Tus interpretaciones equivocadas

Tus interpretaciones equivocadas. Equivocado y con mucha razón si son equivocaciones evidentes. En este caso tus interpretaciones equivocadas son las que te están enfermando por intermedio de tu mente. Hay personas que tienen tendencia a sufrir por lo que creen que es así aun ellos no estén seguro de si es así.

Para ser más claro en esto, en otras ocasiones ya he mencionado sobre como las personas llegan a tener una actitud, que para muchos es equivocada aunque para ellos es la correcta, desde luego que para que tenga ese tipo de actitud primero tiene que tener una experiencia, por lo tanto si sufres por algo que piensas que es aunque no lo has comprobado, tus interpretaciones equivocadas están basadas en tu propio sufrimiento.

Ahora, ¿Cómo es posible esto? Si es posible porque una persona lo que hace inconscientemente, es relacionar lo que siente internamente y sabe que es feo con algo que le podría estar pasando a otra persona, claro que para que funcione debe ser una persona de mucho aprecio como un hijo-a o también hermanos.

Tus interpretaciones equivocadas
Qué es mala interpretación

El aprecio emocional

Este proceso funciona así porque interviene imágenes ya sea como fotografía o con movimiento en forma de película, por lo tanto cuando tú como persona que aprecias a alguien sea quien sea pero que lo ames de verdad, llegas a tener noticias de él o ella pero la información no es clara, solo lo esencial por decir que está en un país lejano y que no tiene trabajo.

Todos sabemos que vivir en tierra ajena es un poco difícil y peor si no tienes trabajo por lo tanto, como tú sabes que en cierta circunstancia has estado en situaciones difíciles sin dinero y más que todo, sabes lo que se siente el pasar necesidades, tú asocias tu sentir con lo que podría estar pasando la otra persona a la que aprecias.

Para esto lo único que necesitas es un detonante simple barato y sencillo, como una imagen de la persona que es muy posible que la veas sola y triste y en tamaño grande, con eso se hizo el milagro de sufrir pero si alguien te pregunta, ¿Por que lloras? La respuesta será «No sé pero pienso que está pasando muy mal» en total tú no has visto ni sabes si está pasando hambre.

Atendí un caso de una señora que cuando le mencionan el nombre de una hija rompe en llanto, pero si le preguntan por qué llora ella no sabe lo único que sabe es que su hija está mal, aquí viene de como asocia su sentir con el posible de su hija a la que no ha visto y lo peor de esto es que todo lo representa basado en una imagen que tiene de ella y nada más.

Las imágenes mentales

En ese estado una persona se puede enfermar con facilidad y podrá pasar el resto de sus días asistiendo a consultas médicas, sin encontrarle nada que resolver claro que me baso en especialistas con ética profesional, cuando no es así le inventarán cualquier pretexto para que siga en consulta.

La solución en este caso fue simple, lo que hice fue que ella como madre se disocie de la imagen junto a una distanciación de la misma, incluso con un cambio de color. Claro que para comprobar si está resultando primero hay que hacer una evaluación de 1 a 10 cuánto es que le afecta, por sentido ya saben que a más alto el número más afecta a la persona.

Cuando ya se sabe que tan alto es se puede saber cómo está resultando el proceso para bloquear ese sentimiento de tristeza. En este caso su caso era de 9 y en cada proceso que hacía bajaba unos puntos, hasta quedar en 1 que por inercia desaparece en el momento que se le pide al paciente, que haga su propia evaluación de cuánto le afecta.

Si en algún momento de tu vida, sientes que hay algo que te entristece y no sabes por qué te pasa ese sentimiento, es hora que revises en tu memoria si hay algo o alguien a quién extrañas y que, con sólo escuchar un nombre o ver algo que te hace ver una imagen que pasa tan rápido en tu mente, sientes nostalgia, tristeza y peor te hace llorar es claro síntoma que tus interpretaciones equivocadas están actuando con fuerza.

¿Es posible sufrir más por convicción o creencia que por conocimiento?

Sí, es posible que el sufrimiento se origine y prolongue más por convicción o creencia que por conocimiento racional. Las creencias tienen un impacto significativo en la manera en que interpretamos la realidad y afrontamos el dolor.

A diferencia del conocimiento, que se basa en hechos verificables, las creencias operan desde la subjetividad y a menudo no están sujetas al escrutinio lógico, lo que hace que ciertas personas sufran intensamente incluso ante situaciones que, objetivamente, podrían parecer insignificantes o fáciles de resolver.

El conocimiento se basa en datos objetivos, experiencia directa o información comprobada que permite interpretar la realidad de manera lógica. Por otro lado, las creencias son constructos mentales basados en experiencias subjetivas, cultura, tradiciones o enseñanzas familiares.

No siempre tienen una base empírica sólida, pero aún así orientan las decisiones y emociones de las personas. Cuando una persona sufre por creencia, su experiencia emocional no está dictada por los hechos que conoce, sino por lo que interpreta o da por cierto, aunque esas ideas puedan ser erróneas o exageradas.

