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Rompiendo Moldes para un mejor vivir, es algo que muchos no estarán de acuerdo. La razón es porque siempre se han movido en esa forma, desde sus padres y quién sabe si tal vez desde sus abuelos. Entonces para ese tipo de personas, las cosas de la vida es así y siempre serán así y no porque quieran ser mediocres, si no que así crecieron. En toda su vida lo único que vieron fue esa forma de actitud.
Entonces decirles que cambien, se van a sorprender y quien sabe tal vez hasta se enojen. Por otro lado, cuando el crecimiento de una persona está relacionado con las actitudes digna de elogios, eso es lo que ellos siempre van a perseguir y cada vez más querrán ser mejores.
Ahora ¿Para qué romper moldes? Esa es buena pregunta, pues bien viéndolo desde el punto del hombre común, en este caso «No se puede tener una buena educación sin dinero» esa forma de pensar a hecho que el pueblo siempre esté por muy debajo de los demás.
Rompiendo Moldes
Esto es totalmente falso, ¿Cómo romper este molde? Simple, lea y prepárese. Hace algunos años, por una extraña experiencia con una de mis hijas, me di cuenta que no sabía Álgebra, aunque sospechaba, pero tuvo que pasarme esa vergüenza para darme cuenta que no sabía.
Esto me hizo cambiar como para preguntar ¿Cuánto cuesta que alguien me enseñe Algebra? Ya pueden imaginarse, costos y costos por un buen tiempo, entonces pensé «Voy a pagar para que alguien me enseñe lo que yo quiero aprender» nada que ver. Después de meditar un tiempo me hice una pregunta ¿Qué podría pasar si yo mismo soy el profesor?
No voy a negar, si me reí por un rato, si se supone que soy yo el que va aprender y yo mismo me voy a enseñar. Más de uno me criticó por tacaño y según algunos «Nunca vas aprender Álgebra, además para qué» está claro que mucha gente, se llena de envidia porque alguien quiere salir del grupo de mediocres, pero como ellos no tienen el «Tiempo» piensan que otros tampoco lo deben tener.
El tiempo pasó, creo que más de año y medio y el resultado, fue que llené 7 cuadernos universitarios de 100 hojas de puros ejercicios de razonamientos y ecuaciones, resolviendo todos los ejercicios que hay en el libro de Álgebra, sin nadie a quien preguntar.
Lo único que hice fue romper un molde, que hace que nadie quiera intentar superarse y lo mejor de todo, es que no me costó un solo centavo, sólo tiempo sin sentir ningún esfuerzo. Ahora ya saben lo bueno que es ir rompiendo moldes.
¿Qué hace que una persona crea que no puede?
Desde el momento en que una persona nace, llega al mundo con un potencial ilimitado. Un recién nacido no tiene nociones de lo que es posible o imposible. Cada movimiento que aprende, cada palabra que pronuncia, cada paso que da es fruto de un proceso natural de exploración y aprendizaje.
Sin embargo, a medida que crece, ese potencial ilimitado comienza a moldearse según las creencias, ideas y mensajes que recibe del entorno. Lo que en un principio era un «todo es posible» puede transformarse en un «esto no se puede» debido a influencias externas que limitan su percepción de lo que es capaz de lograr.
Una de las razones principales por las que las personas llegan a creer que no pueden hacer algo es la influencia de quienes los rodean. Desde una edad muy temprana, los niños son profundamente receptivos a las palabras y actitudes de sus padres, maestros, amigos y figuras de autoridad.
Cuando un niño escucha frases como «no puedes hacer eso» o «eso es demasiado difícil para ti», esas palabras pueden quedar grabadas en su mente como una verdad incuestionable. A veces, estas ideas no son expresadas de forma explícita, sino que se transmiten a través de acciones, miradas o silencios que el niño interpreta como mensajes de desaprobación o falta de confianza.
El poder de estas creencias limitantes radica en que se instalan de manera casi imperceptible. Un niño que escucha constantemente que algo es difícil o que no es lo suficientemente bueno comienza a internalizar estas ideas como parte de su identidad. No se cuestiona si son ciertas o no; simplemente las acepta como una realidad. Así, una vez que llega a la adultez, esas creencias limitantes siguen operando en su mente, muchas veces sin que sea consciente de ello.
El miedo al fracaso
Este proceso es tan sutil que, en ocasiones, una persona puede rechazar la idea de intentar algo nuevo o desafiante sin saber exactamente por qué, simplemente porque siente que no puede. Otro factor que contribuye a esta percepción de incapacidad es el miedo al fracaso.
Desde pequeños, muchas personas son educadas para evitar errores en lugar de aprender de ellos. La sociedad, en general, tiende a valorar el éxito y castigar el error, lo que lleva a desarrollar una mentalidad donde el fracaso se percibe como una amenaza en lugar de una oportunidad para crecer.
