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Un ataque de pánico no es común en las personas, pero si en las que no saben cómo controlar sus ansiedades, en realidad no es algo que está preestablecido, sino que la persona tiene que estar en un estado de tensión inadvertido como para que se active, ahora, el problema se hace evidente a los ojos de los demás cuando se repite.
En este caso, si la persona en la cual nunca ha tenido un ataque de pánico y de pronto le da, es claro síntoma de que ha perdido el control de su mente por lo tanto, como su mente se dio cuenta de que sintió una emoción entonces razona, «Ah esto si me sirve porque si siento» Ahora con ese razonamiento sabe que si le sirve por lo tanto lo vuelve a repetir.
El porcentaje es elevado de que le vuelva un ataque de pánico. Como le dije su mente ya sabe el proceso y lo único que hace es hacer el mismo proceso. Ahora, ¿Por qué da un ataque de pánico? Como ya sabe que es porque pierde el control pero, lo que hace que usted llegue hasta ese punto es porque tiene algo en su mente con lo que está jugando una y otra vez.
Acciones no resueltas
Si fuera algo gracioso no hubiera ningún problema, pero lamentablemente con lo que su mente juega siempre es con algo que usted no ha podido resolver, ahora por mucho que busca una salida al problema no lo encuentra, pero no queda ahí, esto se acompaña de otros complementos que por lo general son de presión.
En este caso puede ser deudas contraídas o de terceros que en este caso por alguna razón tiene que estar involucrado, también puede estar acompañado de depresiones de personas allegadas a ella o él, en total se hace un todo y como no sabe qué hacer se asusta pero como hace lo posible por controlar, llega un momento en que su mente dice «Ya hasta aquí no más»
Lo primero que se le ocurre es mandar un ataque de pánico como para que la persona se ponga alerta pero al mismo tiempo se da cuenta que la sensación de emoción fue efectiva, guarda el proceso.
Después de un tiempo su mente se da cuenta que usted no ha hecho nada por remediar su acción, entonces le manda otro proceso de un ataque de pánico y de ahí en adelante lo hará con más facilidad.
La costumbre de sufrir
El resultado de todo esto es que la persona queda hecho un guiñapo temeroso por todo. Todo esto es porque no ha encontrado la forma de mantener las cosas en su puesto, lamentablemente la mayoría le encanta sufrir o que les tengan lástima y por eso no encuentran una salida, es como que se ponen ciegos.
Lo mejor que se puede hacer como para que el ataque no sea fuerte es buscar en su mente la imagen de un bebé riéndose, ¿Quién no se tranquiliza viendo a un bebé riéndose? Con mucha más razón si es alguien a quien ama mucho.
O puede optar por otra imagen que lo haga reír en este caso de algo que le haya pasado. Ahora si no les funciona nada de eso, ya saben dónde me pueden encontrar y le resuelvo el problema de un ataque de pánico.
¿Qué es el Pánico?
El pánico es una respuesta emocional intensa que puede surgir en situaciones percibidas como amenazantes o abrumadoras. Se caracteriza por una sensación de miedo extremo, ansiedad y, en algunos casos, una sensación de pérdida de control.
Este fenómeno puede manifestarse en diversos contextos, desde situaciones de estrés cotidiano hasta momentos de crisis. El pánico puede ser desencadenado por diversos factores, incluidos problemas emocionales, experiencias traumáticas pasadas, o incluso cambios químicos en el cerebro.
En su forma más extrema, se manifiesta como un ataque de pánico, que puede ser aterrador para quienes lo experimentan. Un ataque de pánico es un episodio repentino de miedo o malestar intenso que alcanza su punto máximo en cuestión de minutos. Los síntomas físicos y emocionales que acompañan a un ataque de pánico pueden incluir:
Palpitaciones o aceleración del ritmo cardíaco
Las palpitaciones son una experiencia común que muchas personas han sentido en algún momento de sus vidas. Se describen como una sensación inusual en el pecho, donde el individuo percibe que su corazón late de manera irregular, demasiado rápido o de una forma que puede parecerle intensa o anormal.
Este fenómeno puede ser alarmante, especialmente cuando ocurre de manera repentina o sin un desencadenante aparente. La aceleración del ritmo cardíaco, o taquicardia, es una de las manifestaciones más comunes de las palpitaciones.
En condiciones normales, el corazón late entre 60 y 100 veces por minuto. Sin embargo, durante episodios de palpitaciones, este ritmo puede aumentar considerablemente, a menudo superando las 100 pulsaciones por minuto.
Esta aceleración puede estar acompañada de otros síntomas, como sudoración, dificultad para respirar, mareos o una sensación de inminente peligro. Existen múltiples causas que pueden desencadenar palpitaciones.
Factores emocionales como la ansiedad, el estrés o el miedo son contribuyentes significativos. También, el consumo de sustancias como cafeína, alcohol y nicotina puede exacerbar la situación.
Además, ciertas condiciones médicas, como trastornos tiroideos, anemia o problemas cardíacos subyacentes, pueden estar implicadas en la aparición de palpitaciones. Es importante diferenciar entre palpitaciones benignas y aquellas que pueden indicar un problema más serio.