Esta distinción es clave para entender por qué el sufrimiento por creencia puede ser más intenso que el causado por conocimiento. Una creencia o convicción forma parte del núcleo emocional y mental del individuo.

Estas ideas dan sentido al mundo, regulan las relaciones sociales y modelan la forma en que una persona entiende su vida. Cuando estas creencias se ven amenazadas o contradichas por la realidad, el individuo puede experimentar sufrimiento intenso, ya que lo percibe como un ataque a su identidad o sentido de propósito.

Por ejemplo, alguien con la creencia profunda de que «el amor verdadero nunca falla» sufrirá enormemente si su relación amorosa termina, no solo por la pérdida en sí, sino porque esa ruptura contradice una idea fundamental para su vida.

Ejemplos de creencias que generan sufrimiento

La traición de la realidad frente a la expectativa basada en creencias provoca un tipo de dolor más difícil de gestionar que el causado por hechos racionales. Las personas que creen que sus acciones han ofendido a una deidad pueden experimentar culpa extrema y autocastigo, aunque no haya evidencia racional de que un castigo divino sea inminente.

La fuerza de su creencia provoca un sufrimiento real, incluso si los hechos no lo justifican. Alguien que cree que siempre debe ser exitoso y evitar el fracaso a toda costa sufrirá enormemente si experimenta un revés.

Esta creencia rígida puede hacer que el individuo se sienta fracasado y sin valor, aunque, objetivamente, un fracaso ocasional sea parte del proceso de crecimiento. Las ideas sobre el amor eterno o la «media naranja» pueden hacer que las personas sufran desproporcionadamente cuando una relación se termina.

Esta intensidad no surge del conocimiento racional de que las relaciones a veces fracasan, sino de la expectativa incumplida de que el amor debería ser inquebrantable. El sufrimiento generado por convicciones suele ser más persistente porque la mente no busca confrontarlo con datos objetivos, sino justificarlo con más creencias.

Este tipo de dolor se retroalimenta: una persona puede construir toda una narrativa basada en sus creencias para explicar su sufrimiento, haciendo que sea más difícil deshacerse de ese malestar.

Por ejemplo, alguien que cree firmemente que “nunca más encontrará la felicidad” tras una pérdida amorosa puede experimentar un dolor que no se basa en hechos, sino en su interpretación del futuro. Aunque racionalmente sepa que las cosas pueden mejorar, la creencia pesimista le impide aceptar esa posibilidad.

Creencias y miedo: La búsqueda de seguridad emocional

Muchas creencias están diseñadas para ofrecer una sensación de seguridad y control en un mundo incierto. Sin embargo, cuando esas creencias se ven amenazadas, generan miedo e inseguridad.

El sufrimiento se convierte entonces en una respuesta emocional al miedo de perder lo que esa creencia prometía: estabilidad, amor, felicidad, etc. Una persona que cree que «la vida debería ser justa» puede sufrir enormemente al enfrentar injusticias, porque la realidad no cumple con su expectativa idealizada.

El sufrimiento surge de la discrepancia entre la expectativa mental y lo que realmente ocurre, no de los hechos en sí. Las creencias y convicciones no solo están ligadas al pensamiento, sino también al apego emocional.

Las personas tienden a aferrarse a sus creencias porque estas les proporcionan identidad y propósito. Renunciar a una creencia puede sentirse como una pérdida personal, lo que aumenta el sufrimiento.

Por ejemplo, alguien que cree que “debe ser siempre fuerte” puede sufrir al sentirse vulnerable, porque interpretar esa vulnerabilidad como un fracaso personal lo lleva a experimentar emociones de vergüenza y dolor. Aunque el conocimiento racional le indique que ser vulnerable es normal, la creencia lo mantiene atrapado en el sufrimiento.

¿Cómo superar el sufrimiento basado en creencias?

La reflexión interna ayuda a identificar qué creencias están alimentando el sufrimiento. Entender que la vida no siempre sigue nuestras expectativas puede ayudar a reducir el sufrimiento.

Aceptar que es normal no cumplir con todas las expectativas y ser amable con uno mismo facilita el proceso de sanación. El conocimiento racional permite encontrar aprendizajes en situaciones difíciles, mientras que las creencias rígidas impiden esta flexibilidad.

Preguntarse si esas convicciones siguen siendo útiles o necesarias puede ayudar a liberarse del sufrimiento. El sufrimiento por convicción o creencia es más común de lo que parece y puede ser más intenso que el dolor basado en el conocimiento.

Las creencias moldean nuestra interpretación de la realidad y, cuando no se alinean con los hechos, generan conflicto interno. Las expectativas incumplidas, el miedo a la pérdida, y la necesidad de control son factores que alimentan este tipo de sufrimiento.

A diferencia del conocimiento, que puede proporcionar una perspectiva objetiva, las creencias operan en un nivel emocional profundo y difícil de cambiar. Superar este tipo de sufrimiento implica desarrollar autoconciencia, cuestionar creencias limitantes y aprender a aceptar la incertidumbre y los cambios como parte de la vida.

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