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Un cordial saludo. Quién creería que un cordial saludo sea entendido como un ataque de parte del que lo escucha. Pues sí, eso me pasó uno de los días al cual le dedico tiempo a mi trabajo, la pregunta es ¿Cómo una persona puede estar tan mal en su estado de ánimo como para mal interpretar un saludo? Estoy seguro que la educación está por delante y ante que todo tiene que ser parte de nuestro ser.
Cómo para que me entiendan, hace unos días entró una señora como de unos 50 años con un repuesto en la mano de los que yo no vendo, pero en vista de que no saludó al entrar entonces le di un «Buenos días señora» acto seguido la señora me miró extrañada y con una comunicación no verbal bastante evidente de que le molestó mi saludo.
Se acerca un poco y «Oiga, tengo a mi padre enfermo, tengo a mi esposo enfermo, tengo a un hijo enfermo y ¿Usted cree que tengo tiempo para pensar que tengo que decir buenos días?» con las palabras de la señora, me quedé pensativo por un rato y pensé «¿Qué habrá hecho esta señora para que le haya caído las 7 plagas?» claro que un poco exagerado pero que más podía pensar con esa actitud.
La educación está presente
En vista que la señora me seguía mirando con mala cara le tuve que aclarar que la educación está por delante y no hay vuelta que dar. Mis palabras le llegaron hasta el cogote por la cual me dice «Qué se cree, ¿Acaso tengo tiempo para pensar en eso?» en vista de que era un caso perdido me limité a preguntarle que deseaba, aunque ya sabía lo que quería pero quería sentirme bien al decirle «No vendo eso»
La señora no me dio tiempo de satisfacer mi ego y lo único que hizo fue darse media vuelta y se fue. ¿Piensan que una persona puede ser merecedora de tanto sufrimiento como el de la señora? Yo creo que no, pero hay algo que quizás fomente todo lo que le pasa, posiblemente ella sea una persona envidiosa, orgullosa, pesimista con tendencias a la tragedia, habladora con cizaña y para terminar casi seguro en un 80% de que asiste a una iglesia.
La calamidad de la humanidad
Toda persona que tiene todas esas «Cualidades» es fijo candidato si es que aún no ha sido elegido, a padecer toda clase de infortunios, ¿Por qué es así? Pues porque sus pensamientos siempre están en la tragedia, piensan en lo que no tienen y por eso es la envidia, creen que con lo poco que tienen ya alcanzaron el cielo y por eso el orgullo, son pendientes al sufrimiento y por eso creen que todo tiene que ser y por eso el pesimismo.
Las personas deben entender que por mucho que esté pasando mal, ¿Qué culpa tiene el vecino de sus males? Y peor si es persona que no conoce. Todo radica en que piensa, en que se enfoca su mente.
De pronto usted piensa que el día es hermoso pero en verdad sintiendo que es hermoso, pues para milagro así será, entonces si usted piensa que el día es malo, todo lo malo le puede pasar.
Aunque muchos digan que no es cierto porque si de pronto hay día muy bonito y sin avisar cae una lluvia espantosa, lo primero que van a decir es ¡Maldita lluvia que nos ha dañado el día! Pues la verdad es que si usted quiere ver la lluvia como una bendición o mejor momento como para pasar en unión con su familia, pues será el mejor de los días. No me crean, compruébenlo y verán que es tan efectivo como un cordial saludo.
La Educación y la Cortesía
La educación ha sido considerada durante siglos como un pilar fundamental de la civilización. Esta no solo se refiere a la adquisición de conocimientos académicos, sino también a la formación de valores, actitudes y comportamientos que permiten a los individuos interactuar de manera efectiva en la sociedad.
Se dice que una persona educada es bienvenida en cualquier lugar, ya que se espera que posea una serie de habilidades sociales y éticas que facilitan las interacciones interpersonales.
En este sentido, la educación incluye el aprendizaje de normas y expectativas sociales que ayudan a las personas a desenvolverse en diversas situaciones. Por ejemplo, una persona educada entiende la importancia de saludar a otros, ya que este gesto no solo muestra respeto, sino que también establece una conexión humana que puede ser fundamental en la construcción de relaciones.
Sin embargo, surge la pregunta: ¿Es la educación lo mismo que ser cordial? La respuesta a esta pregunta es más compleja de lo que podría parecer a simple vista. La cortesía se refiere a comportamientos y actitudes que demuestran respeto y consideración hacia los demás.
