Miedo y enfermedad van juntas

Miedo y enfermedad van juntas aunque no lo puedan creer, ahora, ¿Quién lo puede afirmar? Quien lo niegue o lo afirme no quiere decir que sea real o una mentira pero lo que si se puede afirmar con certeza es que una persona temerosa es enfermiza, esto lo saben los mismos médicos pero no es su campo el decirlo.

Esto es más notorio en personas de edad mediana pero solo cuando han sido luchadores y me refiero a todo género, ahora, esto se hace muy evidente cuando desde muy pequeños han sido acostumbrados a tener todo en la mano, es decir, lo sobreprotegiendo sin darle el tiempo de pensar en que ellos pueden hacer todo sin ayuda.

Miedo y enfermedad van juntas
Miedo y enfermedad van juntas

¿Miedo y enfermedad?

Ahora, si se preguntan, ¿En que momento se genera la enfermedad? Esto se va creando con el tiempo de una forma sistemática con palabras que los padres le van diciendo, palabras como: cuidado, te vas a caer, no, te vas a enfermar, te vas hacer daño, no te mojes, tápate que hace frío, reza para que Dios te ayude, etc.

Esto no tuviera efecto en nadie si no fuera acompañada de ¡ ! que es justamente lo que le da el toque especial en el mensaje y que hace que entre directamente en el cerebro del niño. Los gestos acompañado de palabras como estas se convierten en programas mentales, que a más años más efectivos se hacen.

Esto genera miedo a morir que al comienzo como todo programa no tiene mucho efecto si es que no tiene los componentes que hacen que funcione, es decir, ninguna computadora puede tener un software si es que no tiene razón para estar ahí, nadie lo insertaría, ¿Para qué si no lo necesita? Por lógica no lo haría.

En el caso de que lo haga como lo hacen casi el común de las personas, es porque espera para usarlo. Esto es igual cuando alguien compra un arma, nadie lo está atacando pero la compra, ahora como algo natural en las personas que compran un arma, siempre se la pasan mirándola o la tocan hasta que, alguien se le acerca con malas intenciones.

Esto se llama la ley de la atracción, eso quiere decir que todo igual atrae a su igual y si tienes miedo pues el miedo es tu compañero, en este caso, si tienes miedo a enfermarte o le transmites el miedo a enfermarse a tu hijo, pues eso es lo que tendrá como fiel compañero que estará listo para pescar cualquier enfermedad.

Miedo y enfermedad van juntas

Y eso es un hecho y todo es porque mucha gente desconoce como es el proceso de una enfermedad, no refiero a la explicación que da la medicina ya que ellos te van a dar un millón de razones de por qué te vas a enfermar, en cambio yo te puedo dar una sola, esto es la ignorancia.

No voy a negar que soy un número uno en ignorar pero esto me da una razón poderosa para aprender y seguir investigando, el punto en esto es que al no saber como se origina la enfermedad y solo tomas por cierto lo que te dice el médico, siempre serán un candidato a enfermarse ya que el miedo las atrae.

Miedo y enfermedad van juntas pero solo hasta que una persona empieza a conocer el proceso de la vida y no de la muerte, solo hasta ahí llega la enfermedad. Con esto no digo que nadie se va a enfermar, lo que digo es que si en el caso de que llegara, simplemente se va como cualquier entrometido que llega a tu casa sin tu invitación. El miedo y enfermedad van juntas pero solo si tú se lo permites.

Perspectiva médica sobre la enfermedad

La medicina moderna ha reconocido que las emociones, especialmente el estrés y el miedo, pueden tener un impacto significativo en la salud física. A continuación, se presentan algunas formas en que estas emociones pueden contribuir a diversas enfermedades.

El estrés y su efecto en el cuerpo. Cuando una persona experimenta miedo o estrés, se activa el eje HHA, que libera hormonas como el cortisol y la adrenalina. Estas hormonas son útiles en situaciones de emergencia, pero su producción constante puede tener efectos perjudiciales.

A niveles elevados, el cortisol puede debilitar el sistema inmunológico, aumentar la presión arterial y contribuir al aumento de peso. Las enfermedades que son todas relacionadas con el estrés.

Enfermedades cardiovasculares: El estrés crónico puede llevar a condiciones como la hipertensión y aumentar el riesgo de ataques cardíacos. Según estudios, las personas que experimentan altos niveles de estrés tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas.

Problemas digestivos: El miedo y la ansiedad pueden afectar el sistema digestivo, provocando trastornos como el síndrome del intestino irritable (SII), gastritis o úlceras gástricas. La conexión entre el cerebro y el intestino es fuerte, y las emociones pueden influir en la salud gastrointestinal.

Trastornos inmunológicos: El estrés prolongado puede comprometer el sistema inmunológico, aumentando la susceptibilidad a infecciones y enfermedades autoinmunes. Las investigaciones han demostrado que las personas con estrés crónico tienen más probabilidades de enfermarse.

Condiciones emocionales: A menudo, el miedo y la ansiedad pueden manifestarse en condiciones de salud mental como la depresión o trastornos de ansiedad, lo que a su vez puede afectar el bienestar físico general.

Estudios de referencia

Estudio de la Universidad de Stanford: Se ha demostrado que las personas que manejan mejor el estrés tienden a tener una mejor salud cardiovascular.
Investigaciones de la Asociación Americana del Corazón: Han encontrado correlaciones entre niveles altos de estrés y un mayor riesgo de problemas cardíacos.

