¿Por qué Cansa Tener Una Obligación?

Por qué Cansa Tener Una Obligación. Esta pregunta, ¿Por qué cansa tener una obligación? Me la hice hace mucho tiempo, me refiero cuando tenía edad como para discutir por todo. En esos tiempos para mi una obligación pesaba más que un tanque.

Jamás me detuve a investigar por qué se sentía ese peso, si solo era algo que tenía que hacerlo y ya. Mis primeras observaciones vino cuando tuve mi primer empleada, cada vez que le daba una orden ella torcía la boca.

Esto lo interpreté como que no le gustaba lo que le decía que haga, nunca lo vi como que a ella no le gustaba recibir órdenes. Con esto la pregunta, ¿Si no lo gustaba recibir órdenes, qué hacía ahí? La necesidad.

Por qué Cansa Tener Una Obligación
Cansa Tener Una Obligación

¿Por qué cansa tener responsabilidad?

Mucha gente incluso yo, pasé por una época de crisis en la que tuve la necesidad, de trabajar para una persona que era muy irresponsable, sin embargo al recibir las órdenes de su parte, las cumplía sin protestar.

Esto no quería decir que estaba con agrado, lo que decía era que sabía lo que era un jefe y por tal, no podía ponerme a regañar por las órdenes que me daba. Pienso que debe haber sido jefe alguna vez para entender lo que se siente.

En este caso para poder tener personal, primero fui empleado y muy mal tratado pero con una gran diferencia, siempre tuve claro mi objetivo hacia dónde quería llegar, por esto es que aguantaba para aprender.

La obligación viene cuando dentro de tu mente no has racionalizado, en que parte te has parado. Esto sin contar que algo te dice que lo que te ordenan, lo puede hacer otro.

Por lo general, el rechazo a una orden viene desde que siente que lo están obligando a cumplir, claro que en el mayor porcentaje es por vagancia, cuando no es así, es porque lo que ejecuta como un trabajo no es de su agrado.

Aquí es que entra la necesidad de sobrevivir, por esto se ve obligado a tener que recibir un empleo porque no tiene mas opción. Obedece porque si no lo hace, no obtiene dinero y lo tiene bien entendido.

¿Hay razones para una obligación?

Desde luego porque no todo se cierne al trabajo, porque una persona puede tener obligación de obedecer a su pareja, por la relación que llevan, pero por su actitud de maltrato no lo quiere hacer y lo hace por evitar mas peleas.

Otra razón es por temor, esto es cuando alguien que se ha dado cuenta que le tienes miedo, te puede obligar a que hagas cosas por él, si tu miedo es constante lo harás bajo excusa que es mejor así.

Esto también se da en la familia cuando un padre es agresivo, que no usa su cabeza para darse cuenta que su actitud incomoda a todos, pero si se da cuenta que le tienen miedo, por esto da órdenes de obligaciones innecesarias.

Nadie que esté en sus cabales realizará una labor con agrado, si lo ve como que tiene la obligación de hacerlo y por esto es que es cansado, se toma más tiempo y de paso se lo hace mal o a medias.

¿Por qué cansa tener obligaciones?

Desde luego que si, hagan lo que aprendí ya que a mí me cogieron como pato fácil para todo. Lo que entendí y que hizo que mi vida cambie, fue que a cada orden que recibía lo cogía como una aventura de aprender.

Este cambio me hizo ver que siempre hay algo oculto en las cosas, por esto es que cada vez que me mandaban hacer algo que supuestamente no me gustaba, lo hacía muy bien.

Fue así que terminé con una empresa de 24 empleadas, esto es que de un simple «Barre esto, haz aquello» hicieron que aprenda de todo. En la actualidad no hay algo que no pueda hacer, basta que lo vea como algo escondido y ya está.

Ahora, ¿Por qué cansa tener una obligación? Porque no le ve el interés de aprender aún sea una orden. La orden debe ser vista como lo que es, pero con la diferencia que el beneficiado siempre serás tú. El beneficio de barrer, es meditar.

De dónde nace las obligaciones?

Las obligaciones pueden tener diferentes orígenes dependiendo del contexto en el que se analicen, ya sea en términos morales, legales, sociales o personales. Desde una perspectiva filosófica, las obligaciones morales a menudo se consideran derivadas de la conciencia o de la razón.

Según Immanuel Kant, las obligaciones morales nacen de la ley moral interna que se manifiesta a través del «imperativo categórico», un principio que dicta que debemos actuar de manera que nuestras acciones puedan convertirse en una ley universal.

Este enfoque sugiere que las obligaciones morales son inherentes a la naturaleza racional del ser humano. Las obligaciones también pueden surgir de los valores y normas éticas de una cultura o sociedad.

Por ejemplo, en muchas culturas se considera una obligación moral cuidar de los padres ancianos o ayudar a los necesitados. En el ámbito legal, las obligaciones suelen nacer de contratos, acuerdos y leyes.

Cuando una persona firma un contrato, se compromete legalmente a cumplir con ciertas obligaciones establecidas en el acuerdo. Del mismo modo, las leyes de un país imponen obligaciones a los ciudadanos, como pagar impuestos o respetar los derechos de los demás.

Las obligaciones legales son impuestas por la autoridad legítima del Estado, que establece leyes y regulaciones que los individuos deben cumplir. Estas obligaciones tienen fuerza coercitiva, lo que significa que su incumplimiento puede conllevar sanciones legales.

Las obligaciones sociales nacen de las expectativas y normas sociales que dictan cómo deben comportarse las personas en determinadas situaciones. Por ejemplo, existe la obligación social de ser cortés o de respetar ciertas tradiciones.

