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Patrañas esto no me sirve. Si señores y señoras hay gente que siempre se las pasa diciendo «Patrañas, esto no me sirve» y en realidad es verdad pero, en mayor parte de los casos es porque la gran mayoría piensa que son magos consumados, por lo tanto piensan que sólo es cuestión de decir unas cuantas palabras y el milagro se hace.
Lo cual pienso que es totalmente irrisorio, en todo no sólo interviene la acción sino la emoción, entonces si usted escucha, le dicen, vio un vídeo o leyó por ahí que diciendo una frase o haciendo algo que nunca pensó que podría funcionar, lo asume como que le podría servir entonces lo dice o lo hace pero, pasó algo que nunca pensó en ese momento que pasaría, o sea, no funcionó.
Todo no es para todos
Entonces se desanima e intenta por otro lado ya que se da cuenta que le está yendo mal, de igual manera hace lo que le dicen incluso al pie de la letra pero, igual no le sirve para mayor cosa. De pronto le ofrecen el secreto del éxito y usted contento lo asume de nuevo que le «Podría servir» entonces, lo ejecuta cómo le dicen con la diferencia que ahora le costó más.
De igual manera no pasó nada. Hay que aclarar algo, hay procesos que no sé por qué cuando se lo ejecuta los problemas se aumentan, cuando se supone que es justamente para librarse de los problemas y que todo le salga bien, incluso he visto en algunos vídeos que explican por qué pasa esto, la verdad la respuesta me es increíble pero tiene su lógica.
Ahora el problema de por qué no funciona al extremo de que digan «Patrañas, esto no me sirve» es porque no basta con querer hacer lo que le dicen sino, tener fe de que si va a funcionar, es decir, que simplemente hace o dice lo que sea que quiera hacer pero con la convicción de que ya está hecho, no es fácil entrar en ese estado.
Las acciones mecánicas
Como es difícil entrar en la frecuencia de que ya está hecho, muchos lo único que hacen es hacerlo mecánico por lo tanto no da los resultados que las personas esperan. En mi caso y me refiero que para que yo les cambie la vida, ustedes necesitan confiar en lo que yo les diga que hagan porque si no es así, lo único que pasaría es que yo les saque dinero sin dar resultados.
Al menos yo no hago eso de llenarles la cabeza con pajaritos simplemente les digo lo que deben hacer y siempre es algo diferente de una persona a otra. No hay duda de que si hay gente que se encarga de vender fantasías a las personas, y eso es lo que ocasiona de que se desconfíe de los que si le venden realidades, que en algunos casos parecen tan sencillos de hacerlo que se llega a dudar.
La palabra junto con la emoción es lo que hace que las cosas funcionen de maravilla porque, sin emoción no hay nada sólo simples palabras como decir, palo piedra pedazo es decir su mente no puede descifrar el código que su cerebro le da. Si está pensando en patrañas, esto no me sirve pues está muy equivocado-a porque su mente necesita un código correcto, la única forma de que sea así es palabras más emoción y si no es así, ahí sí puede decir «Patrañas, esto no me sirve».
La importancia del equilibrio entre actitud, aptitud y conciencia
Vivimos en una época donde se valora la actitud positiva, la energía y la motivación para alcanzar el éxito. Sin embargo, hay un aspecto que a menudo pasa desapercibido: no todo se reduce a tener ganas o seguir instrucciones al pie de la letra.
Para que una acción tenga verdadero impacto, debe existir un proceso integral que combine actitud, aptitud y un trabajo más profundo con el inconsciente. Es fundamental entender que las acciones no deben ser meramente mecánicas, sino que necesitan ser dirigidas por un equilibrio entre el ser y el hacer.
La actitud es la disposición emocional y mental con la que una persona enfrenta los desafíos y tareas de la vida. Es la fuente de energía que impulsa las acciones, el «quiero hacerlo» que anima a las personas a iniciar cualquier proyecto o actividad. Sin actitud, es difícil siquiera empezar.
La motivación, el optimismo y la perseverancia son ejemplos de componentes de una buena actitud. No obstante, aunque la actitud es fundamental para arrancar, por sí sola no garantiza que una tarea se realice bien. Una persona puede tener muchas ganas de lograr algo, pero si carece de los conocimientos y habilidades necesarias (es decir, aptitud), no obtendrá los resultados esperados.
La aptitud es la habilidad técnica y mental que una persona necesita desarrollar para realizar una tarea con éxito. Incluye el conocimiento, la destreza y la práctica. Mientras que la actitud es el “querer hacerlo”, la aptitud es el “saber hacerlo”.
