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Pienso que morir es fácil. Esta frase encontré en Google «Pienso que morir es fácil» le tomé atención porque tiene un cierto parecido con un caso que atendí, el cual si fue un poco complicado pero igual resultó con muy buenos resultados. Se asombrarían de saber cuánta gente piensa igual y mucho peor, es como un virus que se riega en medio de los cobardes.
Pienso que las personas que llegan a pensar de esa forma ya están asesoradas por otras, que tal vez no tienen ni la más mínima idea de hacerlo, esto es claro, nadie quiere morir así como así. En la antigüedad, los verdaderos guerreros estaban preparados para morir, cada vez que salían a una batalla ellos ya sabían que estaban muertos.
Sin miedo se puede todo
Entonces, no perdían nada si combatían con fiereza y resulta que los que estaban más convencidos de no poseer nada es que salían triunfantes. Lamentablemente eso ya hace mucho tiempo que no existe en las mentes de las personas, en todo caso se puede interpretar de esta forma: SIN MIEDO HAY VICTORIA.
Las personas que llegan a pensar en morir, como dije anteriormente, están asesoradas y generalmente es por personas que se meten a aconsejar sin tener las bases de ser. Ahora pregunto, ¿Piensan que morir es fácil? Pues claro que si, al menos si están preparados-as para disfrutar de los suplicios de la agonía.
Es decir, si toman cianuro los efectos es rápido pero muy doloroso porque destruye por dentro todo su organismo, el caso es que cuando empieza los efectos ya no hay retroceso, pero lo triste del caso es que en cuanto sienta todo el dolor se va a arrepentir y ya será demasiado tarde. Lo mismo le pasará con veneno y peor si es 10/80.
Quiere cortarse las venas, adelante sólo que al empezar y ver como se le va la vida lentamente usted empezará a revivir las cosas buenas, que si ha tenido y usted por su cobardía no las ha querido ver en sus recuerdos, ¿Piensa que será valiente? Lo dudo mucho porque cualquiera se corta las venas pero sólo el valiente decide no hacerlo.
La cobardía hace tomar vías no aceptables
Si ha pensado en lanzarse desde un edificio sería estupendo sólo que usted diera clara muestra de querer volar, posiblemente viajar en confortables aviones modernos, ahora como no ha podido encontrar la forma de hacerlo, por su vil cobardía, decide tomar el camino más corto de hacer su viaje.
La diferencia de un placentero viaje en vuelo sería que con la forma tradicional usted disfrutará de lo fácil que fue llegar al punto si se propone, pero para hacerlo tendrá que alejarse del entorno que lo tiene mal. En la otra forma es que volará sí pero cuando ya esté en caída libre, sentirá cómo su estómago se revuelve sumado a la sensación de vértigo que llegará a tal punto que querrá dar reversa.
Pero nunca podrá hacerlo porque ya será demasiado tarde porque lo único que verá será como el piso se acerca cada vez más rápido para hacer contacto con su cabeza y sienta como sus huesos se rompen, aparte de ver su vida en cámara rápida y lo chistoso de esto que siempre se ve lo mejor (experiencia en accidente que casi me cuesta la vida).
Todo eso sumado al sangrado, que si tiene suerte morirá en el acto y si no verá los mil demonios que vienen a recogerlo, muertos de la risa de ver que tienen a otro vil flojo de la vida. Ahora si ha pensado en pastillas es el mismo efecto de el corte de las venas sólo que aquí no hay sangre, pero la sensación de retroceder se le viene y cómo dije será bien tarde. Con todo esto y me falta decir, pienso que ya no estará en la posición de «Pienso que morir es fácil».
Superando la cobardía: caminos hacia la valentía y el propósito
El concepto de cobardía es, en esencia, la incapacidad de enfrentar situaciones difíciles o riesgosas debido al miedo. En un mundo que a menudo parece abrumador, muchas personas se sienten atrapadas en un ciclo de indecisión y desesperación.
Este estado de cobardía puede llevar a un pensamiento destructivo, donde la vida se percibe como una serie de obstáculos insuperables. En casos extremos, esto puede culminar en la trágica decisión del suicidio, un escape que muchos ven como la única salida a su dolor.
Sin embargo, es fundamental entender que salir de este estado es posible, y existen maneras efectivas de cultivar la valentía y encontrar un sentido de propósito en la vida. La cobardía no es simplemente una falta de valentía; a menudo, es un mecanismo de defensa desarrollado como resultado de experiencias pasadas, traumas o la percepción errónea de que la vida debe ser fácil.
Las personas que se sienten cobardes a menudo tienen un miedo intenso al fracaso, la crítica o el rechazo. Este miedo puede ser tan paralizante que prefieren no actuar en lugar de arriesgarse a experimentar el dolor de una posible derrota.
Además, la sociedad a menudo promueve la idea de que el éxito debe ser inmediato y fácil de alcanzar. Esta expectativa irreal puede hacer que las personas se sientan inadecuadas cuando se enfrentan a desafíos, llevando a una sensación de desesperanza y, en algunos casos, a pensamientos suicidas.
