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Todo lo que pasa es por una razón. Aunque no lo quieras aceptar pero todo lo que te pasa es por una razón y por más que busques a terceros a quien echarle la culpa, siempre caerás en el mismo círculo vicioso. Hay casos en los que no se sabe en qué pensar cuando le cae la maldición de las siete plagas. Dicen por ahí que cuando te cae una, atrás vienen las primas volando.
Por aprendizaje personal al menos en los momentos en que sucedieron nunca pensé en cuál sería la razón de todos los problemas que me cayeron, y de veras que fueron verdaderas plagas empezando que empezó con un incendio frente a mi oficina, en el cual se quemó un hermano y que si no lo saco de ahí se moría como chicharrón.
Todo lo que pasa
De ahí pasó a una compra de unos equipos el cual salieron dañados por tal los devolví por consiguiente tenían que devolverme el dinero, ¿Saben que hasta ahora estoy en espera que me devuelvan los cheques y ya pasaron 30 años? Ahora como presioné en esos momentos me quisieron mandar preso con demanda y todo, esto duró como un año hasta que salí bien parado.
Luego y seguido sufrí la demanda de dos importadores de mercaderías, por el cual me pedían dinero por culpa de los que me robaron, pero igual salí bien por un excelente abogado que tuve en esos momentos, el tiempo que duró esto fue de algunos meses en juicio y todo. Después sufrí el asalto de frente y en pleno día.
El asalto fue de parte de un famoso asaltante de la época puesto que ahora ya está muerto, pero el caso es que me dejó en la quiebra y no sólo eso porque lo que pasa después no es ni de contar. Todo me pasó seguido y en el tiempo récord de dos años y tal vez un poco más, ¿Creen que es fácil pasar por esas penurias sin que arrastre en el tiempo la sensación de impotencia?
Es bien difícil porque uno queda como que no se puede hacer nada porque hay algo que siempre se va a oponer. Ahora no sé si es gracias a lo que me pasó que me dio la oportunidad de aprender la Programación Neurolingüística, por la cual he ayudado a mucha gente a salir de los problemas, sin dejar de lado los artículos que escribo a diario.
Todo cambia de un momento a otro
Ahora, ¿Qué si es por una razón por la cual estoy en estos momentos en esta posición? Puede que sí, al menos me he puesto a pensar en todo lo que ha pasado y creo que tú también lo harás, sobre lo que tienes y no o las decisiones que has tomado por lo que estás en portales diferentes a los que pensabas hace 10 o 20 años atrás.
Viéndolo desde ese punto me doy cuenta que todo lo que pasa es por una razón, además pienso que la mente nos ayuda en lo que más puede, porque posiblemente nosotros dimos un pie en falso y de ahí que viene nuestros tropiezos. En lo personal creo que yo si di algunos pies en falso por eso es que me pasó lo que me pasó.
Ahora como digo que la mente nos ayuda en lo que más puede es que busca en el entorno para no tener que sufrir mucho, es decir, nos da lo que podemos soportar pero eso es sólo hasta que aprendamos, una vez que aprendamos las cosas cambian y además la mente nos premia con éxitos y nada que ver con los llamados fracasos. Hay que tomar mucha atención a lo que sucede a nuestro alrededor, porque todo lo que te pasa es por una razón.
¿Todo está escrito? La paradoja entre destino
A lo largo de la historia, las personas han intentado dar sentido a los eventos que atraviesan en la vida. Desde las culturas antiguas hasta la actualidad, ha prevalecido la idea de que «todo pasa por una razón».
Esta frase parece ofrecer consuelo ante situaciones difíciles, pero también plantea cuestiones filosóficas profundas: ¿Significa esto que el destino está predeterminado? ¿Existe margen para cambiar lo que ocurre, o vivimos atrapados en un guión inalterable?
Exploraremos si creer en el propósito de los eventos implica que todo está escrito y qué papel tiene el libre albedrío en esta ecuación. El destino se define generalmente como una secuencia inevitable de eventos que ocurre según un orden predeterminado.
Muchas tradiciones filosóficas y religiosas sostienen que la vida tiene un plan preestablecido. En la mitología griega, las Moiras, diosas del destino, tejían el hilo de la vida de cada persona, desde su nacimiento hasta su muerte, sin dejar espacio para la alteración.
De manera similar, algunas interpretaciones de las religiones abrahámicas sostienen que Dios tiene un plan específico para cada individuo. Desde esta perspectiva, creer que «todo pasa por una razón» sugiere que los eventos, incluso los dolorosos, están alineados con un propósito mayor.