Mientras que la educación proporciona el conocimiento necesario para interactuar adecuadamente en la sociedad, la cortesía implica un nivel más profundo de empatía y atención hacia los sentimientos de los demás. Una persona puede ser educada en el sentido de tener conocimientos formales y habilidades sociales, pero eso no garantiza que siempre actúe de manera cortés.
Por ejemplo, una persona puede conocer las normas de etiqueta, como saludar al entrar en una habitación o dar las gracias después de recibir un favor, pero si no siente genuino respeto o interés por los demás, su comportamiento puede parecer superficial o mecánico.
La cortesía nace aunque sepa como serlo
En otras palabras, aunque la educación puede equipar a una persona con las herramientas necesarias para ser cortés, la cortesía nace de una comprensión más profunda de la humanidad compartida.
La cortesía también puede verse afectada por el contexto social, cultural y emocional. En algunas culturas, los saludos y la manera de interactuar pueden variar considerablemente, lo que puede dar lugar a malentendidos.
Sin embargo, la cortesía universalmente implica un deseo de conectar, de mostrar respeto y de crear un ambiente armonioso. Existen diversas razones por las cuales una persona puede optar por no saludar a los demás, y estas pueden ser tanto internas como externas.
Las emociones juegan un papel crucial en cómo nos relacionamos con los demás. Una persona que atraviesa un momento difícil, como la pérdida de un ser querido o problemas de salud mental, puede encontrarse aislada socialmente.
La tristeza, la ansiedad o la depresión pueden hacer que alguien evite el contacto social, incluso con conocidos o amigos. En estos casos, la falta de saludo no es necesariamente una falta de educación o cortesía, sino una manifestación de su estado emocional.
La forma en que se saludan las personas varía enormemente entre diferentes culturas. En algunas sociedades, los saludos son muy formales y rituales, mientras que en otras son más informales.
Alguien que ha crecido en un entorno donde no se enfatiza la importancia de los saludos puede no considerar necesario saludar a los demás. Además, en contextos sociales específicos, como entornos laborales, algunas personas pueden sentirse incómodas al saludar debido a la naturaleza de sus relaciones con sus colegas.
Personalidad y Temperamento
La personalidad de un individuo también influye en su comportamiento social. Las personas introvertidas, por ejemplo, pueden sentir ansiedad en situaciones sociales y, como resultado, pueden evitar saludar a los demás. En contraste, las personas extrovertidas suelen disfrutar del contacto social y son más propensas a saludar a otros.
La timidez y la falta de confianza en uno mismo también pueden ser barreras para el saludo. Una persona que se siente insegura en su capacidad para interactuar con otros puede optar por evitar el saludo como un mecanismo de defensa.
La falta de familiaridad con una persona puede llevar a la reticencia a saludar. Si una persona no está segura de cómo abordar a alguien o si no se siente cómoda en la interacción, puede elegir no saludar en absoluto. Esto puede ser especialmente cierto en entornos donde las personas no se conocen bien, como en eventos sociales o reuniones.
La cortesía y la educación son esenciales para el funcionamiento saludable de cualquier sociedad. Los saludos y otras formas de interacción cortés son fundamentales para construir y mantener relaciones. Un simple saludo puede ser el primer paso hacia una conversación significativa o una conexión más profunda.
Cuando las personas se sienten valoradas y respetadas, es más probable que respondan de manera positiva y contribuyan a un ambiente armonioso. La cortesía no solo mejora las relaciones interpersonales, sino que también puede influir en la cultura organizacional, el ambiente escolar y, en general, en la calidad de vida en una comunidad.
Además, la cortesía actúa como un poderoso antídoto contra la indiferencia y la desconexión social. En un mundo donde las personas pueden sentirse solas o aisladas, pequeños gestos de cortesía pueden marcar una gran diferencia. Un saludo cálido o una sonrisa pueden alegrar el día de alguien y recordarles que no están solos en su viaje.
Conclusión
La educación y la cortesía son conceptos interrelacionados pero distintos. La educación proporciona las herramientas necesarias para interactuar adecuadamente en la sociedad, mientras que la cortesía nace de un lugar de empatía y respeto genuino hacia los demás.
La falta de un saludo puede tener múltiples causas, que van desde factores emocionales hasta diferencias culturales y personales. Entender estas razones puede ayudarnos a ser más compasivos y pacientes con los demás, reconociendo que cada individuo tiene sus propias luchas y circunstancias.
En última instancia, fomentar la cortesía en nuestras interacciones diarias puede contribuir a una sociedad más amable y conectada, donde cada individuo se sienta valorado y bienvenido.