Cuando alguien teme equivocarse, prefiere evitar intentarlo en absoluto, adoptando la creencia de que no puede lograrlo como una forma de protegerse emocionalmente. El miedo al juicio de los demás también juega un papel importante.
Muchas veces, las personas no intentan algo nuevo porque temen lo que otros puedan pensar de ellas. Si desde pequeños han sido criticados o ridiculizados por sus errores, desarrollan una inseguridad que les impide explorar su potencial.
En lugar de arriesgarse a ser juzgados, prefieren quedarse en su zona de confort, donde se sienten seguros aunque insatisfechos. Es común que esta percepción de incapacidad también esté influida por experiencias pasadas. Si alguien intentó algo en el pasado y no tuvo éxito, puede generalizar esa experiencia y concluir que no es bueno en esa actividad o en cosas similares.
Por ejemplo, una persona que fracasa en un proyecto escolar puede asumir que no es creativa o inteligente, cuando en realidad el fracaso pudo deberse a factores externos o a la falta de práctica. Sin embargo, al no cuestionar esa interpretación, la convierte en una creencia que limita sus futuras acciones.
Los comentarios negativos
La exposición a mensajes negativos y limitantes también se encuentra en el entorno cultural. Frases como «no todos pueden tener éxito», «la vida es difícil» o «solo los talentosos logran grandes cosas» refuerzan la idea de que el éxito y la capacidad están reservados para unos pocos.
Estas creencias se convierten en barreras invisibles que impiden a las personas atreverse a soñar en grande o a intentar algo nuevo. Sin embargo, no todo está perdido. La buena noticia es que estas creencias limitantes no son verdades absolutas; son construcciones mentales que pueden deshacerse con el tiempo y el esfuerzo adecuado.
Para superar la idea de que no se puede, es esencial empezar por cuestionar estas creencias. Preguntarse de dónde vienen, quién las dijo y si realmente tienen fundamento puede ayudar a desmantelarlas. Muchas veces, al analizar estas ideas, se descubre que no son más que opiniones o experiencias ajenas que se adoptaron como propias sin ninguna base sólida.
La clave para superar esta mentalidad también radica en cambiar la perspectiva hacia los errores y el fracaso. En lugar de verlos como algo negativo, es útil considerarlos como una parte natural del proceso de aprendizaje. Cada vez que una persona intenta algo y no lo logra, tiene la oportunidad de aprender algo nuevo, ajustar su enfoque y mejorar.
Este cambio de mentalidad fomenta la resiliencia y la confianza en la propia capacidad para superar desafíos. Además, desarrollar una mentalidad de crecimiento puede marcar una gran diferencia. Esta mentalidad se basa en la idea de que las habilidades y capacidades no son fijas, sino que pueden desarrollarse con esfuerzo, práctica y perseverancia. Al adoptar esta perspectiva, las personas comienzan a ver los desafíos como oportunidades para crecer en lugar de amenazas a evitar.
Las creencias limitantes
Creer que es posible mejorar con el tiempo libera a las personas de las cadenas de las creencias limitantes y les permite explorar su verdadero potencial. Otro paso importante es rodearse de personas que fomenten la confianza y el apoyo.
Las relaciones saludables y enriquecedoras pueden ser una fuente invaluable de motivación y aliento. Escuchar palabras de apoyo o compartir experiencias con personas que han superado sus propias limitaciones puede inspirar a otros a hacer lo mismo.
Al igual que las creencias limitantes pueden instalarse a través de las palabras de otros, las creencias positivas también pueden arraigarse cuando se está rodeado de un entorno que promueve el crecimiento y la superación. Finalmente, es importante practicar la autocompasión.
Muchas veces, las personas son sus peores críticas, juzgándose severamente por sus errores o por no cumplir con expectativas poco realistas. La autocompasión implica tratarse a uno mismo con amabilidad y comprensión, reconociendo que los errores son parte de la experiencia humana. Al practicar la autocompasión, las personas pueden liberar el peso de las creencias negativas y permitirse intentar cosas nuevas sin el temor constante de no ser lo suficientemente buenos.
En conclusión
La idea de que no se puede lograr algo no es innata, sino aprendida. Las palabras, las experiencias y los mensajes culturales pueden influir profundamente en la forma en que una persona percibe sus capacidades. Sin embargo, estas creencias limitantes no son definitivas.
Con introspección, una mentalidad de crecimiento, apoyo adecuado y autocompasión, cualquier persona puede liberarse de la idea de que no puede y descubrir el potencial que siempre ha tenido dentro de sí. La clave está en atreverse a cuestionar las viejas creencias y abrirse a la posibilidad de que, con esfuerzo y perseverancia, casi todo es posible.