Toda adicción tiene un patrón a seguir

Toda adicción tiene un patrón a seguir. Aunque parezca raro, toda adicción tiene un patrón a seguir y esto ya se a convertido en una ley. Hace muchos años cuando no se tenía idea de cómo funciona la mente, se pensaba que todo era un misterio y por eso es que las investigaciones psiquiátricas, siempre han llegado al mismo punto.

Esto es que no tienen idea de por qué la mente se comporta de una forma que no es entendible para los especialistas, esto con el tiempo se fue despejando y ahora ya sabemos que la mente solo sigue un patrón porque está convencida de que lo que hace es así, es decir, se ejecuta tal y cual aprendió.

Toda adicción tiene un patrón a seguir
Toda adicción tiene un patrón a seguir

Por esto es que la mente solo sigue el camino que aprendió sin el ánimo de causar daño ni beneficio simplemente lo hace porque así debe ser. Ahora, ¿Cuál es el patrón a seguir? En este caso y en todos los tipos de adicciones funciona de la misma forma, es decir, que para que ejecute una actitud a seguir es la imagen que se le forma en su mente.

Por decir, si tengo un problema por el cual me está haciendo que me preocupe, esto me provoca una ansiedad y por ahí alguien me dijo que fumando me puedo tranquilizar, por lo tanto, me convenzo de que esa idea, plan o estrategia me puede funcionar y no lo pienso más y me pongo a fumar.

Cómo funciona la adicción en la mente

Puede ser que no sea fumador y que por la necesidad aprenda para poder tranquilizarme porque eso fue lo que me dijeron, ahora, para mi sorpresa, siento que me tranquilizo pero no porque el cigarrillo tenga el poder sí no porque me creí que así es, ahora mi mente aprendió que cuando me pongo con ansiedad debo fumar para sentirme bien.

La mente lo registra y lo transforma en una actitud que es lo que hará que cada vez que usted sienta ansiedad, lo primero que su mente le dirá en forma de orden mental será con una imagen y esta es justamente, un cigarrillo encendido de gran tamaño que solo lo verá con complacencia y alivio.

Este tipo de sensaciones es lo que hace que usted ponga el cigarrillo en su boca porque sabe que solo así se va a tranquilizar. Esto se puede evitar siempre y cuando logre bloquear ese patrón o en el mejor de los casos lo elimine y si no puede entonces lo cambia por otro, siempre y cuando no cometa el error de cambiar un mal por otro. Recuerde, toda adicción tiene un patrón a seguir y si lo rompe, adiós a las adicciones.

¿Teóricamente de donde nace una adicción?

Teóricamente, una adicción nace de una combinación compleja de factores biológicos, emocionales y sociales. No se trata solo de una falta de fuerza de voluntad, como a veces se piensa, sino de un proceso más profundo que involucra el cerebro, las emociones y las circunstancias de la vida de una persona.

Las adicciones pueden comenzar de manera sutil, como un escape temporal de un problema o búsqueda de placer, pero con el tiempo pueden convertirse en algo que domina la vida. A nivel biológico, las adicciones están relacionadas con el sistema de recompensa del cerebro.

Cuando haces algo que te produce placer, como comer, reír o lograr un objetivo, el cerebro libera dopamina, un químico que genera sensaciones de bienestar. En el caso de sustancias adictivas o ciertos comportamientos, como el juego o el uso de dispositivos electrónicos, se produce un aumento desproporcionado de dopamina.

Este «subidón» es tan intenso que el cerebro comienza a asociar la sustancia o el comportamiento con una recompensa inmediata y poderosa. Con el tiempo, el cerebro se adapta a este exceso de dopamina. Los receptores que la procesan se vuelven menos sensibles, lo que significa que necesitas consumir más de la sustancia o repetir el comportamiento con mayor frecuencia para obtener el mismo efecto.

Este ciclo crea tolerancia, uno de los primeros signos de adicción. Además, cuando no tienes acceso a lo que genera esa sensación placentera, puedes experimentar síntomas de abstinencia, lo que refuerza el deseo de buscar alivio en la sustancia o actividad.