Si bien en muchos casos las palpitaciones son inofensivas y pueden atribuirse a factores temporales, es fundamental prestar atención a la frecuencia y duración de estos episodios. En caso de que las palpitaciones sean persistentes o vengan acompañadas de síntomas severos, se recomienda buscar atención médica para una evaluación adecuada.
Otros síntomas:
Sudoración: Un aumento en la sudoración, a menudo asociado con el miedo.
Temblor o sacudidas: Movimientos involuntarios del cuerpo debido a la ansiedad extrema.
Dificultad para respirar: Sensación de que no se puede obtener suficiente aire o que se está asfixiando.
Sensación de despersonalización**: La persona puede sentirse desconectada de su cuerpo o de su entorno.
Miedo a perder el control o volverse loco
El miedo a perder el control o volverse loco es una experiencia profundamente angustiante que afecta a muchas personas. Este temor puede surgir en situaciones de estrés o ansiedad, donde la mente se siente abrumada por pensamientos y emociones caóticas.
La sensación de estar al borde de la locura puede ser aterradora, generando una espiral de ansiedad que se autoalimenta y exacerba el problema. Para aquellos que experimentan este miedo, puede parecer que cada pensamiento negativo o inquietud es un indicio de que están perdiendo el control.
Esta percepción puede provocar una ansiedad intensa, llevando a la persona a evitar situaciones que podrían desencadenar estos sentimientos. Por ejemplo, alguien que teme perder el control en público puede evitar salir o interactuar socialmente, lo que puede aislarlo aún más y aumentar su malestar emocional.
La intensidad de este miedo a menudo se relaciona con la falta de comprensión sobre la naturaleza de la salud mental y el funcionamiento de la mente. La idea de que los pensamientos pueden volverse incontrolables puede ser desestabilizadora, y la persona puede comenzar a cuestionar su propia cordura.
Este ciclo de pensamiento puede crear una sensación de desesperanza, ya que la persona siente que no puede confiar en su propia mente. Es crucial abordar este miedo con empatía y comprensión.
Muchas veces, hablar sobre estos sentimientos con un profesional de la salud mental o un ser querido puede ayudar a desmitificar el miedo. Además, técnicas de manejo del estrés, como la meditación, la respiración profunda y la práctica de la atención plena, pueden ser herramientas efectivas para recuperar el sentido de control y calma. En última instancia, reconocer que estos sentimientos son comunes y tratables puede ser un paso esencial hacia la sanación.
Modos de evitar los ataques de pánico con P.N.L.
Muchas personas experimentan un terror intenso durante un ataque, creyendo que pueden estar en peligro inmediato. Un ataque de pánico puede ser provocado por diversos factores, como el estrés, la ansiedad generalizada, o incluso sin un desencadenante aparente.
Aunque los ataques de pánico son comunes, pueden llevar a una preocupación constante sobre su ocurrencia, lo que puede limitar la vida diaria y llevar al desarrollo de trastornos de ansiedad.
La Programación Neurolingüística (P.N.L.) es una técnica que se centra en la relación entre el lenguaje, la conducta y la neurología, y puede ser particularmente efectiva para abordar los ataques de pánico.
La P.N.L. enfatiza la importancia de identificar y cambiar patrones de pensamiento negativos. Al tomar conciencia de los pensamientos que preceden un ataque de pánico, se puede trabajar en reprogramar la mente para adoptar una perspectiva más positiva y realista.
El anclaje, esta técnica implica asociar un estado emocional positivo a un gesto físico específico. Al crear un ancla que evoque sentimientos de calma y seguridad, se puede activar esta respuesta emocional cuando surgen situaciones estresantes.
La visualización creativa es una herramienta poderosa en P.N.L. Imaginando escenarios positivos y exitosos en situaciones que normalmente desencadenan pánico, se puede entrenar la mente para enfrentar esos momentos con confianza y tranquilidad.
Las submodalidades son las características de nuestras experiencias sensoriales. Por ejemplo, la forma en que visualizamos un recuerdo o cómo lo sentimos emocionalmente. Al cambiar las submodalidades de un recuerdo traumático o estresante, se puede reducir la intensidad emocional asociada con él.
Reestructuración del lenguaje y modelado
Las palabras que usamos para describir nuestras experiencias pueden influir en nuestras emociones. Aprender a reformular el lenguaje que utilizamos para hablar sobre el pánico puede ayudar a desensibilizarnos frente a él y a crear un enfoque más equilibrado y constructivo.
Observando y aprendiendo de personas que manejan bien la ansiedad o el pánico, se pueden adoptar comportamientos y estrategias efectivas para gestionar el propio pánico. El pánico es una experiencia intensa que puede afectar significativamente la vida de una persona.
Comprender el proceso de un ataque de pánico y sus síntomas es el primer paso para enfrentarlo y superarlo. A través de la P.N.L., es posible desarrollar herramientas y estrategias para prevenir y manejar los ataques de pánico, permitiendo a las personas recuperar el control sobre sus vidas.
La práctica constante de las técnicas de P.N.L. no solo puede ayudar a reducir la frecuencia e intensidad de los ataques de pánico, sino que también puede promover una mayor autoconfianza y bienestar emocional.
Si bien el pánico puede ser aterrador, con la combinación adecuada de técnicas y enfoques, es posible transformarlo en una experiencia manejable y, en última instancia, superable.