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Sólo por complacer a los demás. Las acciones que se hacen sólo por complacer a los demás, en cierto modo es por el temor a no poder decir no a las personas que nos solicitan algo, sea este por compromiso o porque no tiene otra opción ya que puede intervenir fuerzas extrañas, por el cual se le hace imposible ver una posibilidad de no hacerlo.
Aunque muchos se resistan a que es por miedo el que no dicen no cuando alguien le pide algo o, que haga cualquier movimiento que sólo es para el beneficio del que solicita, pero es una verdad muy evidente. Ahora, ¿Por qué puede ser por miedo y no por otra cosa? Esto es simple, cuando alguien viene y le pide algo y usted hace lo posible por decir no.
Usted trata de decir no porque su actitud se lo dice, las razones en esto puede variar de un punto a otro pero, hay algo muy poderoso que está dentro de usted que se llama mente inconsciente (puede tener varios nombres ) que hace que usted se sienta muy incómodo incluso con miedo de decir no.

Para complacer a los demás
El miedo a la reacción ajena
Los puntos en contra pueden ser que posiblemente piense que esa persona se vaya a resentir y usted quiere tenerlo cómo amigo, otro punto puede ser que tenga miedo de su reacción al escuchar la palabra no, ahora hay otro que lo considero con mayor peso y es que cuando solicitan algo, uno ve el asunto como si fuera de nuestra responsabilidad y se puede llegar a pensar que si pasa algo será por nuestra culpa.
Al menos una persona tiene miedo de que se lo acuse de algo y peor si es grave y ese es uno de los miedos más grandes en estos casos, por esa razón es que se termina diciendo si a lo que se quiere decir no, claro que en esto tiene mucho que ver cuando no se tiene el suficiente conocimiento de cómo es que suceden las cosas.
Hay casos y son muy raros en los que se actúa de esa forma sólo por zafarse de la persona que lo ha buscado pero, sólo es cuando la persona solicitada a la cual le han pedido algo, en sí no le importa en lo más mínimo si pierde o no, en estos casos más es por sentirse muy grande y poderoso ante los demás, Ego.
El daño eficaz
En mi época de empresario como dije en algún momento, tuve muchos de estos casos y me refiero en exclusiva al miedo de decir no, ahora hay que tomar en cuenta que en esos tiempos apenas empezaba, aunque ya tuve estos casos con mi familia cuando apenas era un adolescente, ellos me decían que tenía que hacer esto y aquello y me exigían bajo presión entonces, lo hacía por miedo a la reacción de ellos antes que por voluntad propia.
Posiblemente haya sido porque gozo de aprendizaje acelerado y todo lo que veía indirectamente, con poco y nada lo hacía mejor que los que aprendían directamente. Ahora que lo pienso puede ser que fueron ellos que sin afán de causarme un daño emocional, lo hicieron y muy eficaz.
Algo que me pasó y sólo como anécdota. Un día cuando apenas tenía 12 años de edad, mi mamá se dio cuenta que era muy necesario aprender serigrafía pero, había un problema porque mi madre no se sentía capaz de aprender porque decía que ya no estaba en edad para hacerlo (fatal error) entonces, encomienda dicha misión a mi hermano mayor por considerar que era responsable y apto para ello.
El resultado de abrir la boca
Así que se contrató al experto en serigrafía y empezaron las clases pese a que yo protesté, por qué me marginaban si yo también era hijo y más que todo ya trabajaba para ellos, el caso es que las clases sólo era para el más capaz. El tiempo pasó y las clases también pero nadie se dio cuenta que aunque yo estaba ocupado, también observaba lo que ellos hacían.
El resultado de esto fue que mi hermano no podía hacer una matriz pese que fue el alumno, yo callado observaba como a cada paso que daba mi hermano hacía mal las cosas, hasta que se me ocurrió abrir mi bocaza y el resultado de esto fue que me cogieron a mí ya no sólo para lo que hacía sino que tenía otro trabajo por el mismo sueldo, nunca pude decir no por el temor a la reacción de ellos.
Ahora ¿Quién quita que esto haya sido el inicio de algo que después me causó tanta pérdida económica? Porque las peticiones iban desde herramientas, dinero, pérdida de tiempo incluso trabajos sin cobro, no sé como será en otras personas pero a mí se me hacía un nudo en la garganta cuando pensaba en la palabra «NO».
El miedo nunca complace
Ahora ya no tengo ese problema porque logré decir no después que una persona a la cual le presté el equivalente 300 dólares aproximado (claro que al cambio actual ya que se trataba de 15,000 sucres hace 30 años atrás) y la consideraba como a un hermano, se perdió por más de tres años y cuando lo encontré me dijo «Sigue esperando igual no te debo nada» fue como que algo se rompió dentro de mi o creo que fue lo que hizo que abriera bien los ojos, por lo tanto dejé de hacer las cosas sólo por complacer a los demás.