Pero las adicciones no solo tienen una raíz biológica; también están profundamente conectadas con las emociones. Muchas personas desarrollan adicciones como una forma de escapar del dolor emocional, el estrés o el vacío. En lugar de enfrentar y procesar estas emociones, buscan una vía de escape que de alivio.

Las circunstancias sociales también juegan un papel importante.

El entorno en el que creces, las experiencias que vives y las personas que te rodean influyen en tu vulnerabilidad a las adicciones. Por ejemplo, alguien que ha crecido en un hogar donde las sustancias eran comunes o ha enfrentado traumas puede tener un mayor riesgo de desarrollar una adicción.

Además, la presión social o el deseo de encajar pueden llevar a una persona a probar algo que más tarde se convierta en un hábito difícil de romper. El hecho de que una adicción se mantenga con tanta fuerza se explica por la forma en que el cerebro y el cuerpo se adaptan a ella.

Una vez que el cerebro establece una conexión fuerte entre una sustancia o comportamiento y el placer, es difícil romper ese vínculo. Además, la adicción no solo afecta al sistema de recompensa; también altera otras áreas del cerebro, como las relacionadas con la toma de decisiones, el control de impulsos y la memoria.

Esto hace que, incluso cuando una persona quiere dejar una adicción, le resulte extremadamente difícil hacerlo. Otro factor que refuerza las adicciones es el poder de los hábitos. El cerebro tiende a automatizar los comportamientos que repetimos con frecuencia para ahorrar energía.

Esto significa que, con el tiempo, una adicción puede convertirse en un hábito tan arraigado que se realiza de manera casi automática, sin un pensamiento consciente. Deshacer este hábito requiere un esfuerzo considerable y un cambio intencional en la forma en que vives y piensas. El componente emocional también juega un papel en la permanencia de las adicciones. Las personas pueden aferrarse a una adicción porque temen enfrentar las emociones o situaciones que están evitando.

La vergüenza de la ayuda

La adicción actúa como un anestésico que adormece el dolor, pero cuando intentas dejarla, esas emociones reprimidas pueden resurgir con fuerza, lo que hace que el proceso sea aún más desafiante. A esto se suma el estigma y la vergüenza asociados con las adicciones.

Muchas personas se sienten atrapadas porque temen ser juzgadas o rechazadas si buscan ayuda. Este aislamiento puede llevarlas a profundizar en su adicción como una forma de lidiar con la culpa o la soledad, perpetuando el ciclo.

Sin embargo, aunque las adicciones son poderosas, no son invencibles. Comprender su origen y las fuerzas que las mantienen es un paso crucial para superarlas. La recuperación implica trabajar en múltiples niveles: desde el biológico, abordando los desequilibrios en el cerebro, hasta el emocional, enfrentando las heridas y desafíos que llevaron a la adicción en primer lugar.

También requiere apoyo social, ya que tener un sistema de personas que te respalden puede marcar una gran diferencia en el proceso. Romper una adicción no es fácil, pero es posible. Requiere compromiso, paciencia y, a menudo, la ayuda de profesionales o grupos de apoyo.

Más allá de la dificultad, la recuperación ofrece la oportunidad de reconectar contigo mismo, sanar tus emociones y redescubrir una vida más plena y auténtica. Aunque las fuerzas de una adicción son fuertes, la capacidad humana para cambiar y crecer es aún más poderosa.

Cómo eliminar las adicciones con P.N.L

Eliminar una adicción con Programación Neurolingüística (P.N.L.) es un proceso que se enfoca en cambiar los patrones mentales y emocionales que sostienen el comportamiento adictivo. En lugar de centrarse exclusivamente en el hábito externo, la P.N.L. trabaja directamente con la mente, reprogramando las asociaciones, creencias y emociones que refuerzan la adicción.

Este enfoque busca empoderar a la persona para que recupere el control de su vida al identificar y transformar las raíces de la adicción. El primer paso es identificar las asociaciones mentales que conectan la adicción con una recompensa o alivio.

