Tener fe no es lo mismo que tener confianza

Tener fe no es lo mismo que tener confianza por lo tanto, caer en el exceso de confianza es uno de los peores errores que puede cometer una persona. Si usted trabaja por su cuenta, posiblemente no sea tan grave ya que usted tendrá los medios de cómo solucionar cualquier error que cometa.

Ahora si usted trabaja para otra persona y que esa persona dependa de alguien superior, eso si es un poco grave ya que no tendrá los medios ni el tiempo para solucionar algo que haya hecho mal. El riesgo se multiplica cuando usted sabe que la persona por la cual usted trabaja en la empresa, es totalmente abusivo o arrogante.

Hay que aclarar algo sobre el ser arrogante, muchas personas confunden la arrogancia de una persona, cuando exige algo más de las personas por las cuales él está en unión a ellas, es decir, que si por alguna razón, esa persona entra o participa del entorno de los demás y sabe que lo que están haciendo está mal, él con su «Arrogancia» les dirá que está mal pero eso es porque él sabe de lo que están hablando o haciendo.Tener fe

El conocimiento es importante

Es muy diferente a que una persona creyendo que lo sabe más por la posición de jerarquía en la que se encuentra, que por lo que en verdad sabe, se toma ARROGANTEMENTE el derecho de decir que algo está mal, por tanto hace que sus subalternos tomen decisiones equivocadas, dando como resultado, que el error es de los de abajo y no de él.

Ahora, ¿En qué difiere la fe con la confianza? Pues que el tener fe es cuando se espera algo sin saber cómo o cuando sucederá, porque sabe que sucederá por lo tanto ni siquiera tiene que estar recordándose de lo que ha dicho, simplemente es algo que ya está, en este caso no tiene que tener confianza porque no lo necesita.

En cambio, cuando usted dice «confío» es justamente dónde está el error porque cuando usted lo dice está dando por sentado que hay algo de duda, el problema es que no sabe dónde está y peor cual es pero,  tiene absoluta confianza de que va a salir bien o sea que espera que todo se confabule a su favor cuando sabe que algo está  mal.

Cuando se sabe solo lo hace

Cuando usted sabe todo o por lo menos de lo que va hacer, no necesita confiar simplemente hace su trabajo porque sabe que sabe sin dudas ni titubeos y mucho peor tener que confiar de sucesos extraños cuando es usted el que pone las manos en la obra. Para que la fe entre en función se necesita que la persona crea en lo que está diciendo.

El tener fe es algo muy grande, es algo en la que casi nadie entra por ser algo muy especial y entender su función se necesita conocimientos. El tener fe es simplemente decir que se mueva la montaña y la montaña se mueve, ahora cómo y por qué no es el punto simplemente se mueve.

En este caso si usted va a elaborar un trabajo y no sabe ni pizca de lo que va hacer, el poder de su fe hace que usted la haga y no debe indagar cómo es que pasó, simplemente aceptarlo.

El riesgo de estar preguntando es que su fe se puede ir y es muy difícil encontrarlo de nuevo pero si es fácil perderlo. Por si acaso la fe que pregonan las iglesias o religiones es totalmente diferente y usted ya se habrá dado cuenta de por qué. Entonces queda claro sobre que tener fe no es lo mismo que tener confianza.

La fe religiosa y la fe en uno mismo

La fe religiosa es un concepto fundamental en las tradiciones espirituales del mundo. En términos generales, se refiere a la creencia en una realidad trascendental o en la existencia de un poder superior, como Dios o una divinidad, que guía la vida humana.

Esta fe suele involucrar confianza en doctrinas, enseñanzas, rituales y promesas de redención o vida eterna, aunque muchas religiones también contemplan un aspecto práctico, como la compasión y la bondad hacia los demás.

La fe religiosa no se basa en pruebas científicas o racionales. Se la suele describir como un acto de confianza profunda en lo desconocido, donde el creyente acepta que hay cosas que no puede comprender ni verificar con certeza.

En el cristianismo, por ejemplo, se dice que la fe es «la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve» (Hebreos 11:1). En el islam, la fe (iman) implica la aceptación de los pilares fundamentales del islam, creyendo que Allah es el único Dios y que el profeta Mahoma es su mensajero.

A nivel práctico, la fe religiosa proporciona consuelo en momentos de incertidumbre, ayudando a las personas a encontrar un propósito en la vida y a enfrentar desafíos con esperanza y resiliencia. Además, la participación en rituales y comunidades religiosas fortalece los vínculos sociales, generando un sentido de pertenencia y apoyo mutuo.

¿Qué se entiende por fe sin un Dios?

