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Por qué lloran las personas y que beneficios da. Es imposible que alguien no haya escuchado por ahí o se lo hayan dicho «Está prohibido llorar» porque sólo los cobardes lloran, a las niñas también se lo dicen, pero ¿Qué tan malo es llorar? Claro que dejando de lado el llanto por dolor físico, que bueno que todos hemos llorado por cualquier dolor y en cualquier momento de la vida.
Cuando se llora, una persona descarga energía que en medida es mala porque eso justamente es lo que lo aprieta, lo tiene tan cogido que lo único que hace es quejarse lamentándose de lo mal que está pasando. Nadie en su sano juicio llora por el simple hecho de querer hacerlo, todo tiene una razón.
Incluso el nene que es manipulador y él con tan sólo uno o dos años maneja al revés y derecho a sus padres, ¿De qué forma? Pues de la única forma que sabe que funciona y muy bien, llorando y lo hace porque tiene una razón válida. Ahora, ¿Creen que una persona que está pasando por una situación en la que él se ve solo y abandonado, no lloraría?
Por qué lloran las personas
Yo creo que si, a menos que se hayan creído el cuento de que los hombres no lloran, y que sólo los cobardes lo hacen. Sólo se necesita una razón de peso emocional como para que el más macho de los hombres llore como un niño, he visto a más de uno hacerlo. Admito que yo siempre creí que los hombres no lloraban.
Al punto que cuando a mí me tocaba el turno, me daba una vergüenza de que me vean, por tal me iba a esconder cuidándome de que nadie me vea y peor, que vean en mí síntomas de tristeza. Está prohibido llorar decían en la escuela salesiana en donde me eduqué cuando niño fui, ¿Creen que los salesianos no lloraron en alguna ocasión de sus vidas?
Está comprobado que las personas que no se desahogan sufren más en su vida y son candidatos seguros a tener cáncer o derrame cerebrales, en el caso de las mujeres que lloran con facilidad están muy lejos de quitarles ese honor a los bravos machos de los hombres, en el cual me integro como uno más del grupo.
Hay que admitir por otro lado así mismo como llorar sirve para despejar tensiones, también sirve para contraerlas, ¿De qué forma? Pues como un inocente niño lo hace una adulta también lo hace y con mayor técnica, tomen en cuenta que hay más peligro porque hay intereses escondidos.
El llanto se convierte en un Don cuando una persona llega a entender cómo y por qué utilizarlo. Hay de aquel que caiga en manos de alguien que sabe utilizar el Don de llorar y peor, si la víctima tiene corazón de madre, es pato seguro a la olla y es fijo que no se dará cuenta, porque tocaron una parte en la que confía.
Causas del llanto
El llanto es la única actitud en la que puede ser representado en varias formas, es decir, si usted está feliz puede llorar y lo hace con ganas, en cambio sí está triste lo hace y por mucha ganas que no lo quiera hacer, lo hace y con ganas.
Por otro lado si está indignado hasta el más hombre llora y las lágrimas le saldrán así no quiera, para completar el que ya dijimos, el que usan para manipular y ese es el más completo porque interviene una gran cantidad de expresiones incluso hasta mocos en total es un show. Ahora, es difícil que con esto digan que está prohibido llorar.
¿Qué hace que una persona sea débil ante la presión emocional?
La fortaleza o la debilidad emocional de una persona no es algo que pueda definirse de manera simple o categórica. Cada individuo tiene un umbral diferente de resistencia emocional, y lo que para algunos puede parecer una situación manejable, para otros puede resultar abrumador.
Las experiencias personales, la infancia, las relaciones pasadas, e incluso la genética pueden influir en cuán vulnerable o resistente sea una persona ante la presión emocional. Pero, ¿Qué es exactamente lo que hace que algunas personas sean más débiles ante la presión emocional? ¿Y por qué somos particularmente vulnerables al llanto de otra persona?
Para empezar, la presión emocional surge cuando nos sentimos abrumados por nuestras propias emociones o por las emociones de los demás. Esto puede incluir el estrés, la ansiedad, el miedo, la tristeza, la culpa, entre otros.
Algunas personas son más sensibles a estas emociones, lo que las hace más propensas a sentirse sobrecargadas en situaciones difíciles. Esta sensibilidad puede tener sus raíces en la infancia, en la forma en que fueron criadas y en cómo aprendieron a lidiar con sus propias emociones y las de los demás.
Por ejemplo, si una persona creció en un entorno donde se le enseñó a reprimir sus emociones o donde se enfrentó a situaciones de constante estrés o crítica, es posible que no haya desarrollado las herramientas emocionales necesarias para lidiar con la presión de manera efectiva. Estas personas pueden sentirse indefensas cuando se enfrentan a conflictos emocionales, lo que las hace más vulnerables ante situaciones que demandan fortaleza emocional.