Roles y Responsabilidades

Las obligaciones sociales también pueden surgir de los roles que una persona asume en la sociedad, como ser padre, maestro o ciudadano. Cada uno de estos roles viene acompañado de expectativas específicas sobre cómo debe actuar una persona, generando así obligaciones sociales.

Las obligaciones personales pueden originarse en compromisos que uno mismo asume, ya sea hacia otras personas, hacia sí mismo o hacia ciertas causas o ideales. Por ejemplo, alguien puede sentir una obligación personal de seguir un código de ética personal o de alcanzar ciertos objetivos.

Las promesas hechas a otros generan obligaciones personales. Si alguien promete ayudar a un amigo en un momento de necesidad, esa promesa se convierte en una obligación personal.

Algunas teorías sugieren que ciertas obligaciones son naturales o universales, basadas en la dignidad humana y los derechos inherentes a todos los seres humanos. Por ejemplo, el respeto por la vida y la integridad de las personas se considera una obligación universal.

En otro sentido, algunas obligaciones pueden surgir de instintos naturales, como la obligación de proteger a la descendencia o de colaborar con otros para asegurar la supervivencia del grupo.

En muchas religiones, las obligaciones nacen de los mandatos o enseñanzas divinas. Los creyentes sienten la obligación de seguir los preceptos y mandamientos de su fe, ya que estos se consideran provenientes de una autoridad divina. Las obligaciones religiosas también pueden estar vinculadas a la práctica de ritos y la observancia de rituales que son fundamentales para la vida espiritual de una persona.

Estos diferentes orígenes muestran que las obligaciones son multidimensionales y pueden surgir de una variedad de fuentes, desde lo interno (como la conciencia o la razón) hasta lo externo (como la ley o las normas sociales).

¿Por qué cansa las obligaciones y el sometimiento?

Las obligaciones pueden ser utilizadas como un medio de sometimiento, dependiendo del contexto y de cómo se imponen o interpretan. En sistemas políticos autoritarios, las leyes y las obligaciones legales pueden ser utilizadas como herramientas para someter a la población.

Por ejemplo, los gobiernos pueden imponer obligaciones excesivas o injustas que restringen las libertades individuales, manteniendo a las personas bajo control a través del miedo a represalias legales, como multas, encarcelamiento o incluso violencia estatal.

Las obligaciones fiscales o económicas pueden ser diseñadas de tal manera que impongan cargas desproporcionadas a ciertas clases sociales, sometiéndolas a condiciones de vida difíciles y limitando sus oportunidades de prosperar, lo que refuerza la desigualdad y el control de las élites.

Las obligaciones sociales, como las normas de comportamiento, roles de género o tradiciones culturales, pueden ser utilizadas para someter a grupos específicos, como las mujeres, las minorías étnicas o los jóvenes.

Por ejemplo, en algunas culturas, las mujeres pueden estar sometidas a obligaciones que limitan su autonomía, como la expectativa de cuidar del hogar o cumplir ciertos roles sin opción a elegir.

Las obligaciones sociales también pueden ser utilizadas para forzar la conformidad, sometiendo a los individuos a la voluntad de la mayoría o de una élite dominante. Quienes se desvían de las expectativas pueden enfrentar ostracismo, rechazo o castigo social, lo que efectivamente los somete a las normas establecidas.

En algunos contextos religiosos, las obligaciones pueden ser utilizadas por líderes religiosos para someter a los seguidores. Esto puede incluir la imposición de prácticas religiosas estrictas, el uso de la culpa o el miedo al castigo divino para controlar el comportamiento, o la manipulación de las creencias para mantener el poder sobre una comunidad.

Exclusión y Sectas

En ciertos movimientos religiosos o sectas, las obligaciones pueden ser extremadamente rígidas y utilizadas para someter a los miembros, aislándolos de la sociedad y controlando todos los aspectos de sus vidas.

Las obligaciones en el ámbito laboral, como largas jornadas de trabajo, bajos salarios y condiciones laborales precarias, pueden ser utilizadas para someter a los trabajadores. Los empleadores pueden imponer estas obligaciones bajo la amenaza de despido, manteniendo a los empleados en una posición de vulnerabilidad y dependencia económica.

Las obligaciones financieras, como las deudas, pueden ser utilizadas para someter a las personas. Los sistemas de crédito abusivos o los préstamos con intereses desorbitados pueden llevar a situaciones de endeudamiento crónico, donde las personas están atrapadas en un ciclo de deuda que limita su libertad y autonomía.

Las obligaciones personales, como las promesas o los compromisos hacia otros, pueden ser manipuladas para someter emocionalmente a una persona. Por ejemplo, en relaciones tóxicas o abusivas, una persona puede imponer obligaciones emocionales que la otra se siente obligada a cumplir, incluso si le causan daño o sufrimiento.

A veces, las obligaciones pueden ser utilizadas para manipular a una persona a través de la culpa, haciéndola sentir responsable de satisfacer las expectativas o necesidades de otros, aun cuando esto implique su propio sacrificio o bienestar.

En la educación y la crianza, las obligaciones pueden ser utilizadas para inculcar obediencia y conformidad, a veces a expensas de la autonomía y el pensamiento crítico. Esto puede someter a los niños o estudiantes a un sistema que no les permite cuestionar la autoridad o desarrollar su individualidad.

En resumen

Mientras que las obligaciones pueden ser necesarias y positivas en muchas circunstancias, también pueden ser utilizadas como herramientas de sometimiento cuando se imponen de manera injusta, desproporcionada o manipuladora. La clave está en la intención y en el equilibrio de poder entre quien impone la obligación y quien la recibe.

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