Por ejemplo, alguien que fuma puede asociar ese acto con relajación, mientras que alguien que recurre al alcohol puede verlo como una forma de olvidar problemas. La P.N.L. permite explorar estas conexiones y desmantelarlas.

Una técnica común es el reencuadre, que ayuda a reinterpretar la relación con la adicción, viendo el hábito como algo que ya no cumple su propósito original y, por lo tanto, es prescindible. Otra herramienta poderosa de la P.N.L. es la disociación, que permite a la persona distanciarse emocionalmente de la adicción.

En este proceso, se visualiza a sí misma participando en el comportamiento adictivo desde una perspectiva externa, como si estuviera observando una película. Este ejercicio ayuda a disminuir la intensidad emocional asociada con la adicción, haciendo que pierda su atractivo. A través de la práctica repetida, la mente comienza a desvincularse del deseo compulsivo.

La P.N.L. trabaja con precisión para transformar los patrones mentales que sostienen la adicción. Cuando el proceso se realiza de manera correcta, el cambio es permanente y no se necesita recurrir a estímulos externos o anclajes para contrarrestar los impulsos. El programa que antes vinculaba la adicción con una necesidad emocional o mental desaparece, dejando a la persona en control absoluto de su vida y emociones.

No existen las famosas «Recaídas» con P.N.L.

Este enfoque asegura que no haya recaídas debido a vacíos emocionales o mentales. Cuando el programador logra eliminar el programa que daba fuerza a la adicción, la persona no necesita estrategias adicionales porque la raíz misma del comportamiento ya no existe.

Esto no solo garantiza la efectividad del cambio, sino que también libera al individuo de cualquier dependencia adicional para mantener su nueva actitud frente a la vida. Además, la P.N.L. trabaja con las creencias subyacentes que perpetúan la adicción.

Muchas personas adictas tienen creencias limitantes, como pensar que no tienen la fuerza suficiente para dejar el hábito o que la adicción es una parte esencial de su identidad. La técnica de cambio de creencias ayuda a identificar estas ideas y reemplazarlas por otras más positivas y empoderadoras.

Por ejemplo, alguien puede pasar de pensar «nunca podré dejar esto» a «tengo el control total de mis decisiones y mi vida». El lenguaje interno juega un papel crucial en la P.N.L. Las palabras que usamos para hablar con nosotros mismos pueden reforzar o debilitar nuestra capacidad de superar una adicción.

Cambiar este diálogo interno, utilizando frases más positivas y motivadoras, es una estrategia clave. En lugar de decir «no puedo resistir esto», puedes entrenar tu mente para decir «elijo algo mejor para mí». Este cambio en el lenguaje afecta directamente la forma en que el cerebro procesa las situaciones y toma decisiones.

Otro aspecto fundamental es el trabajo con el futuro deseado. La P.N.L. utiliza la visualización para ayudar a la persona a imaginar cómo sería su vida sin la adicción. Esta técnica, conocida como «proyección hacia el futuro», crea una imagen clara y detallada de los beneficios de estar libre de la adicción.

P.N.L. te da alternativas positivas de vida

La P.N.L. no solo aborda la adicción como un problema aislado, sino que también ayuda a la persona a encontrar alternativas saludables para satisfacer las necesidades que antes cubría la adicción.  Por ejemplo, si alguien usaba la adicción como un escape del estrés, la P.N.L. puede enseñarle a adoptar estrategias más constructivas, como la meditación, el ejercicio o la creatividad.

Esto asegura que el cambio sea sostenible a largo plazo. Superar una adicción con P.N.L. no significa que el proceso sea fácil, pero ofrece herramientas prácticas y efectivas que permiten a la persona tomar el control de su mente y emociones.

Es un enfoque que se centra en la solución, no en el problema, y en el poder inherente que cada individuo tiene para cambiar. Al transformar los patrones mentales que sustentan la adicción, la P.N.L. permite que el hábito pierda su fuerza, dejando espacio para una vida más libre, plena y auténtica.


Espero que así esté perfecto. 😊 ¿Continuamos?

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