Aquí radica una de las principales confusiones: muchas personas creen que solo con ponerle ganas a algo será suficiente. Sin embargo, sin aptitud, los esfuerzos pueden ser en vano o resultar insatisfactorios.
El rol del inconsciente: más allá del esfuerzo consciente
Por ejemplo, alguien con mucha actitud para aprender a tocar un instrumento puede sentirse frustrado si no se toma el tiempo necesario para desarrollar la técnica adecuada. La falta de aptitud puede llevar al desánimo, incluso en personas con la mejor disposición.
Por eso, es crucial entender que no se trata solo de hacer las cosas, sino de aprender *cómo* hacerlas bien. Un aspecto que muchas personas pasan por alto es la importancia del inconsciente en cualquier proceso de aprendizaje o trabajo.
Cuando alguien actúa solo de forma mecánica, siguiendo instrucciones sin conectar con su ser interior, pierde la posibilidad de integrar el aprendizaje de forma más profunda. Es en el inconsciente donde se consolidan hábitos y conocimientos de manera automática, permitiendo que las acciones fluyan sin esfuerzo consciente.
Es común ver que, en muchas empresas o actividades, las personas siguen instrucciones como si fueran robots. Aunque esto puede funcionar a corto plazo, no fomenta la creatividad ni el aprendizaje significativo.
Para que una tarea realmente cobre vida, es necesario conectar lo que se hace con el inconsciente. Esto implica aprender desde la experiencia, experimentar, reflexionar y permitir que la mente interna procese la información de manera natural.
Por qué la combinación de actitud y aptitud es clave
Cuando una persona combina actitud y aptitud, comienza a actuar de manera más integral. Las ganas de hacer se complementan con la capacidad de hacerlo bien. La actitud aporta la motivación necesaria para seguir adelante, incluso cuando las cosas se complican, mientras que la aptitud garantiza que las acciones sean efectivas y de calidad.
Pero hay un tercer factor esencial: la conexión con el inconsciente. Esto permite que la persona desarrolle intuición, creatividad y sabiduría práctica. Las grandes ideas y soluciones muchas veces surgen de este proceso inconsciente, cuando dejamos de forzar las cosas y permitimos que la mente fluya.
Cómo fomentar este entendimiento en los demás
Ahora bien, la pregunta central es: ¿Cómo hacer que las personas comprendan la importancia de este enfoque integral? Aquí algunas sugerencias:
Educar sobre la diferencia entre actitud y aptitud: Aclara que ambas son necesarias, pero que ninguna puede sustituir a la otra. Las ganas de hacer algo deben ir acompañadas por el esfuerzo de aprender cómo hacerlo bien.
Promover la reflexión y el aprendizaje consciente: Invita a las personas a reflexionar sobre lo que hacen y cómo lo hacen. Fomentar la autoevaluación y la curiosidad ayuda a desarrollar aptitud.
Enseñar a conectar con el inconsciente: Las técnicas de meditación, visualización y relajación pueden ser útiles para aprender a confiar en la sabiduría del inconsciente. A veces, dejar de pensar de manera lógica permite que surjan soluciones inesperadas.
Fomentar el aprendizaje práctico y experimental: Anima a las personas a aprender a través de la experiencia directa. La teoría es importante, pero la práctica es lo que permite integrar el conocimiento de forma real y duradera.
Reforzar la importancia del proceso, no solo del resultado: Es fundamental que las personas entiendan que el crecimiento personal y profesional es un proceso continuo. No se trata solo de obtener resultados inmediatos, sino de aprender y mejorar cada día.
Ejemplo práctico: del conocimiento a la sabiduría aplicada
Imaginemos a una persona que quiere emprender un negocio. Tiene toda la actitud del mundo: está motivada, entusiasmada y lista para trabajar duro. Sin embargo, si no se toma el tiempo para aprender sobre finanzas, marketing y gestión, su negocio podría fracasar.
Además, si actúa de manera mecánica, siguiendo cada paso al pie de la letra sin conectar con su intuición o creatividad, perderá oportunidades de innovar. En cambio, al desarrollar aptitud, experimentar y confiar en su inconsciente, será capaz de adaptarse a los desafíos y encontrar soluciones creativas.
En resumen, para que cualquier acción sea efectiva, es necesario más que actitud. La aptitud es esencial para garantizar que las cosas se hagan bien, y la conexión con el inconsciente permite que el proceso fluya de manera natural y creativa.
No se trata solo de hacer lo que nos dicen ni de ponerle ganas sin dirección, sino de encontrar un equilibrio entre el querer, el saber y el ser. Cuando las personas entiendan que todo tiene un proceso y que este requiere tanto mente consciente como inconsciente, estarán en mejores condiciones de lograr sus objetivos y disfrutar del camino.