Esta visión ofrece consuelo, ya que proporciona una explicación espiritual o trascendental para el sufrimiento. Si todo está destinado a suceder, entonces incluso las experiencias difíciles forman parte de un proceso más amplio de crecimiento personal o espiritual. Sin embargo, esto plantea una inquietante pregunta: ¿Tenemos algún control sobre nuestras vidas?
El libre albedrío: ¿Ilusión o realidad?
Por otro lado, el libre albedrío es la capacidad del ser humano para tomar decisiones de manera consciente y autónoma. En este marco, los individuos son responsables de sus acciones y tienen el poder de moldear su destino.
La idea de que «todo pasa por una razón» parece entrar en conflicto con la noción de libertad personal: si los eventos ya están escritos, ¿Cómo puede alguien elegir? Una manera de reconciliar ambas ideas es la creencia en un destino flexible.
Según esta perspectiva, ciertos eventos clave podrían estar predeterminados, pero el ser humano tiene libertad para elegir cómo reaccionar ante ellos. Por ejemplo, una persona puede atravesar una ruptura amorosa que parecía inevitable, pero tiene la opción de hundirse en la tristeza o crecer a partir de la experiencia.
En este modelo, aunque el destino marca algunos hitos, las decisiones individuales determinan el recorrido. Otra forma de abordar esta paradoja es cuestionar la noción de azar. Algunas corrientes filosóficas, como el estoicismo, enseñan que los eventos externos escapan a nuestro control, pero sí podemos controlar nuestra actitud frente a ellos.
Los estoicos sostienen que la aparente aleatoriedad de la vida en realidad tiene sentido si se observa desde una perspectiva más amplia. En lugar de resistir lo inevitable, debemos aceptar los eventos tal como son y encontrar un propósito en ellos.
Por otro lado, la teoría del caos sugiere que incluso en sistemas aparentemente aleatorios, existen patrones subyacentes. De esta manera, el universo podría funcionar con un orden oculto que no comprendemos del todo. Lo que parece ser azar podría ser simplemente el resultado de una red compleja de causas y efectos que se escapan a nuestra percepción inmediata.
La narrativa personal: Dar sentido a lo inexplicable
Creer que «todo pasa por una razón» también puede ser una herramienta psicológica poderosa para dar sentido a experiencias difíciles. A nivel individual, las personas tienden a crear narrativas en torno a sus vidas para encontrar un propósito incluso en los eventos más dolorosos.
Por ejemplo, alguien que pierde su empleo podría interpretar esa experiencia como una oportunidad para encontrar su verdadera vocación. Desde esta perspectiva, no es necesario que el destino esté escrito de manera literal para que los eventos tengan un propósito.
El sentido se construye a medida que cada persona interpreta sus vivencias. Esta narrativa personal permite encontrar aprendizaje y crecimiento incluso en las dificultades, lo que proporciona una sensación de control en medio de la incertidumbre.
La pregunta de si todo está escrito o si podemos cambiar nuestro destino no tiene una respuesta definitiva. Sin embargo, muchas corrientes filosóficas y espirituales proponen un equilibrio entre ambas ideas.
Mientras algunos aspectos de la vida pueden estar fuera de nuestro control, siempre existe espacio para la acción y la elección. Viktor Frankl, psiquiatra, argumentó que aunque no siempre podemos elegir las circunstancias, sí podemos elegir nuestra actitud ante ellas.
Según su filosofía, el sentido de la vida no se encuentra en evitar el sufrimiento, sino en darle un propósito. Esta idea resuena con la noción de que, aunque no podamos controlar todos los eventos, nuestra interpretación y respuesta sí dependen de nosotros.
Conclusión: Un destino por construir
¿Está todo escrito o tenemos la capacidad de cambiar el curso de nuestras vidas? La respuesta podría encontrarse en algún punto intermedio. Tal vez no tengamos control sobre todo lo que sucede, pero siempre podemos decidir cómo reaccionar ante lo inevitable.
Creer que «todo pasa por una razón» no tiene por qué ser una sentencia de inmovilidad, sino una invitación a encontrar significado y propósito en cada experiencia. Al final, la vida podría ser un tejido de eventos predestinados y elecciones personales.
Lo importante no es saber si todo está escrito, sino entender que, aunque algunas cosas escapen a nuestro control, siempre tenemos el poder de darles sentido. Y en esa búsqueda de propósito, tal vez encontremos la verdadera esencia de lo que significa vivir.