Oh no es gratis pero cuanto costará al final

Oh no es gratis. Todo se cumple como si fuera un concepto muy bien elaborado por lo cual, se debería hacer automáticamente, me refiero al hecho de recibir opciones gratis. Las personas que navegan por Internet incluido yo por supuesto, siempre nos encontramos con páginas que nos ofrecen algo gratis y creo que casi todos hemos caído en ella.

No lo digo porque sea malo, porque en cierto modo nos dan algo aunque no sea mucho, pero siempre hay algo oculto que a la final siempre termina en una compra. El problema no es por la compra, que si lo hicimos fue porque nos están ofreciendo algo que posiblemente lo necesitemos, pero ¿Qué pasa cuando lo que nos ofrecen no llena las expectativas?

Muchos de nosotros compramos porque estamos seguros, de que la adquisición es la adecuada pero ¡Oh sorpresa! Lo que nos dieron, no  sirve para mayor cosa, entonces es ahí cuando nos preguntamos ¿Cómo llegamos a esto? Ah… es ahí que no damos cuenta que es por el regalo que nos dieron, a cambio de nuestro e-mail y que por el mismo hecho de recibirlo gratis, nos pone en compromiso de alguna gratitud.Oh no es gratis

Ese compromiso inconsciente que adquirimos nos hace presa fácil de cualquier compra, que incluso, en algunos de los casos ha sido objeto de estafa y cualquier otra yerbita. Las cosas o servicios que tienen valor, vale la pena pagarse y por tanto estamos seguro de que si es valedero. Con esta actitud estaremos libres de culpa y así evitaremos fraudes y engaños.

Oh no es gratis

Lo más inteligente es pagar el precio justo y para ello, no se necesita que nos engañen con el consabido «Gratis», pero ¿Cómo llega un networker a este punto inteligente? Simple, hay que educar a los millones de investigadores internautas.

La educación, ¿Es imposible? ¿Es difícil? No lo creo, sólo es cuestión de hacerlo. Para empezar, hay que quitar la palabra «Gratis» pero a cambio hay que darle información. Pienso que la información debería indicar las dos opciones.

Eso si todavía no quiere quitar la palabrita que para algunos es mágica, entonces, el visitante podrá elegir entre si quiere lo gratis y que no es mayor cosa, digamos al azar o, una información al escoger entre algunas que se expondrá en títulos, que si la escoge sabrá que si le va a servir.

Ahora algunos estarán pensando ¡Y! Pero desde luego que a cambio de su información personal como es  su nombre y su e-mail. Algo que quiero que siempre recuerden, «Cuando se habla u ofrece excelencia, no existe ganga».

Recuerde muy bien porque la información excelente, tiene su costo y más vale que sea así porque si no dan ganas de… Ahora si no se cambia la mentalidad seguiré diciendo ¡Oh no, es gratis!

¿Qué hace que la persona sienta como recompensa cuando nos ofrecen algo gratis?

Cuando a una persona le ofrecen algo gratis, la sensación de recompensa que experimenta está profundamente arraigada en la psicología humana. Este fenómeno puede explicarse por una combinación de factores evolutivos, culturales y emocionales que han moldeado nuestra percepción de valor y gratificación.

Desde el punto de vista evolutivo, recibir algo sin costo activa en nuestro cerebro un sentido de beneficio inmediato, una respuesta que se asocia con la supervivencia. En tiempos antiguos, cualquier oportunidad para obtener recursos sin esfuerzo adicional representaba una ventaja crucial, y esa predisposición aún se manifiesta en nuestro comportamiento moderno.

A menudo, la sensación de recompensa al recibir algo gratis tiene una raíz emocional que se remonta a nuestra infancia. Para muchos, la idea de obtener algo sin costo parece evocar un sentimiento de generosidad y abundancia, algo que puede haber faltado en las experiencias tempranas de algunos individuos.

Si durante la infancia la mayoría de las cosas requerían algún tipo de esfuerzo, mérito o intercambio, el concepto de recibir algo «por nada» puede sentirse como un momento único y significativo. Incluso para aquellos que crecieron en entornos donde se les ofrecía mucho, la oferta de algo gratuito puede representar una especie de validación, un recordatorio de que alguien más está dispuesto a proporcionar sin esperar nada a cambio.

El poder del «gratis» no radica únicamente en el objeto o servicio que se recibe, sino también en cómo nos hace sentir. Nos hace experimentar emociones positivas como alegría, gratitud e incluso un sentido de conexión social. Este efecto es tan fuerte que puede llevarnos a actuar de maneras que no haríamos bajo circunstancias normales.  Por ejemplo, muchas personas están dispuestas a hacer largas filas para obtener algo gratuito, incluso si el valor del objeto no justifica el tiempo invertido.

Oh no es gratis: Mas allá de la lógica viene lo gratis

Esto muestra cómo el concepto de «gratis» tiene una influencia desproporcionada sobre nuestras decisiones, más allá de la lógica o la utilidad real del producto o servicio. Sin embargo, también surge la pregunta de si hay algo detrás de lo gratuito.

