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Soy tan inseguro me decía un señor que vino a mi consulta, el problema de él es que siempre ha vivido con la falta de decisión, esa actitud le ha traído muchos problemas sin contar que ha cambiado de trabajo algunas veces, no sólo eso porque también ha tenido problemas con su familia, es decir, cuando dice una cosa y si no la hicieron en ese momento cambia de opinión.
Tener ese tipo de actitud sí que es un problema porque la persona que la padece, no lo ve como problema porque cuando cambia de decisión simplemente lo hace porque lo ve como algo razonable, nunca lo ve como que está haciendo con ganas de molestar. Ahora si piensan que eso es todo, no es así porque también están los que ni siquiera pueden dar el paso.
El miedo en la inseguridad
Eso es porque tienen miedo y el miedo es una barrera para ellos, ¿Qué si la pasan? Pues claro que si lo hacen pero la diferencia entre el que cambia de decisión por inseguridad, con el que tiene miedo el tomar una decisión es que el uno está tranquilo pensando que lo hace bien, el otro lo hace pensando que hay un riesgo enorme y muchas veces de peligro.
Incluso el miedo lo puede llevar a tomar las peores de las decisiones y justamente por temor a equivocarse. Con este señor pasó algo medio disparatado porque él es inseguro pero cuando lo dice no lo es, es decir, que él es inseguro pero está muy seguro de que si es inseguro, ¿Le parece algo medio raro verdad?
Cuando le dije que no es inseguro este señor casi me pega, porque él está seguro de que si lo es. ¿Sí está claro verdad? El caso es que el muy molesto me dijo «Cómo osa contradecirme a algo que sólo yo sé y si yo digo que soy inseguro es porque si lo es» ahí está le dije, «Usted acaba de afirmar que si es seguro lo que pasa es que no se ha dado cuenta y por eso es que tiene miedo».
La solución
Lo que le dije lo dejó pensativo y después de pensar un buen rato me dijo «Sabe que si usted no se atreve a decirme lo que me dijo yo sigo en mi terquedad de que soy inseguro cuando yo mismo afirmo que no» ahora ¿Cómo es posible que lo relaté con pelos y señales? Pues yo grabo todo lo que hago sea por chat o en vivo porque esa es mi prueba de mi trabajo.
Muchas veces la solución está en nuestras narices y no la vemos porque está tan cerca que la confundimos. Esto es práctico, coja una imagen de dibujo o foto de algo y póngala a distancia de vista y se dará cuenta que lo ve muy bien, pero si la aleja o la acerca lo más que pueda y me dirá si la ve bien o no, así son las respuestas a los problemas porque están tan cerca que no creen lo que ven para después decir soy tan inseguro.
La inseguridad: ¿Cómo saber si es inseguridad?
La inseguridad es una emoción compleja que puede afectar diversos aspectos de nuestra vida, desde las relaciones personales hasta el ámbito profesional. A menudo, nos encontramos atrapados en un ciclo de dudas y miedos que nos impiden actuar con confianza.
Este artículo explora las raíces de la inseguridad, cómo reconocerla, y si está relacionada con el miedo al rechazo o un ego mal aplicado. La inseguridad se puede definir como una falta de confianza en uno mismo y en la capacidad para manejar situaciones.
Es una sensación que puede surgir en diferentes contextos, como al iniciar una nueva relación, presentar un proyecto en el trabajo o incluso en la vida cotidiana. Aunque todos experimentamos inseguridades en algún momento, hay quienes viven con un sentido constante de duda que puede resultar debilitante.
Es importante destacar que la inseguridad no es simplemente una característica de personalidad, sino que está influenciada por diversas experiencias de vida, creencias y contextos sociales.
Las experiencias de rechazo, fracaso o críticas pueden contribuir a la formación de inseguridades y hacer que las personas se cuestionen constantemente su valor y habilidades. Una de las primeras etapas para lidiar con la inseguridad es reconocerla.
Sin embargo, esto puede ser más complicado de lo que parece. A menudo, la inseguridad se disfraza de autocrítica, perfeccionismo o un constante deseo de complacer a los demás.
La inseguridad y la mala conducta
Por ejemplo, una persona puede esforzarse demasiado en su trabajo para evitar la crítica, sin darse cuenta de que esta conducta proviene de una inseguridad subyacente. Algunas señales que pueden indicar que una persona está lidiando con inseguridades incluyen:
Dudas constantes sobre uno mismo: Preguntarse si se es lo suficientemente bueno, inteligente o atractivo puede ser un indicativo de inseguridad.
Miedo al rechazo: Evitar situaciones sociales o rechazar oportunidades por temor a no ser aceptado puede ser un síntoma de inseguridad.
Comparaciones con los demás: Compararse desfavorablemente con otros puede intensificar la sensación de inseguridad.
Autocrítica excesiva: Ser demasiado duro consigo mismo y centrarse en los errores en lugar de los logros es una manifestación de inseguridad.
El miedo al rechazo es uno de los factores más comunes que alimentan la inseguridad. Cuando alguien teme que sus acciones o su persona no sean aceptadas, puede optar por evitar situaciones que podrían exponerlo a ese riesgo.