Por otro lado, existe un tipo de fe que no necesariamente involucra una creencia en un ser superior o en un sistema religioso. Esta fe no religiosa se refiere a la confianza absoluta en que algo sucederá, sin basarse en evidencias físicas pero con la convicción de que las cosas se desarrollarán a favor de quien la sostiene.

Es más común en ámbitos relacionados con la ley de atracción, la autoeficacia o el poder del pensamiento positivo. Por ejemplo, personas que creen firmemente en su capacidad de alcanzar una meta o superar un obstáculo manifiestan este tipo de fe.

Esta no implica oraciones o peticiones a una divinidad, sino una certeza interna de que, con acción y determinación, el resultado deseado se concretará. En este contexto, la fe se convierte en una herramienta poderosa para mantener la motivación y perseverar en situaciones difíciles.

Un caso típico es la fe en los emprendimientos: muchos empresarios o deportistas exitosos logran sus metas no porque tengan evidencias claras de éxito desde el principio, sino porque creen en ellos mismos y actúan en consecuencia. Este tipo de fe está más alineado con un enfoque pragmático y basado en la acción, en lugar de la espera pasiva.

¿Es tener confianza lo mismo que tener fe?

Aunque la confianza y la fe se superponen, no son exactamente lo mismo. La confianza se basa generalmente en experiencias previas o en información conocida. Por ejemplo, si has trabajado con alguien de manera efectiva en el pasado, puedes confiar en esa persona para futuros proyectos.

De igual manera, la confianza en uno mismo puede desarrollarse a partir de éxitos anteriores o habilidades adquiridas con el tiempo. La fe, en cambio, implica una dimensión adicional de incertidumbre.

Tener fe significa mantener una creencia firme incluso cuando no existen pruebas concluyentes de que las cosas saldrán bien. Por ejemplo, una persona con fe en que logrará curarse de una enfermedad mantiene esa convicción a pesar de que los pronósticos médicos puedan ser adversos.

Aquí, la fe actúa como un motor psicológico que impulsa al individuo a no rendirse, sin depender de hechos tangibles. Podríamos decir que la fe es un tipo profundo de confianza, que no necesita la validación de experiencias previas o pruebas inmediatas. La confianza se puede medir y suele estar condicionada por la lógica y la razón; la fe, en cambio, transciende esos límites.

La diferencia fundamental radica en el enfoque de control y dependencia. La fe religiosa se basa en la creencia de que algo mayor que el individuo tiene el poder de intervenir, por lo que el creyente confía en la voluntad divina para que las cosas sucedan como deben suceder. Por el contrario, la fe no religiosa pone al individuo en el centro: la convicción de que el esfuerzo personal traerá los resultados deseados es lo que sustenta esta fe.

¿Cuál es más poderosa? ¿Existen límites para la fe?

La fe, tanto religiosa como no religiosa, tiene un poder transformador, pero cada tipo funciona en contextos distintos. La fe religiosa puede ofrecer consuelo emocional y espiritual en situaciones donde la acción humana parece inútil, como una enfermedad incurable o una tragedia inesperada.

Por otro lado, la fe no religiosa tiende a ser más efectiva en ámbitos donde las acciones concretas tienen un impacto directo, como los negocios, el deporte o el desarrollo personal Sin embargo, ambos tipos de fe tienen límites.

La fe sin acción puede llevar a la pasividad o a expectativas no realistas. En el caso de la fe religiosa, puede ocurrir que el creyente se resigne a esperar una intervención divina sin tomar medidas prácticas para mejorar su situación.

Del mismo modo, una fe excesiva en uno mismo sin considerar los factores externos puede resultar en frustración si los resultados no se alinean con las expectativas. La clave está en encontrar un equilibrio entre fe y acción.

Conclusión

La fe, ya sea religiosa o no, es una herramienta poderosa en la vida humana, pues ofrece dirección, propósito y resiliencia en momentos de incertidumbre. La fe religiosa proporciona consuelo al confiar en una fuerza superior, mientras que la fe en uno mismo impulsa la acción con la certeza de que se alcanzarán las metas sin intervención divina.

Aunque ambas formas de fe comparten similitudes, como la confianza en lo incierto, su diferencia clave radica en dónde colocan el control: en manos de un Dios o en el poder personal.

Ambos tipos de fe pueden coexistir en una persona, y la combinación de ambas puede brindar un equilibrio entre esperanza y acción. La fe no tiene por qué ser vista como una oposición entre lo espiritual y lo práctico, sino como un espectro de posibilidades que se adapta a las diferentes circunstancias de la vida.

En última instancia, tener fe, en cualquier forma, es elegir creer y avanzar incluso cuando no se ve el camino completo, lo que convierte a la fe en un pilar esencial para el ser humano.

3 comentarios en «Tener fe no es lo mismo que tener confianza»

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