El impacto de la desesperación
Cuando las personas sienten que la vida es insuperable y que no tienen los recursos para enfrentarla, a menudo caen en una espiral de desesperación. Este estado de ánimo puede llevar a creencias autolimitantes, donde se convencen de que no son capaces de cambiar su situación.
La desesperación puede nublar el juicio y hacer que las personas pierdan de vista las oportunidades que pueden estar a su alrededor. Los pensamientos suicidas suelen surgir de un estado de desesperación extrema.
Sin embargo, es importante recordar que, aunque el dolor puede parecer abrumador, existen caminos hacia la recuperación y la resiliencia. La clave para salir de este ciclo es entender que la vida no siempre es fácil, pero está llena de posibilidades para el crecimiento personal y la transformación.
Pasos para salir de la cobardía
Reconocer y aceptar el miedo: El primer paso para superar la cobardía es reconocer y aceptar el miedo. Es normal sentir miedo ante lo desconocido o lo desafiante. Aceptar que el miedo es una parte natural de la experiencia humana permite que las personas se enfrenten a él en lugar de tratar de evitarlo. Este reconocimiento puede ser liberador y permite que se dé el primer paso hacia el cambio.
Reflexionar sobre las creencias limitantes: La mayoría de las personas que se sienten cobardes han internalizado creencias limitantes sobre sí mismas. Estas creencias pueden ser fruto de experiencias pasadas, comentarios de otros o influencias culturales.
Reflexionar sobre estas creencias y cuestionarlas puede ser un ejercicio poderoso. Preguntarse: “¿Esta creencia es realmente cierta?” o “¿Qué evidencia tengo de que puedo superar esto?” puede abrir la puerta a una nueva perspectiva.
Establecer metas pequeñas y alcanzables: Cuando alguien se siente abrumado, establecer metas pequeñas y alcanzables puede ser un camino efectivo hacia la valentía. Estas metas no tienen que ser grandiosas; pueden ser tan simples como hablar con un extraño, unirse a una nueva actividad o incluso simplemente salir a caminar. Cada pequeño logro puede aumentar la confianza y servir como base para desafíos más grandes.
Buscar apoyo: No se debe enfrentar la cobardía solo. Buscar apoyo de amigos, familiares o grupos de apoyo puede proporcionar el aliento necesario para salir de este estado. Compartir experiencias y recibir consejos de quienes han superado sus propios miedos puede ser invaluable. La empatía y la conexión humana son fundamentales para el proceso de cambio.
Practicar la auto-compasión
La auto-compasión es esencial para superar la cobardía. En lugar de criticarse por sentirse así, es importante ser amable consigo mismo. Reconocer que todos enfrentamos dificultades y que es un proceso normal permite cultivar una relación más saludable con uno mismo.
La auto-compasión puede ayudar a reducir la presión interna y facilitar el camino hacia la valentía. La mentalidad de todo o nada puede ser paralizante. Muchas personas sienten que si no pueden hacer algo perfectamente, entonces no vale la pena intentarlo.
Este pensamiento debe ser desafiado. La vida está llena de matices, y el crecimiento ocurre en el proceso, no solo en los resultados. Aprender a valorar los esfuerzos, independientemente del resultado, puede liberar a las personas de la presión de tener que ser perfectas.
La resiliencia es la capacidad de adaptarse y recuperarse ante la adversidad. Fomentar la resiliencia puede ser un antídoto poderoso contra la cobardía. Las personas resilientes tienden a ver los fracasos como oportunidades de aprendizaje y no como finales. Esto implica cultivar una mentalidad de crecimiento, donde se reconoce que el desarrollo personal es un viaje continuo.
En algunos casos, la cobardía puede estar vinculada a problemas de salud mental más profundos, como la depresión o la ansiedad. Si los sentimientos de desesperación se vuelven abrumadores, buscar ayuda profesional puede ser un paso vital. Un terapeuta o consejero puede proporcionar herramientas y estrategias para afrontar los miedos y desarrollar una mayor resiliencia.
Finalmente, es crucial entender que el cambio es posible. Las personas pueden salir de su estado de cobardía al enfrentarse a sus miedos y trabajar en su desarrollo personal. Este proceso puede ser doloroso y desafiante, pero también puede ser liberador y transformador.
Conclusión
Cada pequeño paso hacia adelante es un signo de valentía, y cada experiencia superada puede proporcionar un sentido renovado de propósito. La vida, aunque compleja y a menudo difícil, también está llena de belleza y oportunidades.
Aprender a navegar por esos desafíos y encontrar un sentido de significado puede cambiar la percepción de la vida, convirtiendo la cobardía en valentía. Superar la cobardía es un proceso continuo que requiere compromiso, autoconocimiento y, a veces, la voluntad de buscar ayuda.
Al enfrentar los miedos y cuestionar las creencias limitantes, las personas pueden comenzar a ver la vida no como un camino lleno de obstáculos insuperables, sino como un viaje lleno de oportunidades para crecer y prosperar. La clave es dar el primer paso y recordar que, aunque la vida no siempre es fácil, cada uno tiene el poder de escribir su propia historia.