La mayoría de las veces, lo gratuito no es realmente «gratis». Las ofertas gratuitas suelen formar parte de estrategias cuidadosamente diseñadas para atraer nuestra atención, construir lealtad o influir en nuestro comportamiento de consumo.

Por ejemplo, muchas empresas ofrecen muestras gratuitas de sus productos para que los consumidores los prueben y se familiaricen con ellos. Este enfoque se basa en la teoría de que, una vez que hemos recibido algo gratis, es más probable que desarrollemos una conexión emocional con la marca y, eventualmente, compremos sus productos.

Además, cuando aceptamos algo gratis, a menudo sentimos una especie de deuda implícita. Este fenómeno, conocido como «norma de reciprocidad», nos lleva a querer devolver el favor de alguna manera. Las empresas y los vendedores entienden bien esta dinámica y la utilizan para crear oportunidades en las que los consumidores se sientan inclinados a realizar compras o a interactuar más con la marca después de recibir algo sin costo.

Por ejemplo, un vendedor puede ofrecer un pequeño obsequio, como un bolígrafo o una muestra de perfume, esperando que el cliente se sienta más inclinado a considerar sus productos principales. En algunos casos, lo gratuito también puede estar diseñado para cambiar nuestra percepción de valor.

Cuando algo es gratis, dejamos de evaluar su utilidad real y nos centramos únicamente en el hecho de que no tiene costo. Esto puede llevarnos a sobrevalorar el producto o servicio en cuestión. Imagina una promoción en la que te ofrecen una segunda unidad gratis si compras la primera.

La generosidad un intercambio generoso

El concepto de lo gratuito también toca una fibra cultural importante. En muchas sociedades, recibir algo sin costo se asocia con un acto de generosidad que rompe la norma del intercambio económico. Este acto puede crear un sentimiento de comunidad y confianza.

Por ejemplo, cuando una organización benéfica ofrece comida gratis en un evento, las personas no solo aprecian el alimento en sí, sino también el gesto de cuidado y conexión que conlleva. Sin embargo, en contextos más comerciales, el «gratis» puede despertar suspicacias, especialmente cuando hay un historial de experiencias negativas, como promociones engañosas o condiciones ocultas.

El hecho de que algo sea gratis también puede activar en nosotros un impulso de oportunidad. Tememos perder algo valioso, incluso si no teníamos una necesidad específica de ello. Este fenómeno, conocido como «aversión a la pérdida», nos lleva a aprovechar ofertas gratuitas porque sentimos que si no lo hacemos, estaremos dejando pasar una oportunidad única.

Esto explica por qué tantas personas se sienten atraídas por promociones de tiempo limitado o por la posibilidad de obtener algo que, en realidad, no cambiará significativamente su vida. También existe un elemento social en cómo respondemos a lo gratuito.

Recibir algo sin costo puede hacernos sentir especiales o afortunados, como si estuviéramos siendo reconocidos o favorecidos. Este sentimiento puede ser particularmente fuerte en un entorno grupal, donde obtener algo gratis puede distinguirnos de los demás o darnos un sentido de ventaja.

Las marcas aprovechan este aspecto social ofreciendo regalos exclusivos o limitados, sabiendo que la percepción de rareza aumenta el atractivo de la oferta. A pesar de todos estos factores positivos, es importante reconocer que lo gratuito no siempre es lo que parece.

Las condiciones de lo gratis

A menudo, lo gratuito viene con condiciones. Puede ser un gancho para inscribirse en una suscripción que tiene costos posteriores, una forma de recopilar datos personales o simplemente una estrategia para crear dependencia del producto o servicio ofrecido.

Esto no significa que todo lo gratuito sea malo, pero sí subraya la importancia de ser conscientes y críticos cuando aceptamos ofertas sin costo. En última instancia, nuestra respuesta a lo gratuito refleja tanto nuestras necesidades prácticas como nuestras emociones y valores.

Mientras que algunos ven lo gratuito como una oportunidad para satisfacer necesidades inmediatas, otros lo interpretan como una forma de experimentar gratitud, conexión o incluso aventura. Pero más allá de las motivaciones individuales, lo gratuito nos recuerda algo fundamental sobre la naturaleza humana: valoramos las oportunidades, los gestos generosos y las experiencias que nos hacen sentir algo más grande.

En cuanto a la idea de si de niños nunca recibimos algo por nada, es probable que muchas de nuestras actitudes hacia lo gratuito estén influenciadas por nuestras experiencias tempranas. Si crecimos en un entorno donde todo tenía un costo, el concepto de lo gratuito puede sentirse inusualmente atractivo o incluso sospechoso.

Por otro lado, aquellos que crecieron con abundancia pueden no ser tan impresionables ante lo gratuito, viéndolo simplemente como un gesto más. A medida que navegamos por un mundo lleno de ofertas y promociones, es crucial recordar que lo gratuito es tanto una herramienta como una oportunidad.

Puede ser una manera de explorar algo nuevo, de conectar con otros o simplemente de disfrutar un momento de gratificación. Sin embargo, también es importante mirar más allá de la superficie y considerar qué implica realmente aceptar algo sin costo. Al final, lo gratuito no solo nos ofrece algo tangible, sino también una ventana a nuestras propias emociones, motivaciones y valores.

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