Este miedo se puede originar en experiencias pasadas, como haber sido rechazado en una relación o en el trabajo. La acumulación de estas experiencias puede llevar a una evitación que perpetúa la inseguridad.
El miedo al rechazo no solo se manifiesta en situaciones sociales, sino que también puede afectar decisiones profesionales y personales. Por ejemplo, una persona puede dudar en postularse para un nuevo trabajo o solicitar una promoción, convencida de que no será considerada. Este tipo de pensamiento se basa en una percepción distorsionada de la realidad, donde la inseguridad se convierte en una barrera que limita el crecimiento personal.
Ego mal aplicado: ¿Dónde entra en juego?
El ego, en su forma más básica, se refiere a la percepción que uno tiene de sí mismo. Un ego saludable implica confianza en las propias habilidades, mientras que un ego inflado puede llevar a la arrogancia.
Por otro lado, un ego dañado puede manifestarse en inseguridades. Cuando el ego está mal aplicado, puede hacer que una persona tema el fracaso porque eso podría amenazar su imagen de éxito.
Este miedo al fracaso puede resultar en comportamientos autodestructivos, como la procrastinación o el autosabotaje, ya que la persona prefiere no intentar algo que podría poner en riesgo su ego. En lugar de arriesgarse a fracasar, optan por no actuar, perpetuando así su inseguridad.
El ego mal aplicado también puede llevar a una sobrecompensación, donde una persona actúa de manera arrogante o presumida para ocultar sus inseguridades. Este comportamiento, a menudo, no solo resulta en una falta de autenticidad, sino que también puede alienar a los demás, intensificando aún más la sensación de soledad y desesperanza.
Superar la inseguridad es un proceso que requiere tiempo y autoconocimiento. Aquí hay algunas estrategias que pueden ayudar a las personas a manejar sus inseguridades:
Reflexionar sobre las raíces de la inseguridad: Comprender de dónde proviene la inseguridad puede ayudar a desmantelar sus efectos. Esto puede implicar explorar experiencias pasadas y cómo han influido en la percepción actual de uno mismo.
Practicar la autocompasión: En lugar de criticarte, aprende a ser amable contigo mismo. Reconoce que todos cometen errores y que estos no definen tu valor.
Establecer metas realistas: Fijar metas alcanzables y celebrar los logros, por pequeños que sean, puede ayudar a construir confianza en uno mismo.
Las bases de la meta
Establecer metas realistas es un paso fundamental para superar la inseguridad y construir confianza en uno mismo. Las metas deben ser específicas, medibles, alcanzables, relevantes y con un límite de tiempo (SMART).
Al fijar objetivos que se alineen con nuestras habilidades y recursos, aumentamos la probabilidad de éxito, lo que refuerza nuestra autoestima. Es importante comenzar con metas pequeñas y alcanzables.
Por ejemplo, en lugar de plantearse el objetivo de correr un maratón de inmediato, se puede empezar por caminar 30 minutos al día o correr una corta distancia varias veces a la semana. Estos logros iniciales no solo son más manejables, sino que también permiten celebrar cada avance, por pequeño que sea.
Celebrar los logros, incluso los más modestos, es esencial para construir confianza. Cada vez que alcanzamos una meta, por pequeña que sea, nuestro cerebro libera dopamina, una sustancia química que nos proporciona una sensación de satisfacción y bienestar.
Esto no solo refuerza la conducta positiva, sino que también nos motiva a seguir adelante y a establecer nuevas metas. Al enfocarnos en el progreso y en las pequeñas victorias, podemos cambiar la narrativa interna y reducir la inseguridad, fomentando un sentido más sólido de autoconfianza.
Hablar con amigos, familiares o incluso un terapeuta puede proporcionar una perspectiva valiosa y ayudar a aliviar el miedo al rechazo. Cuestionar las creencias que alimentan la inseguridad es fundamental. Pregúntate si son realmente ciertas o si son distorsiones de la realidad.
La importancia de la vulnerabilidad
Aceptar la vulnerabilidad como parte de la experiencia humana es crucial para superar la inseguridad. Reconocer que todos enfrentamos desafíos y que no siempre tenemos que ser perfectos puede aliviar la presión que sentimos.
La vulnerabilidad no es una debilidad; en realidad, es una fuente de fortaleza que nos permite conectarnos con los demás de manera más profunda y auténtica. La inseguridad puede parecer un trabalenguas: es difícil saber si es realmente inseguridad cuando se está seguro de que es inseguro.
Sin embargo, al explorar sus raíces, como el miedo al rechazo y un ego mal aplicado, podemos empezar a desentrañar su complejidad. Al reconocer las señales de inseguridad y aplicar estrategias para abordarla, podemos liberarnos de su influencia y construir una vida más plena y auténtica.
Al final del día, todos somos vulnerables y enfrentamos nuestras propias luchas internas. Ahora, al abrirnos a la posibilidad de recibir apoyo y ser honestos sobre nuestras inseguridades, no solo nos permitimos crecer, sino que también creamos un espacio donde los demás pueden hacer lo mismo. La seguridad en uno mismo no es un estado final, sino un viaje continuo de autodescubrimiento y aceptación.