, “Nos conviene a los dos” habría que preguntar de qué forma les conviene, ese comentario más suena a negocio que a una relación de pareja, ¿Será acaso que eso tenga que ver con la opulencia en la que viven? Hay que observar, una casa demasiado grande, con piscina, dos vehículos, jardín atrás y adelante y bien grande, todo el interior de la casa es de primera, y todo eso lo hicieron en seis años de trabajo, ¡Es increíble!

Ahora también hay la posibilidad de que se sacaron alguna suerte grande en algún sorteo, si es eso, ¿Por qué tanto misterio? Hay que ver qué pasa después entre Zulema y Tony ya que ellos van a pasar solos  mucho tiempo  en esa casa…Continuará capítulo 7

©Clarí una historia cuántica Todos los derechos reservados Roberto Sanahuano    Escrita en el 2006 y registrada en el 2008 I E P I   030100

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