Es fundamental entender que las emociones no solo son experiencias subjetivas, sino que tienen efectos tangibles y medibles en nuestra salud física. La medicina está comenzando a reconocer esta conexión, lo que subraya la importancia de abordar tanto el bienestar emocional como físico para una salud integral.

Cómo evitar que el estrés invada tu sentir

Prácticas de Atención Plena (Mindfulness): La atención plena te ayuda a centrarte en el momento presente y a observar tus pensamientos y sentimientos sin juzgarlos. Puedes practicar la meditación, la respiración consciente o simplemente tomarte un momento para apreciar lo que te rodea.

Ejercicio regular: La actividad física libera endorfinas, que son hormonas que mejoran el estado de ánimo. Encuentra una actividad que disfrutes, ya sea caminar, correr, practicar yoga o bailar, y hazla parte de tu rutina.

Técnicas de relajación: Practica técnicas de relajación como la respiración profunda, la relajación muscular progresiva o la visualización. Estas prácticas pueden ayudar a reducir la tensión y promover una sensación de calma.

Establecer límites: Aprende a decir “no” cuando sea necesario y establece límites claros en tus relaciones y responsabilidades. Esto te ayudará a evitar la sobrecarga y el agotamiento emocional.

Conectar con otros: Hablar con amigos o familiares sobre tus sentimientos puede ser muy terapéutico. Busca apoyo social y rodéate de personas que te comprendan y te hagan sentir bien.

Desarrollar una rutina: Tener una rutina diaria puede proporcionar estructura y previsibilidad, lo que puede ayudar a reducir la sensación de caos y estrés.

Tiempo para ti mismo: Dedica tiempo a actividades que te gusten y te relajen, como leer, pintar o disfrutar de la naturaleza. El autocuidado es fundamental para el bienestar emocional.

Limitar la exposición a factores estresantes: Si es posible, identifica y reduce la exposición a situaciones o personas que te causan estrés. Esto puede incluir limitar el tiempo en redes sociales o evitar conversaciones negativas.

Practicar la gratitud: Mantén un diario de gratitud donde escribas cosas por las que te sientes agradecido cada día. Esto puede cambiar tu perspectiva y ayudarte a enfocarte en lo positivo.

Buscar Ayuda Profesional

Si el estrés se vuelve abrumador, considera buscar la ayuda de un profesional, como un terapeuta o consejero. Ellos pueden ofrecerte herramientas y técnicas específicas para manejar el estrés. La Programación Neuro – Lingüística es la mejor opción para eliminar todo lo que tenga que ver con Estrés.

Conclusión

El manejo del estrés es esencial para mantener el bienestar emocional y físico. Incorporar estas prácticas en tu vida diaria puede ayudarte a reducir la carga del estrés y promover una mayor sensación de paz y felicidad. Recuerda que cada persona es diferente, así que encuentra lo que mejor funciona para ti.

Formas de reducir el estrés: Ejercicios

Correr puede ser muy beneficioso para reducir el estrés, pero es importante hacerlo de manera gradual, especialmente si has estado inactivo durante un tiempo. Aquí algunas recomendaciones sobre ejercicios que pueden ayudarte a manejar el estrés y cómo reincorporarte a la carrera de forma segura.

Correr: Libera endorfinas, mejora el estado de ánimo y puede ser una excelente forma de liberar tensiones. Comienza con sesiones cortas de 10 a 15 minutos y aumenta gradualmente la duración y la intensidad. Alternar entre caminar y correr puede ser una buena manera de empezar el ejercicio.

Caminar: Es una forma de ejercicio de bajo impacto que también puede ayudar a despejar la mente y reducir el estrés. Intenta caminar al aire libre y disfrutar de la naturaleza. Incluso paseos cortos pueden ser efectivos.

Yoga: El yoga combina movimientos físicos con respiración y meditación, lo que ayuda a reducir el estrés y la ansiedad. Busca clases en línea o en tu área, o sigue vídeos en casa que se adapten a tu nivel.

Natación: Es un ejercicio de bajo impacto que relaja el cuerpo y puede ser muy refrescante. Intenta nadar al menos una vez a la semana para mejorar tu resistencia y reducir el estrés.

Entrenamiento de fuerza: Levantar pesas o hacer ejercicios de resistencia puede ayudar a liberar endorfinas y construir músculos. Comienza con ejercicios de peso corporal (como flexiones y sentadillas) antes de avanzar a pesas más pesadas.

Ejercicios de respiración y meditación: No son ejercicios físicos tradicionales, pero pueden ayudar a reducir la tensión y promover la calma. Dedica unos minutos al día a ejercicios de respiración profunda o meditación guiada.

Consejos para incorporarte a correr

Escucha a tu Cuerpo: Si sientes dolor en las piernas o el abdomen, no te fuerces. Es normal tener cierta incomodidad al volver a correr, pero el dolor intenso puede ser una señal de que necesitas descansar.

Establece Metas Realistas: Fija metas alcanzables y no te apresures en el proceso. La paciencia es clave para evitar lesiones. Mantente hidratado antes, durante y después de correr, y asegúrate de consumir una dieta equilibrada que te proporcione la energía necesaria.

El calentamiento y el estiramiento son importantes para prevenir lesiones y mejorar la flexibilidad. Si correr resulta demasiado duro al principio, actividades como andar en bicicleta o usar una máquina elíptica pueden ser buenas alternativas hasta que te sientas más fuerte.

Correr puede ser muy efectivo para reducir el estrés, siempre que se haga de manera segura y gradual. Escucha a tu cuerpo, y si continúas sintiendo molestias, podría ser útil consultar a un profesional de la salud o un entrenador personal para recibir orientación específica.

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