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Orígenes de la depresión. Quien creería que en la actualidad todavía hay profesionales, que piensan que los males de la mente se puede tratar, o sea, intentar ayudar cuando eso ya está resuelto hace muchos años con la P.N.L. Incluso, le dan explicaciones alegóricas a los síntomas, dejando de lado que todo es cuestión de parar, cambiar, acelerar, disminuir o cualquier cosa que se tenga que hacer con los procesos.
He visto vídeos de profesionales que dan una explicación demasiado compleja, sobre lo que es la depresión y cómo se origina. Según mis conocimientos los cuales los adquirí mediante el estudio, de la Programación Neuro-lingüística y los sinnúmeros de casos que he atendido, la depresión tiene un sólo origen.
El cual es la experiencia adquirida, ya sea por cualquier circunstancia que sea, dicha experiencia se convierte en trauma, claro que dependiendo de qué tipo de experiencia sea, por lo tanto, cuando el trauma no es cambiado a tiempo se convierte en actitud, que es lo que hace que actuemos de la forma que lo hacemos.
Ya sea que tengamos miedo de caminar por cierta calle pero no sabemos por qué, lo único que sabemos es que tenemos miedo y punto. Esa es una actitud que se ha convertido por medio de aprendizaje. Es decir, nuestra mente lo que hace es aprender de lo que nos hace sentir un sentimiento, que en este caso es de miedo, esto puede ser incluso con leves temores que se acumulan con el tiempo.
Entonces lo guarda en el cerebro como un archivo válido y cada vez que estemos, en una situación parecida, la mente lo sacará para que tengamos miedo. Ahora, ¿Cómo llega a ser una depresión? Pues como dije, todo depende de qué clase de miedo sea, por decir si usted pelea con su esposa, pero sin que usted se dé cuenta se ha hecho dependiente de ella, entonces, como ha peleado y ella le amenazó que se va a ir de su lado.
Orígenes de la depresión
Hasta ahí no pasa nada porque lo que usted siente, sólo es miedo de que se vaya y si eso se repite con mayor frecuencia, se convierte en actitud. Ahora, llega el día anunciado y se va, él no lo sabe y va tranquilo a su casa. Sin pensar en nada entra pensando que está furiosa, pero va con las intenciones de arreglar las cosas, pero oh sorpresa, no está y la busca pensando que está escondida y no la encuentra, entra a su dormitorio y se da cuenta que su ropa ya no está.
Con esto, ¿Qué creen que le viene a la mente? Entre algunas él se ve en su mente como un ser demasiado chico. De paso la ve a ella que se aleja, pero desde sus propios ojos que es lo que más daño hace, y la ve que cada vez se aleja más y más.
Él quiere detenerla pero no puede y a cada paso que ella da, él siente algo bien feo en su pecho junto con la impotencia. Cada día que pasa es peor, las imágenes se van transformando claro que el hechor de esto es su propia mente.
En pocas palabras el mismo se auto castiga porque inconscientemente, sabe que él tiene algo de culpa, aunque conscientemente no lo admite. El resultado es una depresión que si se suma a una melancolía, es un propenso para auto eliminarse. Aunque parezca raro la depresión sólo es una distracción con presión, el problema es porque nadie se percata de lo que sucede, por lo tanto se agrava con los resultados anotados. Es simple el origen de la depresión.
¿Por qué es tan fácil caer en depresión?
Caer en depresión es más fácil de lo que muchas personas creen porque este estado emocional no siempre surge de un evento traumático grande o evidente, sino que puede acumularse lentamente a partir de pequeñas tensiones, frustraciones o insatisfacciones cotidianas.
La vida moderna, con sus demandas constantes, expectativas elevadas y ritmo acelerado, también contribuye a que la depresión sea cada vez más común. Factores como el estrés laboral, los problemas personales, la falta de apoyo emocional o incluso cambios hormonales y biológicos pueden abrir la puerta a este estado emocional sin que la persona se dé cuenta.
Una de las razones principales por las que resulta tan fácil caer en depresión es la manera en que las emociones negativas pueden ganar fuerza cuando no se gestionan adecuadamente. Una tristeza prolongada, una decepción recurrente o una sensación constante de fracaso pueden transformarse en algo mucho más profundo y persistente si no se abordan.
La mente comienza a interpretar cada situación desde una perspectiva negativa, y esto genera un círculo vicioso que refuerza la depresión. Cuando alguien cae en depresión, es más probable que también entre en un estado de melancolía, ya que ambos están estrechamente relacionados.
La melancolía puede considerarse un estado emocional más profundo, donde predominan los pensamientos de pérdida, desesperanza y desconexión con el entorno. La persona comienza a desconectarse de sus intereses, a experimentar una falta de energía y a sentir que no hay motivos para seguir adelante.
