Traumas severos en la infancia. Hace un tiempo estuve investigando sobre los traumas severos en la infancia pero para poder llegar a un punto de explicación desde mi punto, tuve que entrar en el mundo psiquiátrico para buscar desde el punto de ellos sobre las causas de dichos traumas, mi sorpresa fue y es grande al saber que ellos no tienen idea de cómo se origina.
Ahora desde luego que yo no tengo el estudio de tantos años en Universidad pero al saber cómo funciona un Psiquiatra, me siento feliz de no haberme decidido por esa carrera ya que me decidí por P.N.L. el cual, es eficiente, rápido y duradero y sin tantas vueltas.
Posiblemente muchos discrepen con lo que escribo aquí por lo tanto mi base está en dos vídeos en forma de documentales sobre lo que es y que estaban en Youtube, pero parece que lo han borrado.
Estos vídeos explican paso a paso como es. Los traumas severos en la infancia se originan a veces por cosas que en apariencias son simples, claro que para la vista de un adulto no es nada y posiblemente sea una razón de cómo educar, corregir incluso de cómo debe ser una persona pero, para la vista y sentimiento de un niño-a es totalmente diferente.

Edad infantil de peligro
En honor a la verdad no he tenido casos de este tipo al menos de niños que den claro síntoma de tener traumas severos en la infancia, es decir que en el trayecto de cuando son bebés hasta que llegan a 8 u 9 años que es cuando se dan cuenta de lo bueno y lo malo. Esta edad es propicia para ciertas religiones el bautizarlos porque, saben que más tarde ellos pueden oponerse.
No es fácil trabajar con niños pero sí se puede. Lo que les llega a pasar como experiencia y que luego se torna en trauma, es lo que va a determinar en quién y cómo va a ser cuando sea adolescente y ahí, que la persona se dará cuenta de los poderes que han adquirido que para muchos es bien difícil obtenerlos aun con estudios.
Ahora, ¿Ustedes creen que es fácil llegar ser muy convincentes, persuasivos, tener la capacidad de cambiar sus emociones a voluntad, asociarse de sus acciones y luego disociarse sin que le afecten o llevar una doble vida? Pues esos son los poderes que fueron adquiridos y cuando están llegando a edad adulta, es que se especializan.
El resultado de aquello es que se convierten en personas altamente peligrosas incluso algunos terminan en asesinatos en serie, como es el caso de Ted Bundy, John Wayne Gacy como para señalar como ejemplo. Sin lugar a dudas todos tuvieron algún tipo de trauma en la infancia y lo desarrollaron en edad de adultos.
El uso de las palabras de poder
La capacidad de lógica de estas personas llegan incluso hacer que otros hagan lo que ellos no se atreven, utilizan bien las palabras porque saben que las palabras encierran mensajes ocultos y así se convierten en armas mortales, un ejemplo de ello es Charles Manson y lo dice bien claro que él no ordenó matar nadie, sólo dijo que ellos hicieran lo que crean que está bien.
En esto es verdad, porque si utilizan bien las palabras con sentido lógico usted hace lo que quiera con las personas, y con mucha razón si no tienen personalidad. Los traumas severos en la infancia determina el destino de alguien que por una razón equivocada, nació en el lugar equivocado. Nadie nace con malos sentimientos.
Todos nacemos con inocencia y por tal somos buenos y seguiríamos así si al pasar el tiempo, siempre estamos rodeados de personas de buenos sentimientos e ideales bien formados, es decir, no tenemos nada en nuestro cerebro que diga que hacer en el caso de que alguien nos rechace, es más, no lo podrían hacer porque no habría por qué hacerlo.
Cuiden a sus hijos-as, es preferible que ellos lo vean a ustedes con respeto antes que los vean con miedo porque, cuando ellos pierdan el miedo se desatan los más oscuros sentimientos hacia sus progenitores, aunque a veces es con todo lo que relacionan con ellos. Actúen con amor y no tendrán que cuidarse de los traumas severos en la infancia.
¿Qué hace que un niño en edad infantil se traume?
Los traumas infantiles son heridas emocionales profundas que pueden marcar de manera significativa el desarrollo de un niño y afectar su vida adulta si no se gestionan adecuadamente.
En esta etapa temprana, la mente del niño es particularmente vulnerable debido a su limitada capacidad para entender, procesar y gestionar situaciones complejas. Este ensayo explora qué provoca traumas en la infancia, cómo se manifiestan y cuáles son las principales causas que los originan, destacando el impacto del entorno familiar y social en el bienestar emocional de los menores.
Durante la niñez, los niños están en un proceso constante de aprendizaje y desarrollo emocional. Su capacidad para procesar experiencias difíciles es limitada, pues aún no cuentan con las herramientas cognitivas necesarias para comprender plenamente lo que ocurre a su alrededor.
Esta vulnerabilidad hace que situaciones que podrían ser manejadas por adultos, como conflictos familiares o cambios repentinos, se conviertan en fuentes potenciales de trauma para ellos.
Además, las emociones durante esta etapa son intensas y, muchas veces, confusas. Un niño no siempre tiene la capacidad de verbalizar lo que siente o de pedir ayuda de manera adecuada, lo que puede agravar situaciones traumáticas si no se detectan a tiempo. De ahí la importancia de que adultos responsables estén atentos a cualquier señal de malestar emocional en los pequeños.