La sensibilidad emocional
Por otro lado, algunos individuos pueden tener una sensibilidad emocional innata que los hace más empáticos y, por lo tanto, más afectados por las emociones de los demás. La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar del otro, de sentir lo que siente esa persona.
Esta habilidad es una virtud en muchos sentidos, ya que nos permite conectar con los demás y comprender sus experiencias. Sin embargo, también puede ser una carga, ya que sentir las emociones de otros como si fueran propias puede ser emocionalmente agotador.
Esto puede llevar a la debilidad emocional, especialmente si no se tiene un control adecuado sobre cómo procesar estas emociones externas. La forma en que una persona maneja la presión emocional también está influenciada por su autoestima y autoconfianza.
Las personas que tienen una autoestima baja pueden ser más propensas a la debilidad emocional porque son más susceptibles a las críticas y al rechazo. Cuando alguien no se siente seguro de sí mismo, es más fácil que se sienta afectado por la desaprobación o el juicio de los demás.
Esto puede llevar a un ciclo de auto-crítica y ansiedad que los hace más vulnerables en situaciones emocionales estresantes. Además, hay factores biológicos que pueden jugar un papel importante. La química cerebral, en particular los niveles de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, puede afectar nuestra capacidad para manejar el estrés y las emociones.
Algunas personas pueden tener un sistema nervioso más reactivo que las hace más susceptibles a la ansiedad y al estrés, lo que las hace parecer más débiles emocionalmente en comparación con aquellos que tienen un sistema nervioso más equilibrado.
Cuando está vulnerable
Ahora, cuando se trata de la reacción ante el llanto de otra persona, es interesante observar cómo el llanto puede desencadenar una respuesta emocional profunda en nosotros. El llanto es una forma de comunicación no verbal que expresa vulnerabilidad, tristeza, dolor o angustia.
Desde una perspectiva evolutiva, el llanto puede ser visto como una llamada de auxilio, una forma de obtener ayuda y consuelo de los demás. Como seres sociales, estamos programados para responder al llanto porque puede indicar que alguien en nuestro grupo necesita apoyo.
Esta respuesta puede ser particularmente fuerte si estamos emocionalmente conectados con la persona que llora, como un ser querido, un amigo o un compañero. La razón por la que somos débiles ante el llanto tiene que ver con nuestra capacidad de empatía y con la necesidad de aliviar el sufrimiento de los demás.
Cuando vemos a alguien llorar, especialmente si esa persona es importante para nosotros, sentimos un impulso casi instintivo de querer ayudar o consolar. Esto puede desencadenar una respuesta emocional en nosotros, lo que nos hace sentir incómodos hasta que el llanto de la otra persona se detiene.
Queremos restaurar el equilibrio emocional tanto para ellos como para nosotros mismos. Sin embargo, esta reacción también puede ser manipulada, ya sea de manera consciente o inconsciente. Algunas personas pueden utilizar el llanto como una forma de obtener lo que quieren o de influir en las decisiones de los demás, sabiendo que su vulnerabilidad desencadenará una respuesta compasiva.
No obstante, el llanto no siempre provoca compasión. Algunas personas pueden sentirse incómodas o incluso irritadas ante el llanto de otros. Esto puede deberse a experiencias pasadas negativas, donde el llanto se asoció con manipulación o conflicto, o simplemente porque no saben cómo lidiar con las emociones fuertes.
En resumen
El contexto cultural también influye en cómo reaccionamos al llanto. En algunas culturas, mostrar emociones abiertamente, como llorar, puede ser visto como una señal de debilidad, mientras que en otras se fomenta como una forma natural de expresar los sentimientos. Si una persona ha sido criada en un entorno donde el llanto era reprimido o castigado, puede tener una reacción más negativa hacia el llanto de los demás.
Ser débil ante la presión emocional no es simplemente una cuestión de carácter o fuerza de voluntad. Es el resultado de una combinación de factores: experiencias pasadas, sensibilidad innata, autoestima, química cerebral, y contexto cultural. Todos estos elementos se combinan para determinar cómo una persona maneja el estrés emocional y cómo responde a las emociones de los demás.
En cuanto al llanto, nuestra reacción hacia él refleja nuestra capacidad de empatía y nuestras propias experiencias con la vulnerabilidad. Aunque podemos ser empáticos y compasivos, también podemos ser vulnerables al uso del llanto como una herramienta de influencia emocional.
Entender estas dinámicas puede ayudarnos a ser más conscientes de nuestras respuestas emocionales y a desarrollar una mayor fortaleza emocional. En última instancia, la clave para manejar la presión emocional radica en el autoconocimiento, en aprender a reconocer nuestras propias reacciones y en desarrollar herramientas para manejar el estrés y las emociones de manera más efectiva.