Cuando llegan los pensamientos extremos
Este estado, si no se enfrenta, puede ser la antesala del suicidio, ya que la desesperación combinada con la sensación de inutilidad puede llevar a pensamientos extremos. Es crucial reconocer los signos de la depresión para poder actuar a tiempo.
Uno de los primeros síntomas es una tristeza constante que no parece tener una causa clara o que persiste incluso después de que los problemas inmediatos se resuelven. A esta tristeza suelen sumarse cambios en los patrones de sueño, como insomnio o exceso de sueño, y en los hábitos alimenticios, ya sea una pérdida o un aumento significativo del apetito.
Otro indicador importante es la falta de interés en actividades que antes resultaban placenteras. Esto puede incluir hobbies, socializar con amigos o incluso cumplir con responsabilidades diarias. La persona puede sentirse fatigada todo el tiempo, incluso después de descansar, y experimentar una pérdida de motivación que afecta tanto su vida personal como profesional.
La depresión también afecta la manera en que alguien piensa. Es común que las personas deprimidas experimenten pensamientos negativos recurrentes sobre sí mismas, el mundo y el futuro. Estas ideas pueden incluir sentimientos de inutilidad, culpa excesiva o una percepción de que todo es inútil.
Este tipo de pensamientos no solo refuerza la depresión, sino que también hace que sea más difícil salir de ella. Un síntoma menos reconocido, pero igualmente importante, es la irritabilidad. Aunque muchas personas asocian la depresión con la tristeza, en algunos casos se manifiesta como enojo o frustración constante. Esto puede generar conflictos con quienes rodean a la persona y, en consecuencia, aumentar su sensación de aislamiento y soledad.
¿Cómo reconocer si es Depresión?
Reconocer la depresión es el primer paso para enfrentarla, pero es igual de importante saber que no se trata de una debilidad o una falla personal. Es una condición emocional que puede afectar a cualquier persona en cualquier momento de su vida.
Además, no siempre es fácil identificarla en uno mismo, ya que muchas veces se camufla como cansancio, estrés o simple desinterés. Entender que la depresión no es un estado definitivo es clave para empezar a buscar soluciones.
Si una persona sospecha que podría estar deprimida, es fundamental prestar atención a cómo se siente durante un período prolongado, generalmente más de dos semanas. Si los síntomas persisten y afectan su capacidad para llevar una vida normal, es una señal de que podría necesitar ayuda.
La intervención temprana puede marcar una gran diferencia. Hablar con alguien de confianza, cambiar rutinas o buscar actividades que generen pequeñas dosis de alegría puede ser el inicio de un camino hacia la recuperación. Aunque puede parecer difícil al principio, cada pequeño paso cuenta y puede ayudar a romper el ciclo de la depresión.
En última instancia, reconocer la depresión y entender cómo afecta la mente y el cuerpo es el primer paso para superarla. No importa cuán profunda parezca, siempre hay formas de encontrar esperanza y reconstruir el bienestar emocional.
¿La depresión es propia de las personas mayores?
La depresión no es exclusiva de las personas mayores, aunque es comúnmente asociada con la vejez debido a los cambios y desafíos que esta etapa conlleva. Las personas mayores pueden enfrentar factores como la pérdida de seres queridos, problemas de salud crónicos, el aislamiento social o la falta de propósito, que pueden contribuir al desarrollo de la depresión.
Sin embargo, la depresión puede afectar a cualquier persona, independientemente de la edad. De hecho, muchos jóvenes y adultos en su prime también experimentan este trastorno emocional debido al estrés, problemas en las relaciones, dificultades laborales o traumas pasados.
La idea de que la depresión es solo para las personas mayores puede estar influenciada por el estigma que aún existe en torno a las enfermedades mentales. La depresión en personas mayores a menudo se presenta de manera diferente que en los más jóvenes, lo que puede hacer que pase desapercibida o sea malinterpretada.
Por ejemplo, en los adultos mayores, la depresión puede manifestarse más a menudo como cansancio, dolores físicos o una pérdida de interés en actividades cotidianas, lo que podría confundirse con efectos del envejecimiento o de otras enfermedades físicas.
En realidad, la depresión es una condición que no tiene una edad específica para manifestarse. Puede ser el resultado de una combinación de factores biológicos, emocionales y sociales que afectan a las personas a lo largo de su vida.
Así, aunque las personas mayores puedan ser más vulnerables a la depresión debido a ciertos factores relacionados con la edad, no se debe asumir que es algo propio de esa etapa de la vida, ni mucho menos una parte inevitable del envejecimiento. La depresión se puede tratar y prevenir, sin importar la edad de quien la padezca.