La principal causa de los traumas infantiles
El entorno familiar tiene un impacto significativo en la salud emocional de un niño. La familia es el primer círculo de interacción social, y cualquier disfunción en este espacio puede generar traumas duraderos.
El maltrato directo, ya sea en forma de golpes, insultos, humillaciones o desprecio, es una de las principales causas de trauma infantil. El niño puede desarrollar sentimientos de inutilidad, baja autoestima y miedo constante, lo que impacta su desarrollo psicológico.
No solo el maltrato directo genera traumas; la falta de atención, afecto y cuidado también tiene consecuencias graves. Un niño que no recibe amor ni validación puede interpretar que no es importante o que no merece ser querido.
Las discusiones frecuentes, la violencia doméstica o la separación conflictiva de los padres generan un entorno inestable y lleno de incertidumbre. Los niños que viven estas situaciones suelen desarrollar miedo al abandono, inseguridad y dificultad para formar vínculos estables en el futuro.
Otras causas comunes de traumas infantiles
Si bien el entorno familiar es el principal detonante, también existen otras situaciones externas que pueden afectar a un niño en su desarrollo emocional. El abuso sexual: Esta es una de las experiencias más devastadoras para un menor.
El abuso sexual no solo destruye la confianza del niño en los adultos, sino que también deja secuelas emocionales graves como ansiedad, depresión y trastornos de identidad. Bullying y acoso escolar: En la etapa infantil, los niños están aprendiendo a socializar, y las experiencias negativas en este proceso pueden marcar profundamente.
El bullying repetido puede generar sentimientos de soledad, miedo y rechazo, afectando la autoestima y la percepción que el niño tiene de sí mismo. Pérdida de seres queridos: La muerte de un familiar cercano, especialmente si ocurre de manera inesperada, es un golpe emocional muy fuerte para un niño.
La incomprensión de la muerte y la sensación de abandono pueden generar traumas que se manifiesten en miedos, ansiedad y dificultades para aceptar cambios. Desastres naturales o eventos traumáticos externos: Vivir situaciones como accidentes, catástrofes naturales, guerras o desplazamientos forzados puede generar en los niños un estado constante de miedo e inseguridad. Estos eventos rompen con la sensación de control y seguridad que es esencial para su bienestar emocional.
Manifestaciones de los traumas en los niños
Los traumas infantiles pueden manifestarse de distintas formas, dependiendo de la edad y del entorno del niño. Entre los síntomas más comunes se encuentran:
Problemas para dormir: Pesadillas frecuentes o dificultad para conciliar el sueño.
Ansiedad y miedo irracional: Miedo a quedarse solo, al abandono o a situaciones cotidianas.
Problemas de conducta: Agresividad, retraimiento, aislamiento o cambios bruscos de humor.
Dificultades en la escuela: Falta de concentración, bajo rendimiento académico o rechazo a asistir al colegio.
Regresión: Volver a comportamientos de etapas más tempranas, como mojar la cama o chuparse el dedo.
Si no se identifican y tratan a tiempo, estos síntomas pueden evolucionar y afectar la vida del niño a largo plazo, ocasionando problemas emocionales más profundos en la adolescencia y adultez.
La importancia de la intervención temprana
Detectar y tratar los traumas en la infancia es fundamental para evitar que las heridas emocionales se arraiguen. La intervención temprana implica que los adultos cercanos al niño —padres, maestros o cuidadores— estén atentos a los cambios en su comportamiento y brinden apoyo emocional constante.
En algunos casos, puede ser necesaria la ayuda profesional para guiar al menor en la superación del trauma. La terapia con profesionales especializados en el trabajo con niños, como terapeutas de juego o terapeutas emocionales, puede ser de gran ayuda.
Sin embargo, lo más importante es que el niño se sienta escuchado, validado y acompañado por su entorno cercano. Los adultos deben transmitir al niño que sus emociones son válidas y que está bien pedir ayuda.
Si bien los traumas infantiles son dolorosos, muchos niños logran superarlos con el apoyo adecuado y desarrollan resiliencia emocional. La resiliencia es la capacidad de adaptarse y salir fortalecido de situaciones adversas.
Los niños que reciben amor, comprensión y apoyo emocional después de una experiencia traumática pueden aprender a gestionar sus emociones de manera saludable y construir una identidad más fuerte.
Es importante destacar que, si bien los traumas dejan cicatrices, estas no determinan por completo el futuro del niño. Con las herramientas adecuadas, un niño traumatizado puede sanar y desarrollar habilidades emocionales que lo preparen para enfrentar los desafíos de la vida adulta de manera más equilibrada.
Conclusión
Los traumas en la infancia son resultado de experiencias dolorosas que el niño no tiene la capacidad de procesar por sí mismo. La principal causa de estos traumas suele ser un entorno familiar disfuncional, donde la falta de afecto, el maltrato o los conflictos generan heridas emocionales profundas. Sin embargo, situaciones externas como el abuso, el bullying o la pérdida de seres queridos también pueden desencadenar traumas significativos.
La intervención temprana y el apoyo emocional adecuado son esenciales para ayudar a los niños a superar estas experiencias y desarrollar resiliencia. Aunque el trauma infantil puede ser devastador, con la guía y el amor necesarios, los menores pueden sanar y crecer emocionalmente, construyendo un futuro más pleno y saludable.